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"JINETES DE ESCOBAS" APORTES DEL ARTE ANTE LA VULNERABILIDAD SOCIAL

*MARÍA YTATI VALLE

mariaytativ@gmail.com

Museo Tecnológico del Agua y del Suelo, DPA.

Río Negro Escuela de Arte “Alcides Biagetti”, DGCyE. Bs. As.

"Jinetes de escobas" Aportes del arte ante la vulnerabilidad social

Resumen:

El presente trabajo se interroga para qué sirve el arte ante la vulnerabilidad que hiere especialmente a nuestros niñ@s y adolescentes, recupera la concepción de que todos poseemos una “conciencia imaginante” que nos iguala que nos permite fantasear como el niño que monta una escoba, como cuando vamos al cine y soñamos el sueño del director. Porque como planteó J. P. Sartre el arte es un irreal. Lo irreal está producido fuera del mundo por una conciencia que queda en el mundo y el hombre imagina porque es trascendentalmente libre. Observamos esta actitud en artistas como J. Beuys quienes pensaron la relación entre arte y vida. Desde este posicionamiento propusimos reflexionar para qué el arte ante la vulnerabilidad social, quizás para “enrular la vida.”

Palabras clave: Arte; imaginación; lo irreal; sueño; arte conceptual

 

Reseña curricular:

*Viedmense. Profesora y Licenciada en Historia de las Artes Visuales (UNLP) Magister en Estudios Políticos (UNR) Doctorando en Ciencias Sociales (UNQ) Premio Joaquín V. Gonzalez (mejor promedio, UNLP). Se ha desempeñado como docente e investigadora en distintas universidades (UNLP, UNS, PEUZO) Cuenta con presentaciones en congresos y jornadas referidas a arte y poder, políticas culturales y museos. Autora de Cuando el elefante blanco se metió en casa. Cultura y política en Río Negro (2012). Empleada a cargo del Museo Tecnológico del Agua y del Suelo y docente del nivel terciario en distintos institutos de la provincia de Buenos Aires, actualmente Escuela de Arte “Alcides Biagetti.”

“Brooms riders”. Arts contribution to social vulnerability.

Abstract

The present paper questions what are the arts for before the vulnerability that hurts particularly our children and adolescents. It retrieves the conception that everyone is in possession of an imagining consciousness that equalises us, that allows us to daydream like the child who rides on a broom, or when we go to the cinema and dream the director´s dream. As J.P. Sartre stablished that the arts are something unreal. The unreal is produced by a consciousness that remains in the world and men imagine because they´re transcendentally free. We detect that attitude in artists like J. Beuys, who thought about connexion between art and life. From that perspective, we propose to reflect on what´s the arts purpose before social vulnerability. Perhaps to curl life up.

Keywords Arts; imagination; the unreal; dreams; conceptual art.

"JINETES DE ESCOBAS" APORTES DEL ARTE ANTE LA VULNERABILIDAD SOCIAL

En distintas clases de Teoría del Arte surge la pregunta: para qué sirve el arte, qué rol ocupa en nuestros días. Este año, el interrogante se actualizó en una charla brindada por el Espacio Interinstitucional con infancia/s y adolescencia/s: “El Hormiguero” (UNCO-CURZA) en la Escuela de Arte “Alcides Biagetti” (junio 2016)1. Ocasión en la que sus integrantes compartieron experiencias: casos que implicaban historias de vida de nuestros niñ@s y adolescentes en estado de fragilidad y vulnerabilidad. Entonces para qué el arte, ¿acaso nuestras disquisiciones teóricas no nos convierten en “cómplices” de esta desigualdad y violencia que vulnera vidas?, ¿es posible hacer algo desde el arte para modificar nuestra cotidianeidad?

Mientras escribo, suena muy despacio “…que lindo que es soñar/soñar no cuesta nada/soñar y nada más/ soñar con los ojos abiertos…”2 ahí percibo un primer espacio desde dónde pensar el arte, como aquella práctica que nos permite soñar con los ojos abiertos. Basta ver a los niños que montan en una escoba desechada, rota y tomada de un contenedor y de golpe ya no es la escoba, se transforman en jinetes que cabalgan sobre sus briosos corceles, pero un grito irrumpe el sueño, balas, corridas y ya no hay tiempo para soñar con los ojos abiertos. Ya nada mediatiza ni demora la respuesta, la violencia se explicita, ya no se permite fantasear, acaso los mismos adultos que empuñan las armas en nombre de la ley tampoco pueden poner palabras, construir símbolos para demorar y la inmediatez lo cubre todo.

Para qué sirve el arte en nuestra sociedad “fast food” quizás sea una práctica que nos permita “enrular nuestras respuestas.” El arte vivenciado -como receptores o productores- se consolida como una práctica que nos humaniza, que enfatiza nuestra definición de “animales simbólicos” (Cassirer, 1940). La pregunta ¿para qué el arte? se contextualiza en la relación arte y vida. La Modernidad nos disciplinó, desde aquel pensamiento kantiano el placer estético se vinculó al arte, el hombre creía en el “progreso”, en los grandes relatos. Pero el siglo XX nos modificó, el Titanic se hundió por un témpano de hielo y a diario se visibilizan matanzas entre los mismos hombres… ¿y el arte? Buscó crear nuevos caminos, poner en duda aquellos discursos triunfalistas. Cabe recordar hacia 1962 la propuesta de un colectivo de artistas europeos que se llamó Fluxus, retomaban el término de flujo- fluir, quizás anticipando la “liquidez” de nuestros tiempos (Bauman, 2002). En su manifiesto pretendieron establecer un estatus no profesional del artista, demostrar su inclusividad, la autosuficiencia del público. Buscaron des-andar los límites del arte, ir más allá de la división arte- vida. Irrumpieron en la escena cotidiana, salieron de los espacios de exhibición, presentaron acciones de arte. Construyeron los “múltiples” objetos de fácil manipulación que se convirtieron en medios para distribuir su mensaje. Entre los artistas de Fluxus se destacó un ex piloto de la II Guerra Mundial que luego a través de su propuesta estética fue uno de los referentes del arte contemporáneo, nos referimos a Joseph Beuys (1921-1986, Alemania) más allá del arte planteó una espiritualización de la humanidad, sostuvo que “…aquello que no se ha empezado desde la idea de la libertad de creación, irá mal. El arte, tomado desde un punto de vista antropológico, es un factor decisivo.” (Entrevista a Joseph Beuys,1985) A modo de ejemplo recordamos una de sus obras más paradigmáticas denominada Coyote: I like America And America likes me, en la René Block Gallery de Nueva York. El artista se encerró por una semana con un coyote salvaje, pero no quería a su llegada ver nada más de América que el coyote, entonces fue cubierto con fieltro y transportado en una ambulancia desde el avión hacia la galería y allí frente al coyote recién dejó el fieltro. Convivió con el animal y buscó recuperar su mismidad, unirse con el poder espiritual del coyote, la energía traumática en la que se conformó el país del norte, cuyas raíces se vincularon a la matanza, la mirada eurocentrista, la colonización, la crítica a los daños de la sociedad de consumo. En su obra reiteró el pasado para cuestionarlo. La cama de paja del coyote, el fieltro, un diario del Wall Street Journal que fuera destruido por el animal, sobre el que también hacía sus necesidades, conformaron las vivencias y objetos en aquella semana que fueron fotografiados, filmados.

Qué decir de esta obra, lo primero que nos demanda es tiempo para pensarla, ahora el goce estético es un goce teorético. Ya no sólo el arte es un saber hacer como aquella concepción de la Antigüedad que lo dividía entre Tekné y Poiesis, entre saber hacer y el artista inspirado por las Musas. Como manifestación del “entusiasmós” en la que el artista era poseído, perdía su estado de conciencia y sin racionalización posible era un medio para que estas se expresaran (Platón, 2010). Entonces la poiesis implicó una manera de comprender el arte que hasta la actualidad permanece en el imaginario social. Desde otra perspectiva también bajo el sol del Egeo en aquella Antigüedad entendieron a la tekné, como saber hacer, que remite a sujetos que según el pensamiento platónico re-producían como verdaderas sus percepciones de las meras sombras. Desde entonces la dicotomía entre el trabajo manual, aquel que sabe hacer, frente a la genialidad de la actividad espiritual. Pero hoy el arte ya no es ni saber hacer ni genialidad externa a la sociedad. Hoy el arte más que antes nos exige un esfuerzo por significar.

Aún recuerdo una charla en la que se criticó por qué para hablar de arte nos remitíamos a Europa, ¿cómo te explico que Fluxus y Beuys son meras excusas para que pensemos el arte ante nuestra vulnerabilidad social? Situados en Viedma y Patagones, le “robamos” la actitud a la antropología y consideramos que el arte nos permite “descotidianizar” convertirnos en rompe-rutinas cotidianas, y quizás en esto todos seamos artistas. (Lins Ribeiro, 1989).

Se trata de mirar desde otras perspectivas, de abrir nuevas ventanas que no se limiten a las pantallas electrónicas, ventanas en las que todo es posible, en las que “lo no dicho” marca la interactividad entre el artista y el espectador. Pero no pretendemos caer en la visión “romántica” que limita el arte a una mera actividad espiritual, porque somos un todo, y recuperar la posibilidad de pensar el arte como un sueño con los ojos abiertos remite a la significación. El semiólogo belga Christian Metz se interesó por la opacidad del cine, por aquella ilusión de realidad que crea. Comparó el cine con el sueño y señaló cómo en ambos casos disminuimos nuestra vigilancia, cuando percibimos las imágenes, los sonidos, estamos introduciéndonos a los “fantasmas” del director, a su sueño propuesto para ser compartido (Metz, 2001).

El niño con su escoba imagina un corcel, “… el acto de imaginación es un acto mágico…” (Sartre, 1964:163). Retomando al escritor francés, podríamos plantear que la escoba es un irreal, está presente pero al mismo tiempo está fuera de su alcance, le insufla un atisbo de vida que proviene de la espontaneidad del niño. Estos objetos son “objetos-fantasmas” ambiguos, fugaces, soporte de cualidades contradictorias, son ellos mismos y a la vez otra cosa distinta de ellos mismos. La importancia de estimular estos juegos es porque -según Sartre- la condición esencial para poder imaginar es nuestra posibilidad de proponer una tesis de irrealidad. Para que una conciencia pueda imaginar tiene que escapar al mundo por su naturaleza, sacar de ella misma una posibilidad de separación respecto al mundo, es decir lograr un “anonadamiento” del mundo pero esto no implica una evasión. Porque el arte no es un “escapismo”, un mero “entretenimiento” que nos evita el ejercicio de libertad, no se limita a un pasatiempo con colores, el arte nos lleva a significar los colores en la vida, que no es una mera individualidad, el arte es comunicación con otro, diálogo abierto, es una práctica social y por lo tanto política. Una comunicación de “malos entendidos” en la que siempre queda un resto, un espacio para seguir significando, un espacio de lo no dicho frente a la transparencia inmediata que exige el Mercado.

Como planteara Heidegger la nada es estructura constituyente de lo existente, para poder imaginar “…basta con que la conciencia pueda superar lo real constituyéndolo como mundo ya que el anonadamiento de lo real siempre está implicado por su constitución en el mundo…” (Sartre, 1964, p. 236).

Entonces todos tenemos la capacidad de imaginar, todos tenemos conciencia imaginante, lo irreal está producido fuera del mundo por una conciencia que queda en el mundo y el hombre imagina porque es trascendentalmente libre. ¿Puede una conciencia no imaginar? Solo si puede estar totalmente pegada a lo existente sin poder ir más allá, pero no podría ser porque todo lo existente queda superado por un más allá, “…lo imaginario es en todos los casos el algo concreto hacia lo cual se supera a lo existente…” (Sartre, 1964, p.240)

Según el posicionamiento de Sartre la obra de arte es un irreal, lleva al espectador a asumir una actitud imaginante. Paso de mi mundo cotidiano, de mi conciencia realizante a convertirme en un voyeur de la historia de amor que sucede en el cine, paso a mi conciencia imaginante. Existe un acto intencional que decide aprehender el objeto estético, jugamos el juego que el artista propone y dejamos de ver manchas de colores sobre un lienzo o escuchar sonidos combinados y es la música, el cine, las artes plásticas. Porque entre lo real y lo irreal existe un espacio de lo “no dicho” un espacio de libertad.

En síntesis, para qué el arte, para animarnos a pensar mundos posibles, y esa actitud viene de la mano del arte que nos “des-anestesia”, que nos permite recuperar nuestra percepción, como dijera Eduardo Galeano definirnos como seres “sentipensantes”, porque quizás pasemos frente al contenedor y veamos basura, escobas rotas, pero ese niño vio un corcel y rápidamente lo anestesiamos para que no perciba, para que obedezca.

1 Disertación: La educación artística y la infancia. Infancia y adolescencia en ambientes vulnerables. Jueves 23 de junio. Organizada por las cátedras de Teoría del Arte y Política Educativa Escuela de Arte Alcides Biagetti. Carmen de Patagones.

2 Letra de canción de Jonhansen, Kevin, Anoche soñé contigo.

 

Referencia

Beuys, J (1985, 24 de octubre): “El arte moderno pertenece al pasado”. El País. Recuperado, http://elpais.com/diario/1985/10/24/cultura/498956407_850215.html

Cassirer, E. (1967) Antropología filosófica. México: Fondo de Cultura Económica. Fernández, O (2011) Beuys: La revolución somos nosotros. Catálogo Exposición en el

Museo Nacional de la Estampa. México: MUNAE. Grüner, E. (2001) El sitio de la mirada. Buenos Aires: Norma.

Lins Ribeiro, G. (1989) Descotidianizar. Extrañamiento y conciencia práctica, un ensayo sobre la perspectiva antropológica. En Cuadernos de Antropología Social,Sección Antropología Social, Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras-UBA, Vol. 2, Nº. 1, 1989, pp. 65-69.

Metz, C. (2001) El significante imaginario. Buenos Aires: Paidós. Platón Ion. Buenos Aires: Eudeba.

Sartre, J. P. 1940 (1964) Lo imaginario. Buenos Aires: Losada.