SIERRAS DE TANDIL:
GEOPATRIMONIO BAJO ESCENARIO DE OPORTUNIDADES Y RIESGOS EN ARGENTINA
Gonzalo Schneider [1]
Diego Sberna [2]
Jorge Lapena [3]
(Manuscrito recibido el 1 de junio de 2025, en versión final 19 de octubre de 2025)
Para citar este
documento
Schneider, G.,
Sberna, D., & Lapena, J. (2025). Sierras de Tandil: geopatrimonio
bajo escenario de oportunidades y riesgos en Argentina. Boletín geográfico, 47, 1-24.
https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s2313903x/ov5nexaxj
Resumen
Este trabajo analiza la factibilidad
de patrimonializar las rocas balanceadas (popularmente conocidas como
‘movedizas’) de las Sierras de Tandil (Argentina), a partir de su eventual
inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO mediante los
criterios viii y v, relativos respectivamente a
procesos geológicos de relevancia universal y a la valorización histórica de
estas rarezas naturales. Estas geoformas constituyen afloramientos precámbricos
del Cratón del Río de la Plata, cuya antigüedad supera los 2.200 millones de
años, es decir, las más antiguas del país e incluso entre la nómina de los
primeros relieves del planeta. Esculpidas por procesos de meteorización
diferencial, estas formaciones se encuentran profundamente arraigadas en la
identidad local. A partir de una estrategia cualitativa en el marco de las
Ciencias Sociales, que combinó revisión documental, análisis normativo,
entrevistas semiestructuradas y diagnóstico FODA, se indagaron las dimensiones
geológica, normativa y sociocultural que configuran su valor territorial. Los
resultados revelan un escenario complejo en el que convergen condiciones
únicas, como la singularidad geológica, la apropiación simbólica del paisaje y
el desarrollo turístico, con debilidades estructurales significativas, entre
ellas, carencia de normas protectoras, una ausencia de un plan de manejo y una
tendencia poco sustentable del uso del espacio serrano. A su vez, se
reconocieron oportunidades vinculadas al geoturismo y la cooperación
intersectorial, a modo de contrarrestar la influencia de usos y destinos del
suelo asociados a los negocios inmobiliarios y a actividades nocivas para el
ambiente, con la consecuente pérdida progresiva de memoria patrimonial. En este
sentido, la institucionalización de patrimonios territoriales a través de
normas de alcance multiescalar puede enmarcarse dentro de las propuestas de la
UNESCO, contenidas en el Geoparque, ya que contemplan grados de antropización
más que una geoconservación estricta, que hoy sería difícil de instrumental en
el contexto de reservas naturales.
Palabras
clave: Geopatrimonio, Sierras de Tandil, patrimonialización,
conservación, Patrimonio Mundial
TANDIL HILLS: GEOHERITAGE UNDER A SCENARIO OF OPPORTUNITIES AND RISKS IN
ARGENTINA
Abstract
This study analyzes the
feasibility of inscribing the balanced rocks of the Tandil
Hills in Argentina as World Heritage under UNESCO criteria viii and v, which
refer respectively to geological processes of outstanding universal value and
to the historical appreciation of these natural rarities. These landforms are
Precambrian outcrops of the Río de la Plata Craton, with an age exceeding 2.2
billion years, making them the oldest in the country and among the earliest
known reliefs on Earth. Sculpted by differential weathering, these formations
are deeply rooted in local identity. Within a qualitative approach in the
framework of the Social Sciences, combining document review, regulatory
analysis, semi-structured interviews, and SWOT diagnosis, this work
investigates the geological, normative, and sociocultural dimensions that shape
their territorial value. Findings reveal a complex scenario where unique
conditions such as geological singularity, symbolic appropriation of the
landscape, and tourism development intersect with significant structural
weaknesses including the absence of protective regulations, lack of a
management plan, and unsustainable land use trends. Conversely, the study
identifies opportunities linked to geotourism and
intersectoral cooperation, which could counteract pressures from real estate
ventures and environmentally harmful activities that contribute to the
progressive loss of heritage memory. In this context, the institutionalization
of territorial heritage through multiscalar
regulations aligns with UNESCO proposals such as the Global Geopark initiative,
which prioritizes anthropogenic integration over strict geoconservation,
a currently challenging approach within natural reserves.
Keywords:
Geoheritage, Sierras de Tandil,
Heritagization, Conservation, World Heritage.
Introducción
En
Argentina, las Sierras de Tandil configuran un paisaje de excepcional
singularidad, cuyas formaciones geológicas ostentan una notable antigüedad
precámbrica. Entre sus rasgos más emblemáticos, las denominadas “rocas
movedizas” han captado la atención de generaciones enteras, dado su peculiar
equilibrio natural y su valor simbólico dentro de un imaginario social que
excede la escala local. A pesar de su relevancia científica-cultural, estas
manifestaciones geológicas siguen imperando, pero sin el resguardo legal
necesario. Solo algunas reciben protección parcial mediante ordenanzas
municipales, con ausencias en las legislaciones de los niveles provincial,
nacional e internacional. Este escenario plantea una serie de interrogantes,
vinculados al tratamiento geopatrimonial: ¿Podrían
superar la escala de reconocimiento local y acceder a instancias más amplias de
validación y resguardo por parte de organismos supranacionales y otros niveles
de gobernanza? ¿Resulta posible postular las rocas movedizas de Tandil a la
Lista del Patrimonio Mundial de la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)?
Frente
a estas preguntas, se plantea la hipótesis de que las rocas movedizas, por su
unicidad geológica, su articulación simbólica con las identidades territoriales
y su capacidad para ilustrar procesos naturales de relevancia científica,
podrían constituir un bien con valor universal excepcional. Su potencial
patrimonial, por ende, no debe limitarse al ámbito municipal, sino proyectarse
hacia esquemas de reconocimiento y protección que trasciendan las fronteras
locales. Aun cuando el acceso a la categoría de Patrimonio Mundial impone
criterios exigentes, tanto en términos técnicos como en materia de gestión, no
puede excluirse su eventual postulación si se articula un argumento que vincule
su significado geológico con sus dimensiones culturales, sociales y paisajísticas.
La
presente investigación se propone contribuir a la comprensión de los procesos
de patrimonialización de elementos geológicos singulares de las Sierras de
Tandil sitas en la parte central del Sistema Serrano de Tandil, donde se
disponen grupos de serranías de diverso origen geológico. Por ende, se decidió
la selección de una sección del relieve cuyas geoformas, rarezas y geodinámica
difieren del común del relieve antiguo antes citado. He aquí el objeto de
estudio, enmarcado en una mirada territorial y sociocultural. En este sentido,
la patrimonialización no se aborda únicamente como una estrategia de
conservación física o de geoconservación, sino también como una forma de
valorización simbólica que incide en la construcción o fortalecimiento de
identidades locales y regionales.
En
este marco, el objetivo principal consiste en analizar la viabilidad de aplicar
los criterios de selección establecidos por la UNESCO a las rocas movedizas de
Tandil, en virtud de su doble condición como fenómeno geológico de rareza
significativa y como elementos identitarios, asociados a factores culturales,
entre los cuales se destacan la cantería, las pircas y el oficio del
picapedrero. Tales atributos permiten considerar su inclusión bajo el criterio
(viii), al representar procesos geológicos relevantes
en la evolución del relieve, y bajo el criterio (v), al constituir un ejemplo
representativo de la interacción humana con el entorno natural. Esta doble
dimensión encuentra respaldo en antecedentes argentinos ya inscritos, en los
parques nacionales de Ischigualasto-Talampaya, Los
Alerces y Los Glaciares y la Quebrada de Humahuaca, cuyas postulaciones
integraron valoraciones geológicas, paisajísticas y culturales. Asimismo, se
tomará como referencia por sus características patrimoniales y su localización,
el caso de la Reserva Provincial Geológica, Paleontológica y Arqueológica
Pehuén Có–Monte Hermoso, incluida en la Lista
Tentativa como Bien Mixto, es decir, tanto natural como cultural.
El
diseño metodológico adoptado articula diversas estrategias cualitativas y otras
que provienen del trabajo exploratorio en el terreno, de modo tal que estos
resultados o insumos permitan ampliar un análisis integral asociado al abordaje
del problema de investigación. En términos generales, se realizó un análisis
documental, una revisión de normativa procedimental, un estudio comparativo de
casos testigos -mediante una matriz de doble entrada con variables claves, – y
finalmente, un diagnóstico FODA[4]
conforme al objeto de estudio. En este último caso, se diagramaron dos tipos de
entrevistas semiestructuradas: las primeras se hicieron a dos informantes clave
con reconocida trayectoria profesional y experticia en conservación, gestión
patrimonial y procesos de patrimonialización
multiescalares en pos de visibilizar las lógicas y
dinámicas intrínsecas en las declaraciones patrimoniales; mientras que las
segundas orientadas específicamente al FODA, comprendieron a 8 especialistas en
geología, geoconservación y gestión territorial, sumado a funcionarios de cinco
dependencias municipales, con cargo de competencia en materia de gestión
ambiental y en tareas de aplicación en el ordenamiento territorial, lo que
significa que además conocen el área de estudio.
Patrimonio como
territorio en disputa: La geoconservación como estrategia de valorización.
El
concepto de patrimonio conforma un constructo complejo colectivo de valor
intergeneracional (Gligo, 1987). Según Prats (2003),
el patrimonio no debe ser considerado simplemente como un conjunto de bienes
tangibles y objetivos, sino como un fenómeno social dinámico y subjetivo
surgido a partir de procesos de sacralización de la externalidad cultural,
donde elementos de la cultura, la naturaleza, el paisaje o la genialidad humana
se convierten en símbolos de identidad integrándose a la cultura como
representaciones del ideal colectivo. Por ello, este referente exalta que este
proceso está basado en una puesta en valor, influida por intereses políticos y
económicos, ligada a la memoria colectiva de las comunidades. Esto da forma a
los discursos identitarios y muestra la relación de la sociedad con su pasado,
presente y futuro.
Mediante
la identidad territorial se sintetiza el espacio geográfico en cuanto a su
legado y símbolos definidos por diversos actores locales. Dicho proceso de apropiación, tanto material
como simbólico, trasciende la ocupación física para convertir al territorio en
un espacio cargado de valores, historia y pertenencia (Giménez, 2005). De esta forma, la territorialidad no sólo
delimita un ámbito concreto, sino que cohesiona a los habitantes mediante la
memoria compartida y el arraigo, fortaleciendo la identidad colectiva (Giménez,
2005). Sin embargo, algunos territorios conviven con procesos de
multiterritorialidad, lo que modifica en parte las históricas identidades en el
contexto de nuevos vínculos que amplían intereses, proyectos y lógicas de
apropiación, incluida la dimensión ambiental a partir de nuevos componentes
sociales y culturales (Haesbaert, 2013). Así se desprende la noción de que el
paisaje cultural, metafóricamente se concibe como un palimpsesto, es decir,
como una superficie que conserva huellas de inscripciones sucesivas, donde las
marcas del pasado no están borradas por completo, sino superpuestas y resignificadas
en nuevas territorialidades.
Bajo
esta perspectiva de análisis, el territorio se transforma en un espacio
dinámico, donde lo material y lo simbólico se entrelazan en un continuo proceso
de recreación identitaria, adaptado a nuevas realidades (Giménez, 2005;
Haesbaert, 2013). Por ende, cabe preguntarnos si existen adhesiones o
propuestas acerca de cuáles, por qué y para qué, así como de las ausencias que
denotan un desapego o displicencia por parte de los actores decisionales en la
puesta en valor de los intereses comunes que subyacen dentro del territorio.
En
este contexto, el patrimonio territorial comprende los diversos elementos y
procesos o dinámicas naturales y culturales que configuran un espacio
geográfico específico (Gonzales, 2019). Su significado no reside únicamente en
sus características intrínsecas, sino que adquiere relevancia a partir de la
valoración y el reconocimiento que la sociedad les otorga. Más allá de
simbolizar un conjunto de bienes relacionados con la propiedad o la herencia, el
patrimonio territorial se articula sobre un marco jurídico que garantiza su
estabilidad y legitimidad a lo largo del tiempo, consolidando su arraigo en el
espacio.
Sin
los vínculos simbólicos y comunitarios, dichos elementos y dinámicas serían
simples portadores de cualidades objetivas, desprovistos de un verdadero valor
social que los transforme en acervos de identidad y memoria colectiva (Bustos
Cara, 2004; Schenkel y Pinassi,
2015). Solo mediante el proceso de patrimonialización, que implica el reconocimiento
y la valorización comunitaria, estos bienes se elevan a la categoría de
patrimonio, dotados de un significado territorial. En resumen, esta
consolidación se sustenta mayormente en las opiniones de especialistas, las
cuales atribuyen a ciertos recursos una singularidad y valores inherentes
fundamentados en su relevancia científica (Vejsbjerg, 2015).
El
territorio, simultáneamente a su configuración como una construcción social
cargada de significados culturales y simbólicos, también puede incluir o convivir
con espacios de tensiones, conflictos y negociaciones constantes, donde las
experiencias individuales y colectivas en ocasiones se yuxtaponen, generando
controversias. En este sentido, el proceso de territorialización,
desterritorialización y reterritorialización ilustra las fuerzas en juego que
continuamente transforman o reconfiguran el territorio, dotándolo de un
carácter existencial, ya que su pérdida representa un riesgo para la vida misma
del sujeto y la comunidad o al menos, en lo que atañe a su identidad, su
historia y los valores que representan su apego al lugar.
El
Turismo, al intervenir en este espacio en constante disputa, reconfigura las
relaciones territoriales y promueve la valorización de los recursos
patrimoniales, fomentando la sostenibilidad y el desarrollo local en un
escenario global (Filardo, 2005; Bustos Cara, 2008; Capdepon,
2015). Acerca del patrimonio local, Prats (2005) subraya que es alimentado por
la memoria compartida, que a la vez enfrenta la tensión entre la conservación
de identidades y la adaptación a nuevas realidades. Esta dualidad convierte al
patrimonio en un espacio de reflexión, donde se negocian significados que
pueden fortalecer dinámicas excluyentes o, alternativamente, fomentar la
integración social. Así, este patrimonio no solo refleja su asociación con la
identidad colectiva, sino que también puede ser un mecanismo de resistencia o
una herramienta para construir un futuro inclusivo, dependiente de diversos
factores como la gestión, la participación y los discursos de actores sociales
multiescalares.
La
mirada epistémica de Prats (2005), se distancia de las formas tradicionales de
entender el patrimonio como un conjunto estático de bienes acumulados por una
sociedad y transmitidos como legado entre generaciones. En lugar de ser un
legado inmutable, el patrimonio, es abordado como el resultado de procesos
sociales contemporáneos que seleccionan y activan determinados objetos o
lugares en función de intereses políticos y sociales. Desde esta visión quedan
al descubierto las tensiones y conflictos inherentes al concepto de patrimonio,
ya que, expuesto así, no siempre es compartido por toda la sociedad, sino que
puede convertirse en un espacio de imposición de valores hegemónicos que
invisibilizan otras identidades y culturas (Almirón, Bertoncello
y Troncoso, 2006).
En
tanto, para Figueiredo, Nóbrega, Bahia, y Piani (2012), este análisis de
patrimonio se articula en torno a dos factores susceptibles de valorización que
considera claves: en primer lugar, la faceta endógena, que proviene del
reconocimiento otorgado por el grupo social, donde los especialistas, científicos
e historiadores desempeñan un papel crucial al basarse en las características
ontológicas de los elementos patrimoniales. En segundo lugar, están los
factores exógenos configurados por variables externas como el contexto
sociocultural y el mercado, los cuales tienen un impacto significativo a partir
de la valoración del patrimonio natural. De hecho, en el mundo, y de manera más
pronunciada en América Latina, las dinámicas económicas y socioculturales
externas han empleado la valorización y preservación del patrimonio natural, la
cual ha priorizado tradicionalmente la biodiversidad, relegando el sustrato o
soporte abiótico que contiene a la biosfera, es decir, la geodiversidad a un
rol secundario. Por ello, para lograr una gestión ambiental efectiva y equitativa,
es esencial adoptar un enfoque no reduccionista, que valore tanto el patrimonio
biótico como el abiótico, a partir de la integración de la protección de todos
los componentes del patrimonio natural (Brilha, 2005; Palacio Prieto, Sánchez Cortez
y Schilling, 2016; Duval y Benedetti, 2019).
En
este marco, Carcavilla, López y Durán (2007),
sostienen que el legado geológico constituye un componente esencial del
patrimonio natural, ya que abarca tanto recursos renovables como no renovables.
En particular, los últimos, por su carácter limitado, adquieren un particular
interés al ser representativos de la historia geológica. De este modo, los
expertos realizan un análisis conceptual de diversas definiciones del
patrimonio geológico, con identificaciones de elementos comunes que subrayan su
importancia para comprender la evolución, composición y posición estructural
geológica de una región o de la Tierra en su conjunto. Asimismo, destacan que
sus cualidades trascienden lo científico, e incorporan también las dimensiones
educativas, culturales y recreativas. Por consiguiente, es sugerible emplear el
concepto de geopatrimonio, dado que el mismo se
compone de enclaves distintivos, denominados Puntos de Interés Geológico
(PIG’s), que destacan por su valor e importancia. Así, estos geositios
identificados por sus características singulares, permiten interpretar
elementos geológicos clave y sus interconexiones con diversos factores,
incluidos los de índole cultural (Carcavilla et al., 2007; Palacio Prieto et
al., 2016).
La
International Union
of Geological Sciences
(IUGS) define a un sitio de patrimonio geológico, como un lugar que presenta
elementos o procesos geológicos de relevancia científica excepcional,
reconocido mundialmente por su contribución al desarrollo de las ciencias
geológicas. Según esta, los sitios deben destacarse por una tipología geológica
específica, posicionándose entre los mejores ejemplos mundiales al estar
claramente delimitados y mapeados. En ellos no existen restricciones de tamaño,
pero las fronteras deben justificarse para incluir las áreas que mejor
representen su valor geológico. Pueden ser sitios individuales o en serie. A su
vez, como condición casi excluyente, deben mantenerse en buen estado de
conservación. Y, si bien la accesibilidad no es un requisito, es preferible que
faciliten la investigación científica. Por otro lado, la IUGS reconoce el geopatrimonio mueble, expresado a través de colecciones de
diversos elementos geológicos de importancia global. También se designan rocas
de importancia mundial, según sus valores históricos, culturales, científicos,
geológicos, prácticos, promoviendo su preservación y reconocimiento, a través
de una subcomisión de rocas patrimoniales.
En
el patrimonio geológico, Carcavilla (2014) incluye estructuras, formaciones y
procesos originados por fenómenos geológicos, relevantes para diversas ramas o
ciencias auxiliares de la Geología, como la Geomorfología, la Paleontología y
la Tectónica, entre otras. Este patrimonio, aunque en ocasiones se vincula con
dimensiones culturales o históricas, debe entenderse exclusivamente como
aquellos aspectos geológicos derivados de procesos naturales, lo cual incluye
yacimientos mineralógicos, fósiles, afloramientos rocosos, estructuras
tectónicas (pliegues, fallas, entre otras) y suelos. Por añadidura abarca
procesos geológicos activos, de carácter endógeno (vulcanismo y tectonismo) y exógeno (diversos procesos geomorfológicos),
así como la definición o modelado de geoformas a partir de las morfologías
hidrográficas, dunar, glaciar y hasta de paisajes
kársticos. Otra observación que se distingue es relativa a los elementos u
objetos que son producto de la creación y transformación humana, ya que son
aspectos asociados que no forman parte del geopatrimonio.
Sin embargo, para lograr una compresión más integral en el contexto de las
Sierras de Tandil es necesario incluir aquellas dimensiones de la realidad
propias del ambiente urbano o periurbano que conviven con el paisaje serrano.
Es decir, conjugar variables de índole social, económica y cultural dentro del
análisis del marco físico y sus dinámicas naturales, ya que ello asume una
valorización que interpela la sustentabilidad y contribuye a un campo de
indagación científica y construcción socioeducativa.
En
consonancia con lo propuesto por Brilha (2005), su visión de patrimonio
geológico se compone de elementos geológicos y geomorfológicos de valor
significativo, representados en geositios, con un interés científico,
pedagógico, cultural o turístico. Esta conceptualización, según el autor,
abarca de manera integral a la geodiversidad en su totalidad, lo que refleja la
complejidad y la amplitud inherente a este campo, particularmente en el
contexto del Turismo Alternativo Sustentable.
Dinámicas y
exigencias en la nominación de sitios al Patrimonio Mundial: criterios,
evaluaciones y compromisos estatales.
Según
la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural
adoptada por la UNESCO en 1972, el patrimonio de la humanidad se define como
aquellos bienes culturales y naturales con Valor Universal Excepcional que
requieren ser preservados por su significado irremplazable para las
generaciones presentes y futuras, en cuantas expresiones destacadas del legado
histórico y natural de la humanidad. Este concepto abarca monumentos, conjuntos
y lugares que poseen un significado histórico, artístico, científico, estético,
etnológico o antropológico único, así como monumentos naturales, formaciones
geológicas y fisiográficas, sumado a sitios naturales de interés en materia de
conservación, la ciencia o la belleza escénica del paisaje. La Convención
enfatiza que estos bienes enfrentan amenazas crecientes tanto por causas
tradicionales de deterioro como por la evolución social y económica que
intensifica su destrucción. A partir de ello, se reconoce que la protección
efectiva de dicho patrimonio excede las capacidades nacionales, por lo que se
requiere una acción colectiva internacional que, sin reemplazar la
responsabilidad del Estado Parte involucrado, contribuya de manera
complementaria y eficiente a su conservación y protección mediante la
cooperación científica, técnica y económica (UNESCO, 1972).
En
el contexto de una entrevista realizada para el presente trabajo al Lic.
Roberto Molinari[5] destacó que el origen de la
Convención se remonta a la movilización internacional, generada ante la
inminente pérdida de monumentos de valor histórico incalculable, durante la
construcción de la segunda represa de Asuán en Egipto. Ante ese riesgo, se
organizó una colecta mundial de fondos que posibilitó la relocalización de
monumentos emblemáticos del Imperio Faraónico, como el Templo de Abu Simbel.
Esta experiencia sentó las bases para articular una iniciativa que integrará
dos movimientos hasta entonces disociados: la conservación de la naturaleza y
la protección del patrimonio cultural. No obstante, en la práctica, esta
articulación ha mantenido una estructura fragmentada, con una gestión escindida
entre los espacios naturales y los monumentos y sitios históricos.
Ya
en el año 1992 se incluyó la categoría de “Paisaje Cultural”. Con ella se
procuró dar cuenta de aquellos sitios en los que la interacción entre la
cultura y la naturaleza constituye una unidad inseparable. Sin embargo, su
aplicación ha sido limitada. Ello se debe, en parte, a las dificultades
metodológicas que enfrentan los órganos asesores de la UNESCO, tal como sucede
con la UICN, cuya orientación se enmarca más en el enfoque naturalista, y el
ICOMOS enfocado en lo cultural, para evaluar propuestas que requieren un
enfoque integrador. A diferencia de los bienes mixtos, donde las dimensiones
natural y cultural coexisten sin necesariamente implicar una relación
intrínseca, el paisaje cultural se fundamenta en una lógica de imbricación y co-constitución dialéctica entre procesos naturales y
construcciones simbólicas, lo que supone un desafío significativo para los
marcos de análisis convencionales (Molinari,
comunicación personal, 14 de mayo de 2025).
En
función del reconocimiento patrimonial, la organización intergubernamental
plantea, en sus Directrices Prácticas, una serie de criterios de
selección, destinados a valorar la relevancia universal de sitios de carácter
cultural, natural o mixto (UNESCO, 1992). En el caso particular del área de
estudio, ciertos lineamientos adquieren especial pertinencia al momento de
considerar su valor excepcional. Por una parte, su estructura geológica
milenaria y sus geoformas singulares, constituyen un testimonio de procesos que
ilustran episodios significativos en la evolución del relieve continental, lo
que permite inscribirlo dentro de aquellas categorías que priorizan el registro
de la historia de la Tierra a través de sus formaciones y estructuras
geomorfológicas más representativas. Por otra parte, se configura como un
espacio históricamente intervenido por prácticas productivas, recreativas y
simbólicas, las cuales exhiben formas persistentes, en transformación, de
relación entre las comunidades locales y el entorno serrano. Desde esta óptica,
las Sierras de Tandil podrían ser consideradas bajo criterios patrimoniales
vinculados tanto a la excepcionalidad geológica (criterio viii),
como a su condición de paisaje cultural modelado por la interacción
antrópica-natural, especialmente en contextos donde dicha relación se vuelve
crítica ante procesos de turistificación,
urbanización y pérdida de referentes identitarios (criterio v).
Actualmente,
los procesos de presentación de un bien a la Lista del Patrimonio Mundial suelen
llevar, como mínimo, una década de trabajo constante donde los futuros
administradores de sitio tienen que justificar, con lujo de detalles, la
selección de los criterios elegidos, el estado de conservación de la
autenticidad e integridad, y desarrollar los mecanismos de protección y gestión
del sitio postulado. Durante este proceso, y dependiendo de los criterios
elegidos si son de índoles culturales, naturales o mixtos (es decir, tanto
cultural como natural), la UNESCO solicita la intervención de sus cuerpos
asesores que son ICOMOS, IUCN y ICCROM para acompañar al Estado parte en la
escritura del expediente de nominación. Por ello, los componentes considerados
dentro del Patrimonio Cultural serán supervisados por ICOMOS, y IUCN se
encargará de los componentes del Patrimonio Natural, mientras que ICCROM
desarrollará programas de capacitación sobre liderazgo, gestión y conservación
de los sitios del Patrimonio Mundial dirigidos a los funcionarios y
profesionales de los Estados Partes.
En
Argentina, cabe recordar que la convención del Patrimonio Mundial fue
ratificada en el año 1978 mediante la Ley Nacional Nº21.836, dándole su
carácter legalmente vinculante en su reglamentación e implementación sobre el
territorio nacional como provincial. Al presentar un sitio a la Lista del
Patrimonio Mundial, el Estado Parte se compromete legalmente frente a la
comunidad internacional a asegurar su protección y correcta gestión para
conservar los Valores Universales Excepcionales reconocidos en él al momento de
su inscripción. De ello se desprende que el compromiso es mayor, lo que
requiere una inversión efectiva a largo plazo para preservar el sitio nominado.
En efecto, aunque el proceso parezca largo para llegar hasta la inscripción, el
trabajo más complejo empieza en realidad en el momento preciso cuando el bien
ingresa a la Lista, ya que luego el Estado Parte tendrá que elevar
periódicamente a la UNESCO, a través de su Centro del Patrimonio Mundial,
informes de monitoreo del estado de conservación de los atributos que sustentan
a los VUE reconocidos por el Comité y los cuerpos asesores.
Por
lo general, los expedientes presentados en su versión cuasi final serán
evaluados en el transcurso de un año aproximadamente donde intervendrán varios
expertos desde sus escritorios o in situ
durante la misión de evaluación de algunos de los cuerpos asesores dependiendo
de las características del bien presentado. Al ser un bien cultural, ICOMOS
será el enviado sobre el terreno, mientras que, si el bien es natural, IUCN
será el encargado de la misión en cuestión. De ser un bien mixto, ambas
organizaciones serán convocadas para su revisión. Por último, cuando el Estado
Parte opta por elegir la categoría de conservación de Paisaje Cultural, y
aunque ningún criterio natural haya sido elegido, se hará de igual manera la
interconsulta a IUCN para que emita su opinión sobre el expediente desde un
enfoque paisajístico. Cabe aclarar que dicha categoría de Paisaje Cultural
puede ser aceptada como rechazada según la pertinencia de los argumentos
adelantados para su elección.
Resulta
fundamental entender que un bien puede ingresar a la Lista con que se
justifique correctamente un solo y único criterio de los 10 elegibles. Por
ello, cuantos más criterios se elijan y sean aceptados por el Comité, mayor es
la responsabilidad del Estado Parte en la protección y conservación de los VUE
y sus atributos, porque al peligrar uno solo de los criterios aceptados,
peligra la totalidad del bien inscrito hacía la lista roja (56 sitios se
encuentran en esta lista en la actualidad) y, eventualmente, su
desclasificación, acontecimiento que sucedió 3 veces en la historia de la
convención desde 1972. Sobre este punto, Molinari
explicó que estas sanciones extremas son sentenciadas por los Estados Partes de
la Convención durante las reuniones del Comité del Patrimonio Mundial.
En
el marco del reconocimiento patrimonial, la organización intergubernamental
plantea en sus Directrices Prácticas
una serie de criterios de selección destinados a valorar la relevancia
universal de sitios de carácter cultural, natural y mixto (UNESCO, 1992). De no cumplir con lo pactado, el comité
exigirá al Estado Parte corregir inmediatamente estas situaciones con acciones
de remediación y mitigación que serán luego inspeccionadas a través de misiones
de expertos de los cuerpos asesores, dependiendo de las características
patrimoniales del bien. A tales efectos, la herramienta del Estudio de Impacto
Patrimonial se fue desarrollando por UNESCO, ICCROM, ICOMOS e IUCN (2022) para
enfrentar y evaluar estos acontecimientos de depredación de los atributos de
los sitios en contexto de Patrimonio Mundial, entrando estos últimos en una
fase conocida como “Monitoreo Reactivo”.
En
torno a las limitaciones y escenarios de riesgo señalados, resulta esencial el
compromiso político en sus distintos niveles gubernamentales o jurisdiccionales
para la patrimonialización de un bien y su inscripción en la Lista del
Patrimonio Mundial. Esta lista exige cada vez mayores estándares de protección
y gestión de los sitios propuestos. La UNESCO no financia la elaboración de los
expedientes; los Estados deben asumir el proceso, a veces con apoyo de ICOMOS
y/o IUCN. No obstante, durante las reuniones del Comité del Patrimonio Mundial,
los Estados desarrollan estrategias de lobby para lograr la inscripción.
Durante casi dos semanas de deliberaciones, se analizan los informes de
evaluación, pero la decisión final es prerrogativa exclusiva del Comité. Por
ello, es vital que el expediente describa adecuadamente los atributos materiales
e inmateriales del Valor Universal Excepcional (VUE), así como el respaldo
político desde las bases locales hasta las instancias intergubernamentales el
día del fallo.
Desde
el Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla (España), Silva
Pérez y Fernández Salinas (2020) investigan los procesos de patrimonialización
desde una mirada crítica y comparativa, a la luz de las directrices del
programa de UNESCO Global Geoparks. En ese correlato se definieron criterios
distintivos de potencialidades patrimoniales en paisajes icónicos de España, lo
que abono debates e inclusive fundamentos de inscribir la propuesta en un nuevo
paradigma, que además de considerar la triada ambiente, sociedad y economía,
adiciono la ponderada influencia de la dimensión política gubernamental en el
contexto decisional de que bienes o patrimonios son institucionalizados, en que
lugares o regiones y en que carácter. En ese marco inscriben una mirada
particular acerca del alcance y el reconocimiento internacional, al sostener
que “la intención de la UNESCO no es hacer un registro de los mejores bienes
inmuebles del planeta, sino establecer un elenco de ejemplos representativos en
el que los responsables de la gestión patrimonial encuentren criterios para
identificar mejor sus bienes y encarar su reconocimiento, protección y
provecho” (Fernández Salinas y Silva Pérez, 2015, p. 254). Por eso, la
definición y delimitación precisa del sitio resulta clave para una gestión
integral, conservación proactiva y anticipación a impactos derivados del
desarrollo local.
Patrimonios
consagrados y tentativos para interpretar los procesos de valorización en
Argentina.
A
modo de dimensionar las diferencias entre espacios patrimoniales instituidos y
el caso particular de la Reserva Provincial Pehuén Co - Monte Hermoso, se
comparan los indicadores claves además de la ficha técnica que caracteriza a
cada uno, según la Tabla1. De esta se intenta identificar patrones comunes y
singularidades que ameriten una contextualización por separado.
Nombre
del Sitio/Bien |
Los
Glaciares |
Parques
Ischigualasto / Talampaya |
Parque
Nacional Los Alerces |
Quebrada
de Humahuaca |
Reserva
Provincial Pehuén Co - Monte Hermoso |
|
Estados
Partes |
Argentina |
Argentina |
Argentina |
Argentina |
Argentina |
|
Lista |
Patrimonio
Mundial |
Patrimonio
Mundial |
Patrimonio
Mundial |
Patrimonio
Mundial |
Tentativa |
|
Tipo patrimonial |
Natural |
Natural |
Natural |
Cultural |
Mixto |
|
Particularidad previa y/o actual a la
declaratoria |
Parque
Nacional |
Parque
Nacional (Talampaya, La Rioja) y Parque Provincial (Ischigualasto,
San Juan) |
Reserva
de Biosfera Andino Norpatagónica (2007) y Parque
Nacional |
- |
Reserva
Provincial |
|
Categoría de conservación |
- |
- |
- |
Paisaje
Cultural |
- |
|
Código de color |
|
|
|
|
|
|
Coordenadas |
S50º0’0’’
W73º14’57.984’’ |
S30º0’0’’
W68º0’0’’ |
S42º51’10.08’’
W71º52’22.08’’ |
S23º11’59.5’’
W65º20’55.9’’ |
S38°59'43''
W61°39'00'' |
|
Fecha de presentación |
- |
- |
- |
- |
17/01/2014 |
|
Fecha de inscripción |
1981 |
2000 |
2017 |
2003 |
- |
|
Extensión |
- |
- |
- |
- |
- |
|
Criterios elegidos |
- |
iii, v, vii,
ix, x |
vii, x |
- |
iii, v, vi, viii,
ix |
|
Criterios aprobados |
vii, viii |
viii |
vii, x |
ii, iv, v |
- |
|
Criterios extendidos |
- |
- |
- |
- |
- |
|
Superficie del área núcleo |
726,927
ha |
275,369
ha |
188,379
ha |
172.116,4375
ha |
1620
ha |
|
Superficie de la zona de
amortiguamiento |
- |
- |
207,313
ha |
369.648,8125
ha |
- |
|
Nº de referencia del expediente |
966 |
1526 |
1116 |
5851 |
||
Administración del Sitio |
APN |
APN
y Provincia de San Juan |
APN |
Provincia
de Jujuy |
Provincia
de Buenos Aires |
Tabla
1.
Resumen comparativo de las características de los bienes tomados como casos de
estudios. Elaboración propia. Adaptado de datos del Centro del Patrimonio
Mundial, UNESCO (2025), https://whc.unesco.org/.
El
Parque Nacional Los Glaciares constituye la mayor área relicta de procesos
glaciológicos cuaternarios de Sudamérica. Su paisaje, modelado por glaciaciones
sucesivas, incluye picos graníticos de más de 3.000 msnm y glaciares que
alimentan lagos como el Viedma y el argentino. Entre ellos, se destaca el
Perito Moreno dado sus dinámicas rupturas glaciales (Benseny,
2020). El proceso de patrimonialización enfatizó los valores científico y
geológico de la región, más que su atractividad turística, ya que ella se
consolidó posteriormente mediante políticas de promoción conjuntas entre los
sectores públicos y privado. En tanto, la presentación ante la UNESCO fue
liderada por la Administración de Parques Nacionales (APN), con la articulación
de escalas de gobernanza municipales y provinciales (Almirón et al., 2006).
Ischigualasto
y Talampaya conforman una unidad natural que conserva
la sucesión estratigráfica completa del Triásico, representando valores
paleontológicos y geológicos únicos en el planeta (Benseny,
2020). Este reconocimiento respondió a una trayectoria institucional y
científica desde los años setenta, respaldada por investigaciones del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y las universidades
nacionales de La Rioja y San Juan. La articulación entre APN, las provincias
involucradas y la UNESCO fue clave para el reconocimiento (Salvadeo y Ruarte,
2018).
El
Parque Nacional Los Alerces resguarda uno de los últimos bosques templados
vírgenes de América del Sur, donde se destaca la presencia del Alerce
Patagónico (Fitzroya Cupressoides),
una conífera longeva y endémica amenazada a escala global. El proceso de
nominación subrayó tanto su valor ecológico como paisajístico, producto de
modelados glaciarios que dieron lugar a lagos
encadenados y cumbres escarpadas. La propuesta fue impulsada nuevamente por APN
en articulación con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
Nación (Benseny, 2020).
La
Quebrada de Humahuaca fue inscrita luego de un proceso promovido por el
gobierno de Jujuy que combinó iniciativas político-institucionales,
conocimientos académicos y dinámicas participativas. Desde 1993 se sucedieron
declaraciones patrimoniales preliminares, como la de “paisaje protegido”. A
partir de un equipo interdisciplinario se elaboró el expediente técnico, con
atributos tangibles e intangibles del área. Aunque se aspiraba a la categoría
de Itinerario Cultural, el Comité lo inscribió como paisaje cultural, por su
función como corredor milenario, sus paisajes agrícolas y modos de ocupación
articulados con el entorno (Troncoso, 2009, véase Figura1).
Figura 1. Sitio Arqueológico del Pucará de Tilcara,
Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina).
Fotografía tomada por los autores.
Por
su parte, la Reserva Provincial Pehuén Có Monte
Hermoso, incluida en la Lista Tentativa, constituye un sitio paleontológico de
relevancia internacional por la conservación excepcional de icnitas del
Pleistoceno. El proceso de patrimonialización evolucionó desde una gestión
local de corte científico, liderada por la geóloga Dra. Teresa Manera y
miembros de la comisión técnica del Museo de Ciencias Naturales “Carlos
Darwin”, hacia una estrategia con aspiraciones globales. La inclusión en la Lista
Tentativa consolidó un proceso articulado entre ciencia, normativa y
comunicación (Pacheco, 2018).
En
la entrevista realizada en el marco de este trabajo, la Dra. Manera destacó el
papel decisivo desempeñado por el Lic. Roberto Molinari,
quien fue coordinador de la inscripción de la Reserva (2009 / 2014), como
figura central en la elaboración y presentación del expediente ante dicho
organismo internacional. En consonancia con Pacheco (2018), la entrevistada
enfatizó la relevancia estratégica de las redes científico-técnicas locales,
las cuales constituyeron el principal sostén del proceso en ausencia de un
acompañamiento sistemático por parte de organismos como ICOMOS o la UICN. De
hecho, a pesar del reconocimiento internacional respecto de la singularidad paleontológica
del sitio, el proyecto fue afectado por limitaciones estructurales y otras
asociadas a la operatividad y la viabilidad de los postulados instituidos.
Entre los principales obstáculos se responsabilizó la carente designación de
financiamiento, la carencia de financiamiento adecuado, la discontinuidad
institucional, las presiones inmobiliarias sobre la zona de amortiguamiento y
los desacuerdos entre jurisdicciones municipales y provinciales, atravesados
por tensiones de carácter partidario. Estas condiciones condujeron, en última
instancia, a una paralización casi total del proceso.
Marco geológico y
dinámicas geomorfológicas del área serrana de Tandil.
Las
Sierras de Tandil constituyen el marco físico y geográfico del área de estudio.
A su vez, esta cadena serrana forma parte del denominado “Positivo Bonaerense”,
una estructura geológica que interrumpe la continuidad de la llanura pampeana.
Dentro de este marco, el relieve regional se organiza en dos geoformas
predominantes. En el sector central, predominan las formas dómicas,
donde las serranías presentan cerros redondeados y suaves. Estas geoformas
resultan del afloramiento del basamento cristalino ígneo y/o metamórfico,
datado entre 2.100-2.300 Ma (Chernicoff, Zappettini, Santos, Pesce y McNaughton,
2016). En contraste, áreas con afloramientos más jóvenes, formados entre
700-900 Ma, exhiben formas tabulares, caracterizadas por superficies mesetiformes típicas de la estratificación sedimentaria (Cingolani, 2008).
Como micro área de estudio o caso testigo se escogieron las sierras
aledañas a la ciudad de Tandil, esto incluye “La Poligonal” espacio designado
como Paisaje Protegido de Interés Provincial por la Ley Nº
14.126 (Figura 2).
Figura 2. Localización de rocas balanceadas en espacios
instituidos de las Sierras de Tandil. Adaptado de cartografía elaborada por
Dalla Salda et al. (1988 y 2006) como se citó en Cingolani
(2011), Fabre (1955), Picone (2014) y Servicio Geológico Minero Argentino (1998).
Elaboración propia.
En
el espacio serrano analizado sobresalen las denominadas rocas balanceadas,
movedizas o en pedestal, configuraciones que constituyen geoformas residuales
originadas por procesos de erosión y meteorización diferencial que inciden de
manera desigual sobre los materiales que las integran (Figura 3). Lejos de
encontrarse elevadas en el paisaje por acción directa, su posición aparente se
debe a la remoción de las formaciones rocosas circundantes, más vulnerables a
la degradación. Estos relictos geológicos emergen por la interacción de
diversos mecanismos, tales como la disolución química, la acción del agua y del
aire a lo largo de fracturas, la erosión diferencial entre materiales
litológicamente contrastantes, y la meteorización profunda en rocas graníticas.
De este modo, la resistencia del bloque superior, en conjunto con la morfología
generada por la pérdida progresiva de soporte en la base, otorgan su
característico equilibrio, frecuentemente inestable. Así, aunque múltiples
explicaciones erróneas las vinculan con la erosión eólica directa, la evidencia
geomorfológica indica que el viento actúa solo como agente secundario en la
limpieza de los detritos, no como formador primario (Ollier y Rabassa, 2021).
Figura 3. Rocas balanceadas
no reconocidas. Fotografías tomadas por los autores. Elaboración propia.
Análisis
interpretativo del geopatrimonio local: resultados
desde el enfoque FODA
El
análisis FODA se implementó como una herramienta heurística e interpretativa
para examinar la complejidad territorial del patrimonio geológico de Tandil,
para lo cual se puso énfasis en las rocas balanceadas como geoformas
identitarias. A diferencia de su uso tradicional en diagnósticos estratégicos
lineales, este esquema diagnóstico se resignificó desde una perspectiva
cualitativa multiescalar, la cual integró información documental, normativa y
registro testimonial. Se realizaron entrevistas semiestructuradas a ocho
especialistas en geología, geoconservación y patrimonio, junto a funcionarios
de cinco dependencias municipales con suma competencia en la gestión del
paisaje y regulación del uso del suelo: Obras Públicas, Ambiente, Secretaría
Legal y Técnica, Subsecretaría de Cultura y Educación, y el Área de Patrimonio.
Las entrevistas indagaron sobre el grado de reconocimiento institucional de las
geoformas, la aplicación efectiva de la normativa vigente, los conflictos entre
usos extractivos, turísticos y residenciales, la apropiación social del
patrimonio geológico y las posibilidades de valorización supralocal. Esta diversidad
de fuentes permitió construir una matriz FODA, la cual supera la simple
categorización de factores.
La
selección de los actores fue congruente a un muestreo teórico intencionado,
orientado a captar tanto el conocimiento experto como las lógicas institucionales
que inciden en la patrimonialización del geopatrimonio local. En tanto, el corpus empírico se
procesó mediante análisis temático de contenido, con codificación abierta
inicial y posterior agrupamiento axial, basándose en categorías emergentes
tales como: “valor simbólico”, “conflicto normativo”, “fragilidad
institucional”, “instrumentos de protección” y “potencial geoturístico”.
La codificación se realizó manualmente, en paralelo por dos investigadores de
cotejo, con procedimientos de validación intersubjetiva para garantizar la
coherencia interpretativa. Una vez alcanzada la saturación teórica, se
clasificaron los hallazgos en una matriz FODA interpretativa.
Fortalezas: atributos geológicos, paisajísticos y
simbólicos
Singularidad morfológica del relieve serrano: Las
geoformas en equilibrio, como la antigua Piedra Movediza y el monolito El
Centinela, configuran un paisaje disruptivo dentro de la llanura pampeana.
Estas formaciones constituyen referencias morfológicas únicas en la región
(Figura 4).
Valor científico y geológico del basamento expuesto:
las Sierras de Tandil forman parte del Cratón del Río de la Plata, con
afloramientos cuya antigüedad supera los 2.200 millones de años. Los
afloramientos de Tandil son verdaderos “documentos naturales” de la historia de
la Tierra, con un inapreciable valor didáctico y cultural que deberían ser
preservados como patrimonio de la humanidad (Cingolani,
2008).
Reconocimiento normativo del paisaje serrano: La Ley
Provincial 14.126/2010 declara a las Sierras de Tandil como Paisaje Protegido.
Esta categoría jurídica establece límites a la expansión urbana y promueve la
protección del entorno geológico, cultural y ecológico. Esta disposición se
articula con el Plan de Ordenamiento Territorial Municipal (Ord. 9865/2005) que
incorpora la categoría de “Zona Protegida Natural”, y con ordenanzas locales
como la 12445/2011, que instituye el “Día de la Preservación de las Sierras”.
En términos de conservación internacional, este tipo de área corresponde a la
Categoría V de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza), la cual se caracteriza por preservar paisajes donde la interacción
sostenida entre las comunidades humanas y la naturaleza ha generado valores
ecológicos, biológicos, culturales y estéticos significativos, cuya integridad
demanda estrategias específicas de gestión y protección (IUCN, 1994).
Imbricación del geopatrimonio
en la cultura local: La vinculación histórica entre las formaciones rocosas y
las narrativas locales constituye un eje de construcción identitaria. Las
memorias colectivas, los mitos y las prácticas asociadas al oficio del
picapedrero consolidan un sentido de pertenencia territorial. Este saber,
reconocido como manifestación del Patrimonio Cultural Inmaterial por el Estado
Nacional en el marco de la Convención UNESCO de 2003 (Ley 26.118), refuerza la
dimensión simbólica y etnográfica del paisaje serrano.
Oportunidades: normativa vigente, participación
social y potencial geoturístico
Marco jurídico favorable a la conservación: la
existencia de un cuerpo normativo, sumado a ordenanzas municipales recientes,
establece las bases jurídicas para la conservación activa del paisaje serrano.
Proyectos de geoturismo y resignificación del espacio
minero: existen propuestas orientadas a la reconversión de antiguas canteras en
espacios de uso público, como senderos interpretativos, parques geomineros o instalaciones para actividades recreativas.
Estas iniciativas abren posibilidades para resignificar el patrimonio geológico
como recursos educativo y recreativo.
Participación activa de la sociedad civil: diversas
organizaciones comunitarias impulsan acciones de defensa del paisaje serrano.
Campañas de sensibilización, actividades educativas y propuestas de
intervención territorial muestran parte de un tejido social comprometido con la
protección del patrimonio natural.
Articulación interinstitucional y acceso a
financiamiento: la vinculación entre universidades, municipios, museos,
entidades turísticas y empresas locales crea condiciones para implementar
proyectos integrales. La posibilidad de acceder a convenios de cooperación y
programas de extensión académica refuerza estas perspectivas.
Debilidades: limitaciones normativas, conflictos
territoriales y fragmentación institucional
Ausencia de un plan de manejo integral: aunque el
paisaje serrano cuenta con una figura de protección legal, aún no se ha
concretado un plan de gestión específico que articule conservación, uso
turístico y restauración de espacios degradados o pasivos ambientales (Figura
4).
Deficiencia en la infraestructura interpretativa: los
sitios geológicos carecen de señalización adecuada, materiales didácticos y
dispositivos de interpretación que permiten al visitante comprender el valor
científico y cultural de las formaciones presentes.
Conflictos por el uso del suelo en zonas de valor
geológico: la coexistencia de intereses privados, expectativas turísticas,
pasivos mineros y normativa ambiental ha generado tensiones respecto al destino
de ciertos espacios serranos.
Fragmentación de competencias institucionales: la
gestión de las sierras presenta superposición de competencias y falta de
continuidad en políticas públicas, lo que obstaculiza avances coordinados.
Falta de apropiación social del valor geológico: una
parte significativa de la población local no reconoce el significado científico
del paisaje ni su condición patrimonial. Este desconocimiento favorece
conductas inapropiadas, como el vandalismo o el uso recreativo irrespetuoso de
los geositios.
Identificación parcial de las rocas balanceadas: si
bien existen casos emblemáticos debidamente reconocidos, como la Piedra
Movediza y el monolito de El Centinela, numerosas geoformas en equilibrio
distribuidas en el paisaje serrano permanecen sin identificación formal. A
pesar de su relativa facilidad de localización visual en distintos cordones y
lomadas, la ausencia de un inventario sistemático impide su protección y
valorización efectiva.
Falta de cumplimiento efectivo de la normativa: la
aplicación débil de las leyes y ordenanzas existentes permite la continuidad de
prácticas ilegales o irregulares. La ausencia de fiscalización sistemática, la
baja ejecución de sanciones y la injerencia de intereses particulares socavan
la efectividad de los marcos normativos vigentes.
Amenazas: presiones antrópicas, fragilidad normativa
y erosión simbólica
Presión inmobiliaria y urbanización en zonas de
riesgo: la expansión urbana en áreas serranas constituye una amenaza concreta.
El avance de edificaciones sobre laderas, la apertura de loteos y las obras en
cotas elevadas, muchas veces sin control, afectan la integridad del paisaje y
restringen el acceso público a zonas de alto valor patrimonial.
Deterioro por vandalismo y uso inadecuado del
espacio: las geoformas más representativas han sido objeto de pintadas,
fogatas, extracciones informales de roca y tránsito no regulado. Sin mecanismos
de control, las afectaciones pueden tornarse irreversibles.
Desinterés social y pérdida de conciencia
patrimonial: la progresiva desvinculación de amplios sectores sociales,
acentuada por el recambio generacional, representa un factor de riesgo
creciente para la conservación del patrimonio geológico. Esta tendencia podría
intensificarse si no se incorporan contenidos específicos en los programas
educativos formales y en las políticas culturales locales.
Figura 4. Rocas balanceadas instituidas de la ciudad de Tandil. A la izquierda:
Piedra Movediza de Tandil (ca. 1890), Archivo General de la Nación Argentina,
Inventario N.º 337392. A la derecha: El Centinela, Tandil (s.f.), Colección
Particular Ana Lualdi, CeGEHCS-IGEHCS
(CONICET/UNCPBA).
Los potenciales
patrimonios de Tandil frente a los referentes nacionales.
La
comparación con los casos argentinos ya inscritos en la Lista del Patrimonio
Mundial, permite dimensionar con mayor nitidez los desafíos y especificidades
en el estudio de caso. A diferencia de estos bienes, cuyos atributos naturales
se organizan en torno a unidades de conservación amplias y homogéneas, Tandil
se presenta como un territorio geológico de escala media, intensamente
antropizado, en el cual los procesos geomorfológicos adquieren valor no solo
por su espectacularidad física, sino también por la estrecha relación que han
construido con las prácticas sociales y la memoria colectiva. Esta condición lo
aparta de la lógica de los espacios naturales prístinos y exige, en cambio, una
lectura crítica del paisaje como construcción multiescalar, donde confluyen
geomorfología, apropiación social e interés científico.
Desde
los criterios metodológicos seleccionados de las Directrices Prácticas de la
Convención (UNESCO, 1992), sintetizados en la Tabla 2, Tandil podría
fundamentar su candidatura a partir del criterio (viii),
al igual que los sitios comparados, aunque su aplicabilidad requeriría un
esfuerzo mayor de argumentación en términos de autenticidad e integridad
territorial, como así también su estado de conservación respectivo. El criterio
(vii), central en los casos de los PN Los Glaciares y
PN Los Alerces, también resulta defendible en Tandil a partir del contraste
paisajístico con la llanura pampeana, pero exige una narrativa ligada a la
iconicidad regional. Sin embargo, a diferencia de los otros casos, el área de
estudio incorpora con mayor claridad dimensiones culturales que podrían activar
los criterios (iii) y (vi), especialmente si se
sistematiza la historicidad de las prácticas extractivas y la pervivencia del
oficio de picapedrero, junto a las apropiaciones socioculturales en torno a las
rocas balanceadas como la Piedra Movediza. Esto configura una mixtura
patrimonial no presente en los bienes naturales comparados, salvo en el caso
tentativo de Pehuén Có y la Quebrada de Humahuaca.
En
términos de gestión, Tandil se encuentra en situación de desventaja estructural
frente a los casos inscriptos, ya que estos fueron respaldados por marcos
normativos nacionales previos, con planes de manejo específicos y autoridades
de aplicación. En cambio, en este caso Tandil evidencia una gobernanza
fragmentada, sin articulación efectiva entre los diferentes niveles, ni
planificación territorial desde un enfoque patrimonial. Mientras los bienes
reconocidos cuentan con figuras consolidadas de conservación y financiamiento
público sostenido, en la jurisdicción local se opera con iniciativas dispersas,
apoyadas en esfuerzos comunitarios y ordenanzas parciales o deficientes. Esta
asimetría no anula su potencial, pero visibiliza una brecha que exige ser
abordada mediante políticas integradas de geoconservación,
valorización y gestión participativa del territorio.
Criterio |
Descripción |
(iii) |
Aportar un testimonio único, o al menos excepcional, sobre
una tradición cultural o una civilización viva o desaparecida. |
(vi) |
Estar directa o
materialmente asociado con acontecimientos o tradiciones vivas,
ideas, creencias u obras artísticas y literarias que tengan una importancia
universal excepcional. (El Comité
considera que este criterio debería utilizarse preferentemente de modo
conjunto con los otros criterios). |
(vii) |
Representar fenómenos naturales o áreas de belleza natural
e importancia estética excepcionales. |
(viii) |
Ser ejemplos eminentemente representativos de las grandes
fases de la historia de la tierra, incluido el testimonio de la vida, de
procesos geológicos en curso en la evolución de las formas terrestres o de
elementos geomórficos o fisiográficos significativos. |
Tabla
2.
Criterios seleccionados de evaluación del Valor Universal Excepcional.
Elaboración propia. Adaptado de datos del documento Directrices Prácticas de la
Convención (UNESCO, 1992).
A
modo de debate o discusión, cabe repreguntarnos si la valorización, designación
o institución de normas de estos patrimonios solamente deben acotarse a la
definición unilateral de los actores gubernamentales, que en definitiva amplían
en la práctica la triada de la sostenibilidad, es decir los vínculos recíprocos
en la economía, la sociedad y el ambiente. Además, el caso de Tandil se enmarca
en una singularidad signada por la fuerte impronta municipal, a diferencia de
los demás patrimonios que se los ha instituido en la órbita provincial o nacional,
y posteriormente fueron tenidos en cuenta por la UNESCO. De hecho, por las
particularidades y la unicidad de las geoformas, la movilidad intermitente o
del pasado de rocas icónicas y la antigüedad del relieve, las sierras
bonaerenses debieran trascender a otros niveles o ámbitos decisionales para ser
revalorizadas en la escala internacional.
Conclusiones
El
estudio del geopatrimonio de las Sierras de Tandil,
centrado en las rocas balanceadas, permite reconocer no solo su excepcionalidad
geológica, sino también su profunda imbricación en las identidades
territoriales y procesos socioculturales locales. A diferencia de otros bienes
argentinos ya reconocidos por la UNESCO, Tandil plantea un misceláneo
patrimonial singular, donde lo natural y lo cultural convergen en un paisaje
intensamente antropizado.
Esta
particularidad exige mecanismos de gestión integrados que contemplen tanto la
conservación como la participación activa de la comunidad. Las experiencias
comparadas demuestran que todos los sitios del Patrimonio Mundial han partido
de figuras de gestión robustas, como lo son los Parques Nacionales, cuya
institucionalidad facilita su postulación y legitimidad en términos de
conservación. Por ello, cualquier intento de valorización a escala
internacional deberá ser precedido por un compromiso político sostenido, la
formulación de un plan de manejo territorial coherente y la articulación intersectorial
entre actores locales, científicos y organismos gubernamentales. Tandil
presenta así condiciones parciales, con debilidades en términos de
autenticidad, integridad, protección y gestión, lo que limita su viabilidad
como sitio del Patrimonio Mundial.
En
este contexto, resulta pertinente considerar figuras alternativas como la de
Geoparque Mundial UNESCO, potencialmente más acordes con la realidad
territorial y las capacidades locales. Esta alternativa constituye una línea de
indagación relevante para futuras investigaciones.
Agradecimientos
Los
autores expresan su sincera gratitud a quienes, con compromiso y generosidad,
acompañaron este recorrido investigativo en torno a los procesos de
patrimonialización. A la Dra. Teresa Manera y al Lic. Roberto Molinari, por compartir no sólo su vasta experiencia
profesional, sino también una visión profundamente arraigada en la defensa y
puesta en valor de aquellos elementos que configuran la memoria de un
territorio. Sus aportes resultaron fundamentales para pensar el patrimonio no
como un legado estático, sino como una construcción viva, en permanente disputa
y resignificación.
Asimismo,
agradecen a las y los especialistas, técnicos y funcionarios que ofrecieron sus
miradas, saberes y experiencias durante las entrevistas realizadas, cuyas
contribuciones permitieron enriquecer el análisis desde una perspectiva
integral e interdisciplinaria. Se hace extensivo el agradecimiento al Centro de
Documentación de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (CeGEHCS),
dependiente del Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS),
CONICET/UNCPBA, por haber suministrado valioso material de archivo. Finalmente,
reconocen especialmente a quien tuvo a su cargo la revisión de este artículo,
la Mg. Dominique Melhaoui, cuyas observaciones
permitieron fortalecer la propuesta en términos lingüísticos.
A
todas y todos ellos, nuestro más profundo reconocimiento por haber contribuido
a esta reflexión colectiva sobre los sentidos y desafíos del patrimonio en su
gestión integral y conservación tanto para las generaciones presentes como para
las futuras.
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[1] Centro de Investigaciones Geográficas - FCH -
UNCPBA - CONICET. E-mail:
gonzasch95@gmail.com
[2] Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades -
CONICET - Universidad Nacional de Salta E-mail: diegosberna@gmail.com
[3]Centro de Investigaciones Geográficas (CIG),
Facultad de Ciencias Humanas (FCH), Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires (UNCPBA). E-mail: jorgelapena@hotmail.com
[4] Análisis de Fortalezas,
Oportunidades, Debilidades y Amenazas, utilizado para evaluar condiciones
internas y externas de un objeto de estudio.
[5] Director Nacional
de Conservación de la Administración de Parques Nacionales en el periodo
2003/2009 y Miembro del Comité Argentino del Patrimonio Mundial UNESCO en el
periodo 2003/2015.