dignidad humana (en el sentido de ser completa en sí misma y de no
requerir ayudas externas), la noción de dignidad se enfrenta con
dificultades no menores. Pues, al suponer que las condiciones materiales
no afectan la integridad moral de las personas se pierden de vista las
grandes desigualdades materiales entre naciones o clases sociales de
nuestro tiempo, y, por ejemplo, se llega a pensar que los deberes de justicia
no entrañan gasto de dinero alguno.
El Capítulo Dos está enteramente dedicado a Cicerón, a quien se
toma como referencia para exponer las bases de la distinción entre deberes
de justicia y deberes de beneficencia. No obstante, si bien el análisis
cuestiona estos argumentos, también muestra que Cicerón inaugura un
modo de revertir este proceso a partir de la doctrina de la responsabilidad
negativa. En general, para Cicerón los deberes de justicia implican la idea
de tratar al otro como un fin en sí mismo y nunca como un medio (idea que
llegará a ser decisiva para Kant), y de que nunca debemos usar a los demás
para nuestro beneficio. Por esto la violencia, el robo y la guerra son
condenables e injustos. Con la salvedad de que la guerra en ocasiones está
justificada, cuando se restituye el orden que previamente había sido
violentado. Pero incluso en estos casos los enemigos merecen un trato
respetuoso. En este sentido, los deberes de justicia son universales y
poseen un alcance global, incluyendo también a los extranjeros.
Diferenciándose de este modo de los deberes de beneficencia a los que es
necesario delimitar, dado que el número de personas necesitadas es infinito
(infinita multitudo) y no podemos ayudar a todo el mundo. Por eso,
Cicerón propone algunos criterios de demarcación como la gratitud, la
necesidad, la dependencia, y los lazos afectivos.
La infravaloración de los deberes de beneficencia (en Cicerón y en
autores posteriores como Kant) se deriva de la tesis estoica según la cual a
las personas buenas de verdad no les importa perder cosas externas, y a la
inversa, si la pérdida material les importa es porque son moralmente
deficientes. Tesis que se sintetiza en el lema estoico según el cual, la
persona sabia es libre, aunque sea un esclavo. Nussbaum muestra que este
planteo es incoherente con la insistencia en la inviolabilidad de los deberes
de justicia, además de que no tiene en cuenta que la justicia cuesta dinero
(y por lo tanto requiere de ayuda material). Por lo tanto, si se quiere velar
por la justicia más allá de las fronteras nacionales es necesario que los
Estados estén dispuestos a gastar dinero para mejorar las instituciones de
otros países. La doctrina de la responsabilidad negativa de Cicerón sirve
precisamente para justificar esta demanda. Según Cicerón, hay dos tipos
de comportamientos injustos: uno es causar daño a otro directamente, el