El mundo observado/El mundo concebido, (The World Observed/The World Conceived, 2006), de Hans Radder, ediciones del Lirio, México, 2011, 298 p.
Main Article Content
Abstract
Observa Coleridge, escribe Borges, “que todos los hombres
nacen aristotélicos o platónicos. Los últimos sienten que las clases, los
órdenes y los géneros son realidades; los primeros, que son
generalizaciones; para éstos, el lenguaje no es otra cosa que un
aproximativo juego de símbolos; para aquéllos es el mapa del universo. El platónico sabe que el universo es de algún modo un cosmos, un orden; ese orden, para el aristotélico, puede ser un error o una ficción de nuestro conocimiento parcial” (El ruiseñor de Keats, Otras Inquisiciones). Dicha clasificación en clave genética constituye un sugerente esquema –con todas las naturales limitaciones del caso– para delinear los derroteros de la filosofía de la ciencia (empírica): o bien se han
privilegiado los elementos empíricos en el nacimiento de la ciencia o bien aquellos constructos teóricos que la hacen posible (inteligible). Así, por ejemplo, se ha considerado que la observación constituye la clave en la explicación de su emergencia, para los primeros; que ocupa un lugar subsidiario, de acuerdo a los segundos; que los conceptos tendrían su origen en la experiencia para aquéllos, que serían entidades ideales para éstos.
Downloads
Article Details
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina (CC BY-NC-ND 2.5 AR)
Usted es libre de:
Compartir — copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato
La licenciante no puede revocar estas libertades en tanto usted siga los términos de la licencia