Revista de Historia, N° 19, Diciembre 2018, pp.193-213 Departamento de Historia, Facultad de Humanidades,
Universidad Nacional del Comahue.
ISSN-e 2591-3190
http://revele.uncoma.edu.ar/htdoc/revele/index.php/historia/index
La población femenina afrodescendiente en Córdoba entre 1700 y 1840 según estudios editados
The afro-descendant female population in Córdoba between 1700 and 1840 according to published studies
* Sonia Colantonio
sonia.colantonio@unc.edu.ar
* * Dora Celton -
*** María del Carmen Ferreyraa
* Licenciada en Antropología y Doctora en Ciencias Naturales, Universidad Nacional de La Plata. Profesora Titular la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Universidad Nacional de Córdoba. Investigadora Principal de CONICET, Presidenta y Vicepresidenta de la Asociación de Antropología Biológica Argentina.
** Profesora, Licenciada y Doctora en Historia (Universidad Nacional de Córdoba) y Especialista en Demografía Histórica (Paris). Investigadora Superior de CONICET. Presidenta de la Asociación Argentina de Estudios de Población (AEPA) y de la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP).
*** Bióloga (Universidad Nacional de Córdoba). Miembro de la Junta Provincial de Historia de Córdoba y Miembro del Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba. Fue Miembro del Programa de Familia y del Programa de Demografía Histórica del Centro de Estudios Avanzados y es Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios en Cultura y Sociedad (CONICET-UNC)
Resumen
Se realiza una revisión de lo conocido sobre la mujer afrodescendiente en la ciudad de Córdoba hasta las épocas en que los registros permiten identificarla por tal condición. El límite temporal final es 1840, correspondiente al censo donde por última vez se consigna la “condición” y en pocos casos la “clase”. Tratamos fundamentalmente fuentes bibliográficas, centrándonos en trabajos con enfoque “poblacional” (principalmente cuantitativos). Se focalizan temas referidos a representación numérica, condición legal (esclavas o libres), ventas y manumisiones y finalmente los trabajos que tratan sobre la formación de pareja y reproducción poblacional de esas mujeres. Revisamos finalmente aportes pasados y presentes sobre su comportamiento demográfico.
Palabras clave: mujer afrodescendiente, estudios previos, Córdoba, Argentina.
Abstract
We performed a review on what is already known about the afro- descendant woman from the city of Cordoba, until when records allowed identifying them by that status. The upper time limit was 1840, corresponding to the last census where the "condition" status and in a few cases the "class" were used. Mainly, we analysed bibliographic resources, including primary documents only when referring to the approaches and results included in the bibliography. We mainly focused on quantitative population-based studies, and contextually, on case or theoretical studies, which provided relevant information but do not allowed us to reach the general behaviour of the population. We concentrated on issues related to numerical representation, legal status (slaves or ‘libres’), sales and manumissions, and finally, on studies dealing with couple establishment and on population reproduction of these women. We finally revised past and present contributions of their demographic behaviour.
Keywords: Afro-descendant women, previous studies, Cordoba, Argentine.
La población femenina afrodescendiente en Córdoba entre 1700 y 1840 según estudios editados
El presente trabajo persigue el objetivo de realizar una revisión de lo publicado hasta el momento acerca de lo conocido sobre la mujer afrodescendiente que vivió en la ciudad de Córdoba, desde sus primeros registros censales hasta las últimas épocas en que dichos registros permitieron identificarla por tal condición. Con esto último queremos indicar que dicho componente poblacional ha pervivido, aunque de manera oculta, pero no existe manera de descubrirlo a través de su nominación en las fuentes escritas. Impondremos entonces como límite temporal más tardío el año 1840, correspondiente al censo en la ciudad capital donde por última vez en la etapa protoestadística se consigna la “condición” -libres o esclavos- de las personas. De ahora en más consignaremos la denominación dada por los empadronadores a cada uno de los sectores poblacionales. Sin duda existió un proceso de mimetismo, en el cual la población se ha mezclado y que los censistas no tuvieron reparo en blanquear o en ignorar el verdadero origen al momento de especificarla.1,2 Es clara además la notable y creciente utilización a través de los registros censales históricos de la categoría denominada “pardo/a” (mientras simultáneamente desaparecen las restantes), categoría que en Córdoba parece estar referida a personas de color, mezcladas, o de “castas”. Según Edwards3 este fenómeno habría posibilitado a la población de origen africano poder escapar de la categoría de “negro” y ser asignada, más blanqueada, a la categoría de los “pardos”.
Este artículo versa fundamentalmente sobre las principales fuentes bibliográficas editadas en revistas científicas y libros, comentando los principales datos que surgen sobre los diferentes temas relacionados con la mujer afrodescendiente en la ciudad de Córdoba y la formación de las “posibles” familias. Destacamos, asimismo, que nos centramos principalmente en los trabajos con una mirada “poblacional”, con perspectivas demográfica y biodemográfica, y consideramos sólo de manera contextual algunos estudios de casos particulares o los enfoques predominantemente teóricos.
De singular ayuda para el abordaje de la temática femenina ha sido el trabajo de Becerra4 quien realizó una exhaustiva síntesis de los estudios sobre esclavos en Córdoba destacando la alta proporción femenina existente.
Córdoba, y especialmente su ciudad capital, fue un centro de distribución de mano de obra esclava hacia Chile y el Alto Perú. Vecinos de la ciudad, comerciantes y órdenes religiosas, particularmente la Compañía de Jesús, poseyeron importantes estancias de producción con mano de obra fundamentalmente esclava. La venta de esclavos era un negocio fructífero que dejaba al amo buenos dividendos, especialmente tratándose de las esclavas mujeres. Tener esclavos implicaba en la Colonia capital económico y social, que condicionaba la ubicación del amo en los más altos estratos sociales cordobeses. Consecuentemente, los esclavos se valorizaban más aún por sus conocimientos y habilidades en cualquiera de los oficios que desempeñaban5.
Tanto esclava como libre, fue muy requerida, y es bien conocida la importancia de las mujeres afrodescendientes en la ciudad de Córdoba, principalmente como mano de obra para las tareas domésticas y por otro lado como sector tanto “productivo” como “reproductivo”. El artículo recorre estudios publicados sobre diferentes aspectos de la situación de la mujer afrodescendiente en el período citado. En primer lugar, las fuentes documentales existentes en los archivos de la ciudad de Córdoba, tanto registros parroquiales, censos protoestadísticos y otra documentación complementaria. Asimismo, se considera la representación porcentual de esas mujeres a través de las diferentes fuentes
Los trabajos consultados analizan la situación de las mujeres esclavas desde el punto de vista de sus condiciones de manumisión, ventas y precios de las mismas. Se muestran también resultados de estudios sobre ilegitimidad, acceso al matrimonio y fecundidad, en particular, su nivel y sus ciclos reproductivos.
Sobre las fuentes documentales
Un exhaustivo relevamiento de fuentes que comprende entre otras a la población de Córdoba, incluyendo todo aquello referido a los afrodescendientes, fue realizado por Siegrist6 a partir de la documentación digitalizada por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La autora muestra que los libros de Bautismo, Confirmaciones, Matrimonio y Defunciones, Expedientes Matrimoniales o de Soltura (soltería) eran registrados separadamente para Españoles y para Castas (o “Gente de Servicio”), donde quedan incluidos los registros de pardos y mulatos (libres o esclavos), mestizos e indios, siguiendo lo reglamentado por las disposiciones emitidas por el Concilio de Trento. La autora enumera los repositorios de las fuentes que fueron digitalizadas y el tipo de documentación presente. Indica el Archivo del Arzobispado, Arquidiócesis de Córdoba, como la fuente que contiene la mayor cantidad de documentación digitalizada que hoy existe para Argentina. Incluye los archivos parroquiales de hechos vitales mencionados más arriba, a los que se suman libros de Dispensas Matrimoniales (1809-1874), de Divorcios y Nulidades Matrimoniales entre 1811 y 1914, Expedientes Matrimoniales entre 1664 y 1914, Información Matrimoniales entre 1889 y 1904, Juicios criminales entre 1699 y 1871, Juicios Eclesiásticos entre 1692 y 1905, Proclamas y Dispensas Matrimoniales entre 1794 y 1905.
A partir de 1778 y hasta 1840 están disponibles para la etapa pre-estadística los censos o padrones de 1778, 1795 (de tipo religiosos), 1813, 1822, 1832 (éste exclusivamente para la ciudad de Córdoba) y 1840, de los que fueron derivaros los tabulados censales de la población de la provincia de Córdoba y a partir de los cuales pueden extraerse los datos correspondientes a la ciudad capital.7,8,9 También se registran los datos tabulados en los trabajos de Arcondo10,11,12. En ellos, además de la transcripción a respectivas bases de datos, se consignan los códigos correspondientes a las variables existentes y algunos tabulados generales para la población por unidad administrativa, grupo de edad, sexo, raza y condición.
Sobre la representación femenina
Un completo análisis poblacional del Censo de 1778 fue realizado por Celton13, con estimaciones demográficas que son las primeras y de referencia para la población de Córdoba. De acuerdo a sus datos, dentro de las castas había un porcentaje de mujeres de 58% entre los libres y 60% dentro de los esclavos, lo cual se relaciona con la importancia de las tareas desarrolladas por estas últimas como servicio doméstico, predominando especialmente las mujeres hasta los 45 años. Sin embargo, a partir de esa edad la población femenina cae abruptamente, hecho que podría relacionarse con la mortalidad en edades avanzadas. Un nuevo aporte desde el punto de vista demográfico fue también producido por Celton14 quien muestra la evolución de la población de la ciudad capital empleando los censos de 1778, 1813 y 1822, a lo que agrega como fuente las estadísticas vitales comprendidas entre 1780 y 1824. En el trabajo se evidencia la merma temporal de la población de esclavos y de castas, pero previniendo al lector que en tal descenso debe haber estado implicado el fenómeno del “blanqueamiento”.
Incluimos aquí como fuente también el censo de 1795, depositado en el Archivo del Arzobispado de la Provincia de Córdoba, realizado a los fines de conocer el “estado de las almas” y analizado por Küffer15 en su Tesis doctoral, aunque con la salvedad de que la población empadronada es notoriamente menor en comparación con censos anteriores y posteriores, lo cual indica un subregistro. Según el citado censo en la ciudad de Córdoba las castas superaban ampliamente a los blancos (65,4% a 28,4%), incluyendo en las castas a mestizos, pardos, mulatos y zambos, mientras los denominados “negros” están marcadamente subrerepresentados (sólo 6 individuos). Nuevamente en este padrón severifica el desequilibrio de sexos en las castas en general (60% de mujeres), especialmente notable en edades medias.
El censo de 1813 fue analizado desde distintas perspectivas y publicado en un libro por Colantonio16. En el mismo se muestra una pirámide poblacional para negros, mulatos y zambos con una elevada proporción de mujeres de 15 a 24 años (Celton y Colantonio, 17), de las cuales el 19% provienen de África y el 85% son esclavas, a lo que habría que sumar un gran número de mujeres que figuran como “pardas” (aunque bajo esa denominación quedaron incluidas muchas mestizas), de las cuales el 30% son esclavas. Según Ferreyra18, de los 808 hogares presididos por españoles sólo 329 (40.7%) tuvieron esclavos y de éstos la mayoría (57.3%) tuvieron entre 1 y 3 esclavos. Además, tanto los negros, mulatos y zambos como el conjunto de esclavos, son los sectores poblacionales con el menor índice de masculinidad lo que evidencia que, en términos relativos, la falta de hombres debida a las guerras y a los procesos migratorios, notoriamente frecuentes en 1813, habrían condicionado para el grupo afrodescendiente el “menos desfavorable” de los posibles mercados matrimoniales, dado que eran menos afectados por las levas y había fuerte resistencia de los amos a entregarlos a los ejércitos.
Otro estudio, basado en el censo de 1813 y referido tanto a la ciudad como a la campaña, fue producido por Ghirardi, Colantonio y Celton19en el cual destaca los bajos índices de masculinidad, es decir, la predominancia de mujeres, que en los esclavos alcanzaba al 60%. Menciona la autora que el índice de masculinidad de los esclavos era de 67.5 a fines del siglo XVIII y de 89 en 1813. Ello, a pesar de que se registra un 5% de esclavas que en esta época emigró a la campaña, mientras de allí emigraban a la ciudad sólo el 1,4% (siendo este porcentaje el doble del correspondiente a los varones).
Finalmente, la evolución de la población de mujeres afrodescendientes en la ciudad de Córdoba fue analizada a partir de la información de los censos depositados en el Archivo Histórico de la provincia, desde 1778 hasta 1840 (Colantonio, Celton y Küffer.)20. Se analizó allí la distribución de la población de mujeres por grupo socio-racial, clases de edad y su relación con la población masculina, su estado civil y condición, y algunos estimadores indirectos de fecundidad, considerando diferencialmente las mujeres de condición esclava. Se comprobó que la tendencia de la población afrodescendiente femenina fue siempre creciente, en relación a la masculina, y que la misma se concentraba fundamentalmente en las edades reproductivas, donde aparecen en general alrededor de 2 mujeres por cada hombre del grupo afrodescendiente. Especialmente se produce un repunte de mujeres en 1832 cuando la población se encuentra mayormente mestizada, en la que aparecen consignadas como “pardas”, producto a su vez del progresivo blanqueamiento. A pesar del mestizaje y de los distintos “tintes” presentes, las negras constituyen en todas las épocas el grupo de mujeres más sometido a esclavitud, seguido por zambas y mulatas, caracterizadas por un alto porcentaje de solteras y la menor proporción de viudas
Sobre la situación de mujeres sujetas a esclavitud
Además de los censos poblacionales que consignan las personas en condiciones de esclavitud, algunos aspectos acerca de la movilidad dentro de esta condición de esclavo se manifiestan a través de los documentos sobre manumisión y venta de esclavos.
Varias publicaciones con particulares conteos nos hablan claramente de este proceso. Celton21 analiza la venta de esclavos entre 1750 y 1850, comprendiendo el período de auge y decadencia de este comercio en Argentina, usando como fuentes los Protocolos Notariales de las Escribanías 1, 2, 3 y 4, depositados en el Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba. La autora muestra que, si bien el volumen de ventas comienza a decaer a partir de 1813, este descenso es siempre menor en las mujeres que en los varones. Con respecto a las ventas en ambos sexos, era más frecuente la de mujeres (53,9%), con precios que superaban en todas las edades (excepto los mayores de 50 años) a los de los hombres. Ello se producía especialmente en edades reproductivas, destacándose los precios de las mulatas entre 25 y 39 años. El mayor precio pagado entre las mujeres fue entre los 15 y 29 años (las edades más fértiles), pero el de las esclavas estaba determinado sobre todo por el color, la edad y la profesión: aumentaba a partir de los 15 años si eran mulatas y más si eran tejedoras y/o costureras.
Asimismo, Ferreyra 22 analizó las ventas de esclavos párvulos, usando los Protocolos de escribanos 1, 2, 3 y 4, complementado con las que aparecen en la Sección Escribanía y la Sección Hacienda del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, desde 1700 hasta 1809. El trabajo versa fundamentalmente sobre párvulos que eran vendidos con o sin sus madres, sin discriminar sexo del niño, pero aporta interesantes datos respecto al amamantamiento, los que trataremos en el acápite referido a la reproducción esclava.
También Ferreyra23 trabajó sobre la manumisión de esclavos en Córdoba durante el siglo XVIII, tomando como fuentes principales las cartas de libertad y los testamentos, complementadas con declaraciones, sucesorios, promesas de libertad, causas o sentencias judiciales y pagos de alcabala. Es interesante comprobar también en ese estudio cómo el sexo fue una variable diferencial al momento de la manumisión: fueron liberadas mayor cantidad de mujeres (57.3%) que varones, y si sólo se consideran los adultos el porcentaje de mujeres es aún mayor (66.2%). Sin embargo, si se toman los párvulos se da la situación inversa: se libertaron más varones (57.5%) que mujeres, probablemente con la intención de reservar niñas esclavas para el servicio doméstico y tal vez pensando en su potencialidad para producir nuevos esclavos. Nuevamente, el precio más alto entre las mujeres se pagó por las que tenían entre los 15 y 29 años, correspondiente precisamente con las edades más fértiles y con su valor en términos de reproducción, aunque las esclavas también realizaban numerosos trabajos, tales como lavadoras, hilanderas, panaderas, cocineras y hasta “amas de leche”. La manumisión de esclavas mujeres respecto de los varones preponderó entre las amas, ya que superó en 15% a las de los amos, de lo que podría deducirse la existencia de especiales
relaciones dentro del mismo sexo. Según Endrek24 en Córdoba habría una especial benignidad en el trato de los esclavos de servicio doméstico, ya que las mujeres cuidaban y hasta amamantaban los hijos de los blancos, lo que creaba una especie de relación familiar que favorecía luego su manumisión y los permisos para trabajar afuera, lo cual redundaba muchísimas veces en provecho del amo.
Edwards25 analiza el mismo tópico entre 1776 y 1853 a través de documentos notariales, censos, casos criminales, civiles y eclesiásticos, incluyendo casos de disenso matrimonial. Los resultados arrojan la misma tendencia: el 59% son manumisiones de mujeres y el 39% de varones. Es interesante la construcción que realiza la autora a partir de los datos del “manumitido promedio”, que correspondió a una mujer, mulata, entre 16 y 30 años, y el hecho de que también eran predominantemente mujeres quienes pagaban por la liberación, ya que además aparecen entre ellas abuelas, madres y tías de la manumitida, mostrando la capacidad de la mujer afrodescendiente en Córdoba para ganar dinero y liberar a sus parientes, tanto o más que los hombres esclavos.
Otra alternativa para lograr la libertad era la fuga, aunque Dinunzio y García26, a partir de los Juicios Civiles y Criminales del Archivo Histórico y Juicios del Crimen del Archivo del Arzobispado de la Provincia de Córdoba muestran que son los hombres los que utilizan mayormente esta estrategia, sumando un 78% del total, mientras que el sexo femenino se encuentra representado sólo en un 22%.
Un interesante análisis sobre mujeres delincuentes, con fuentes documentales tales como expedientes judiciales del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, Libros de visita de cárcel de la Oficialía Mayor del Palacio 6 de Julio y Sección Inquisición del Archivo del Arzobispado de Córdoba aportó Vasallo27. Esta autora pone en evidencia que en pocas ocasiones están registrados delitos de mujeres afrodescendientes (de 106 casos analizados sólo 4 implicaban esclavas) afirmando que, si cometían delitos, dicha conducta no se diferenciaba de la de mujeres de los otros grupos que integraban la sociedad.
Finalmente, las mujeres afrodescendientes de Córdoba, aún siendo esclavas, llegaban a constituirse como jefe del hogar casi en la misma proporción que los varones. Con mayor frecuencia estas jefas eran de edad avanzada, casadas o viudas, tal como lo evidencia Ferreyra (2013)28 a partir de los datos del censo de 1813. Aún más, según Edwards29 las mujeres esclavas salían a la calle a vender los productos de su trabajo cuando se presentaba la oportunidad (o la necesidad de ella y/o de los amos). Moyano30 cita que del total de la población de artesanos el 93,74% eran mujeres, de las cuales más del 30% eran afrodescendientes. Los dividendos y salarios obtenidos, de montos semejantes a los varones, pueden haber contribuido al hecho de que eran ellas frecuentemente las que compraban su libertad o la de otros miembros de la familia.
Estos trabajos muestran en general una importancia considerable de la mujer esclava en Córdoba y las estrategias particulares adoptadas en las relaciones con el resto, fundamentalmente con sus propietarios.
Sobre la pareja y la reproducción
Los temas de pareja y reproducción han sido analizados en base a diversas fuentes documentales. Los Expedientes Matrimoniales studiados por Ferreyra31, registran numerosos casos de población afrodescendiente que inicia expedientes para casarse, tanto libres como esclavos, muchos de ellos con indios, sustentando la idea de que el casamiento entre los afrodescendientes ha sido en Córdoba más común que lo mencionado para otras regiones. Celton32 destaca el hecho de que la población de castas (incluidos los afrodescendientes) aumentó progresivamente sus índices de nupcialidad en el período 1778- 1822, superando los de la población blanca.
La primera estimación de la fecundidad de las esclavas fue realizado por Celton33 a partir de datos del censo de 1778 y a través del método de “hijos propios”, en el que destaca primeramente que se trata de una población muy joven y con gran capacidad reproductiva, con una relación niños-mujeres de casi 40% y una tasa global de fecundidad de 4 hijos vivos por mujer. La cúspide de la fecundidad habría estado entre los 15 y 24 años, con una alta concentración entre las esclavas menores de 20 años. Señala además la marcada exogamia en los esclavos en ambos sexos.
Sin embargo, cuando efectivamente se casaba, la mujer afrodescendiente parece haber sido la mujer más endogámica. Ferreyra34, quien realiza un análisis del matrimonio en Córdoba entre 1640 y 1699 a través de las Partidas de Matrimonio, los Expedientes Matrimoniales y las Cartas de Dote y de Capital, encuentra para las esclavas sólo un 0,6% de matrimonios mixtos.
Al respecto encontramos en el año 1997 dos publicaciones sobre selección matrimonial publicadas por la Junta Provincial de Historia.
El primer estudio es el llevado a cabo por Ferreyra35 a través de los expedientes matrimoniales y los Libros de Matrimonios 1 y 2, tanto de naturales cuanto de españoles, entre 1770 y 1779. Es de notar que, considerando todos los individuos no blancos, el mayor porcentaje de cónyuges aparece entre los esclavos (aproximadamente 38%), seguidos por los libres, cuyas mujeres alcanzan el 35% contra el 28% en los varones, lo que muestra la influencia de la Iglesia en promover los matrimonios de esclavos. A pesar de ello, el mayor porcentaje de hijos naturales (68%) corresponde a las contrayentes esclavas, que en un 65% tienen su origen en Córdoba y en un 35% en Angola, estas últimas casadas en su gran mayoría con varones de Angola. Respecto a los cruzamientos entre los grupos, el 34,6% de las esclavas casaron con esclavos (de cualquier manera, su hijo nacería esclavo por heredar de ella dicha condición) y el 28% con libres, pero es de destacar que en los 10 años analizados aparecieron también 12 casamientos de esclavas con españoles, lo cual es un fenómeno fuera de lo común en las poblaciones esclavistas. Con referencia a la nupcialidad, se visualiza el hecho de que la población de castas (donde están incluidos los afrodescendientes) aumenta progresivamente en el tiempo sus índices de nupcialidad. La autora destaca que en Córdoba los esclavos tuvieron posibilidades de formar familias y tener hogares, y las madres esclavas criaban a sus hijos dando origen a familias monoparentales y matrifocales.
El otro trabajo corresponde a Celton36 para los períodos 1780-1810 y 1810-1840, a partir de las Actas de Matrimonio de la Iglesia Catedral, conservadas en el Archivo del Arzobispado de Córdoba, complementados con los Expedientes Matrimoniales, los Disensos, las Dispensas, las Cartas y recibos de Dotes y de Capital. Se registra a partir del análisis un aumento temporal de los matrimonios de castas, así como de la endogamia entre las mujeres libres. Pero, a su vez, disminuyen en ese período los casamientos de esclavas y aumenta su exogamia entre los dos períodos considerados, debiéndose tal vez la disminución de los matrimonios al establecimiento de mayor cantidad de uniones consensuales.
El estudio de la ilegitimidad entre 1755 y 1792 corresponde a Ferreyra37, quien toma como dato las Actas de Bautismo de Castas de la Iglesia Catedral de Córdoba con un total de 5150 nacimientos de libres y esclavos. En el análisis de la evolución de la ilegitimidad, se muestra que en los libres se parte en el período de un 49% de nacimientos ilegítimos y termina en un 50,7%, mientras en los esclavos, por el contrario, se verifica una neta tendencia al matrimonio ya que ambos límites son de 68,6% y 46,4%, respectivamente. El 83,7% de los niños de condición libre vivían con sus madres, mientras los esclavos lo hacían en un 99,3%, cifras que reafirman lo expresado en el sentido de la existencia de familias entre los esclavos y la importancia de la mujer que, aún esclava, llega a constituirse en jefe de un hogar. Más aún, la misma autora38 complementa dicho estudio analizando 25 casos de matrimonios de españoles con esclavas entre 1800 y 1813, recurriendo a Libros Parroquiales, Expedientes Matrimoniales, Censos y Matrículas, Registros de Escribanos y Juicios civiles y eclesiásticos. Describiendo cada uno de los casos particulares, encuentra que muchas de las esclavas consiguieron el ascenso social y hasta fueron denominadas “Doña”.
Küffer y Colantonio39 analizan el censo de 1832 para la ciudad de Córdoba, depositado en el Archivo Histórico de la Provincia, con el fin de estudiar los matrimonios interétnicos allí encontrados. Mientras en 1795 la preferencia por cónyuge esclavo fue de 75% entre las esclavas y de 24% por individuos libres, para 1832 sólo el 34% lo hacía con un hombre de su misma condición esclava y el 65,6% contraía matrimonio con hombres libres, lo que revela una endogamia mucho menor que la de los individuos libres (92,4%). El estudio revela que las negras fueron endógamas en un 90% y las pardas en un 92%.
Ghirardi, Colantonio y Celton40, también principalmente con datos del censo de 1813, destacan la gran proporción de niños esclavos, ya que representaban el 33% de los esclavos en la ciudad y 20% del total de niños, el porcentaje más alto entre los diversos grupos –lo cual hablaría nuevamente de una fecundidad nada despreciable. En contraposición, tenían la menor proporción de ancianos. El porcentaje de esclavas ancianas solteras era muy alto (46.6%) y así también la edad media de las que se casaban (24,4 años). Como ejemplo, se aportan en el trabajo además algunos casos de juicios donde se reclama el reconocimiento de paternidad por parte del amo. A pesar de la importancia que revestían en la sociedad colonial de Córdoba, no aparece ninguna niña esclava que haya accedido a la educación, aunque sí lo hicieron algunos niños.
Otra publicación que trata de los patrones matrimoniales para toda la población cordobesa, pero con resultados diferenciales de endogamia para afrodescendientes y esclavos, es el de de Colantonio, Celton, Küffer y Ghirardi41 donde se verifica que, respecto de la población total, los matrimonios de españoles aparecen sobre-representados y los de negros sub-representados, mostrando la habitual consensualidad de las uniones en estos últimos. Además, la menor endogamia de todos los grupos se verifica en los esclavos, con sus frecuentes relaciones matrimoniales con los libres (y algunos con indios). Ello se daba especialmente en las esclavas, quienes se enfrentaban a un reducido mercado matrimonial dentro de su condición, a lo que se sumó la disminución numérica paulatina de los grupos esclavos y fundamentalmente el descenso de la denominación “negro/a” en los registros.
En el trabajo de tesis publicado por Edwards42 sobre negros en Córdoba, usando las fuentes que se han venido mencionando y en consonancia con los trabajos anteriores, la autora concluye que la sociedad jerárquica rígida en Córdoba fue una “percepción superficial”, ya que las mujeres de color vivían en cohabitación como si fuesen casadas y con relaciones a largo plazo que demuestran que con mucha frecuencia elegían a quién querían, independientemente de los estigmas sociales y restricciones legales de la época.
Con referencia a la reproducción biológica, y empleando los datos censales de 1813, Celton y Colantonio43 encuentran que las mujeres esclavas daban lugar a un alto porcentaje de niños (38%) dentro de su población, comparado con el 31% de niños que caracterizaba a la población blanca. A pesar de que en los empadronamientos del período pre-estadístico es común la omisión diferencial de niñas menores de 10 años (Celton)44 , es de destacar que en el caso de las afrodescendientes no se verifica este fenómeno. Entre 0 y 4 años la proporción de niñas respecto al total de niños es para los libres de 48% y para los esclavos de 50%, elevándose respectivamente a 50% y 51% para las niñas de 5 a 9 años. Ello indica que cuando se trata de este grupo de niñas, y especialmente en esclavos, hay un leve exceso de mujeres (Colantonio, Küffer, Celton y Ghirardi)45.
También en 1813, el índice de masculinidad en los afrodescendientes era de los más altos, lo que proveía dentro de ellos un más amplio mercado matrimonial que para el resto de los grupos, en los cuales el predominio de la población femenina era mayor. Así, en los datos del censo sólo el 25% de las esclavas figura como casada (Celton y Colantonio)46. Según este censo, Ferreyra 47 consigna que la mitad de los jefes de hogar en el grupo libre son mujeres (una incluso tiene un esclavo, que es precisamente su marido) y el 26% son jefas en el grupo esclavo, la mitad de las cuales está casada. Ello traduce nuevamente la posibilidad que tenían de casarse, de tener un hogar y aún de ejercer la jefatura del mismo.
Profundizando sobre el estudio de la reproducción en la mujer esclava de Córdoba, Colantonio, Ferreyra y Celton48 analizaron los bautismos de hijos de esclavas realizados en la iglesia Catedral entre los años 1733 y 1816 con el objetivo de estimar, a la luz de la condición de legitimidad/ilegitimidad, distintos indicadores del ciclo reproductivo de las esclavas. Dada la elevada ilegitimidad en los nacimientos y comparando las mujeres casadas con las solteras, se calcularon la edad media al primer matrimonio, al primer hijo y al último, el número medio de hijos nacidos vivos, el intervalo protogenésico y el intergenésico según la paridad. Los resultados mostraron que las esclavas se reproducían tanto casadas como solteras en similares proporciones, aunque en general comenzaban su vida reproductiva predominantemente fuera del matrimonio y posteriormente se casaban. Las edades medias de reproducción eran similares a las de la población blanca, el número medio de hijos nacidos vivos (sin contar la mortalidad) era de alrededor de 5 por mujer, coherente con las estimaciones del trabajo de Celton49 ya mencionado, en el cual contabilizando la mortalidad arroja un promedio de 4 hijos. El “ritmo” con que tuvieron hijos arrojó intervalos protogenésico e intergenésicos largos, de unos 3 años en promedio, siendo el intervalo entre el primero y el segundo hijo de casi 4 años. Estos altos valores para los intervalos concuerdan con lo expresado por Ferreyra50 quien, analizando la venta de esclavos párvulos, encuentra que los esclavos vendidos sin su madre desde los 5 años fueron el 60%, mientras que en el tramo anterior a los 4 años fueron sólo 25%, por lo que el 75% restante era vendido con su madre. Con estos resultados, la autora se pregunta si los 4 años no corresponderían precisamente al límite final de la lactancia, y que es aproximadamente el intervalo intergenésico encontrado.
Con las mismas Actas de Bautismo de esclavos, un último análisis fue elaborado por Colantonio, Ferreyra y Celton51 con respecto a la longitud de los intervalos intergenésicos en las esclavas, teniendo en cuenta que dichos intervalos pueden estar influidos por múltiples factores, entre ellos el sexo del nacido. Se analizó así la duración del intervalo entre nacimientos considerando si el hijo nacido anterior era niño o niña. En el caso de las esclavas de Córdoba se encontraron parámetros del ciclo reproductivo que las asemejan a otras comunidades, pero se halló además un comportamiento que las distingue de la gran mayoría de las poblaciones estudiadas a nivel mundial y que es el alargamiento significativo del intervalo intergenésico luego del nacimiento de una niña, hecho que podría relacionarse con una preferencia (o podemos llamarlo también “beneficio” por tener hijas, dada la importancia de las esclavas, tanto niñas como mujeres adultas
Sobre la salud, la morbilidad y la mortalidad
Sobre la salud de las esclavas la bibliografía es particularmente escasa. Dinunzio52 emplea documentos de las Escribanías en Córdoba entre 1750 y 1820, referidos a procesos judiciales civiles, especialmente aquellos dirigidos a anular la venta de esclavos, reclamos de libertad o rebaja de su precio de venta, donde el estado de salud era un argumento fuerte para disminuir el precio a la hora de la manumisión. Lamentablemente, en el trabajo no hay análisis diferenciados para las mujeres.
Poco se sabe también sobre la mortalidad de la mujer afrodescendiente. La referencia a la mortalidad de las castas y blancos en general fue tratada por Arcondo53 y Celton54. Un estudio de la mortalidad de crisis se debe a Celton55, quien trabajó principalmente con los archivos parroquiales (bautismos, matrimonios y defunciones) separadamente para españoles y para castas, así como con las Actas Capitulares del Cabildo de Córdoba. En él se menciona que la crisis de 1802, presuntamente de viruela o sarampión, mató al 56% de los niños de castas (pero menos que en los blancos), con predominio de varones, a más de mujeres embarazadas y puérperas. Las de 1843 y 1886 también afectaron diferencialmente a niños varones de castas por debajo de los 9 años, lo que pone en evidencia un diferencial de mortalidad por sexo.
Referido únicamente a la mortalidad de las castas y a sus crisis es el trabajo de Ferreyra56, quien emplea los Libros de defunciones de naturales de la parroquia Catedral números 1 (1722-1759), 2 (1759-1780) y 3 (1780-1817), complementado con registros de bautismos. Se destaca la alta mortalidad de niños esclavos y los varones más susceptibles que las niñas, en especial en los primeros meses de vida, hecho natural desde el punto de vista biológico. Ello se asocia indefectiblemente a la relativamente baja fecundidad (4 hijos) que da Celton57 considerando la mortalidad, o la relativamente mayor (5 hijos) de Colantonio, Ferreyra y Celton58 sin tener en cuenta la mortalidad, ambas estimaciones basadas en los datos registrados en los censos de 1778 y 1813. Cabe destacar que, además, habría que sumar en cada familia los posibles niños vendidos que no quedan consignados en tales registros. Es decir, no sería despreciable el número de hijos efectivamente nacidos si finalmente quedan 4 hijos luego de la influencia de los factores que produjeron subregistro. Entre los adultos las esclavas llevaron la peor parte; de las muertes femeninas el 43.1% fue de libres y el 56.8% de esclavas.
A modo de conclusión
A partir de las publicaciones realizadas sobre la población femenina afrodescendiente en la ciudad de Córdoba entre comienzos del siglo XVIII y hasta 1840, se infieren algunos aspectos diferenciales con respecto a la población masculina de su mismo origen. En todo el período la presencia femenina fue porcentualmente mayor que el componente masculino. Asimismo, las esclavas fueron además manumitidas en mayor proporción que los hombres.
El precio de las esclavas, mayor que el de los esclavos hasta los 50 años, era condicionado por el color, la edad y la profesión del mismas. El mayor precio en promedio se pagaba por una mulata, de entre 15 y 19 años y más si era costurera.
Las mujeres eran jefas de hogar en la misma proporción que los hombres, aumentando esa disparidad en edades ancianas y de condición viudas.
En un seguimiento socio-demográfico de la mujer afrodescendiente en Córdoba a través de los censos históricos mencionados, se muestran que, aún en soltería, estas mujeres tenían hijos y en cantidades que superan lo previsto si se piensa en las seguramente desfavorables condiciones en que vivían respecto de las de los blancos, fueran o no esclavas, y los recursos económicos con que contaban para sostenerlos. Y si bien los valores de los indicadores de reproducción encontrados son menos elevados que en los demás grupos, tampoco coinciden con el difundido concepto de una baja natalidad en la población de color.
Las edades de reproducción y el período reproductivo resultaron ser similares a las de las blancas, teniendo además una significativa cantidad de hijos, con intervalos proto e intergenésicos largos y una relativamente mayor mortalidad de niños esclavos respecto a la de los niños libres.
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