Páginas de Filosofía, Año XXII, Nº 25 (enero-diciembre 2021), 132-137
Departamento de Filosofía, Universidad Nacional del Comahue
ISSN: 0327-5108; e-ISSN: 1853-7960
http://revele.uncoma.edu.ar/htdoc/revele/index.php/filosofia/index
RESEÑA/ REVIEW
Moreno, Inés (2021). La autonomía de la experiencia estética y su
problemática aplicación al arte. Montevideo: Ediciones Universitarias-
Unidad de Comunicación de la Universidad de la República, 184 páginas.
Howen Isaac Rava
Facultad de Humanidades
Universidad Nacional del Comahue
hr_knopfler@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-1471-2186
Palabras clave: Experiencia estética; Arte; Belleza; Autonomía; Teoría experiencialista
Key Words: Aesthetic experience; Art; Beauty; Autonomy; Experientialism
La autonomía de la experiencia estética y su problemática
aplicación al arte es una obra que se propone precisar y a la vez,
corregir ciertas interpretaciones problematicas respecto a la naturaleza
de la experiencia estética; entre ellas, la supuesta desconexión con otras
capacidades humanas (como la cognitiva), así como también la continua
identificación de la dimensión estética con la restringida esfera artística.
¿Por qué resulta tan confuso hoy en día descifrar el valor de las obras
artísticas? ¿Cómo se ha llegado hasta la situación actual del arte
contemporáneo donde, por ejemplo, las artes visuales, paradójicamente,
tienen ya muy poco de “visual”? ¿Por qué se generó una ruptura tan radical
con la forma de producir y apreciar el arte en la que, ciertamente, los
factores estéticos ya tienen un peso casi nulo? Y, en última instancia:
¿cómo es que hemos llegado a disociar lo artístico de la vida? Estos son
algunos de los problemas e interrogantes que la obra pretende explicar.
Para ello, Moreno analiza los orígenes filosóficos de la idea de
autonomía y de especificidad estética en la modernidad, mostrando la
dificultad que se plantea al querer fijar la experiencia estética en términos
133
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Páginas de Filosofía, Año XXII, 25 (enero-diciembre 2021), 132-137
de objetividad o subjetividad. Esta dificultad se vincula con dos posiciones
extremas y excluyentes: o bien, por un lado, existirían propiedades
específicamente artísticas y unos valores universales que nos permitan dar
con la esencia del arte posición que parte de las ideas de autonomía y
especificidad del arte del siglo XVIII y desemboca en los esteticismos de
la segunda mitad del siglo XX. Por otro lado, los productos artísticos
serían meras convenciones sociales y, en cuanto tales, no contendrían
características intrínsecas que determinen su esencia sino que, más bien,
su constitución sería de carácter arbitrario y relativo postura
contextualista-institucionalista del arte representada por autores como
George Dickie. Ante estas dos concepciones dentro de la filosofía del
arte que se conciben tradicionalmente como las únicas posibles, la
autora sostiene que dichas explicaciones del fenómeno artístico y estético
son insuficientes y que, además, conducen a un callejón sin salida. En este
sentido, Moreno aboga por una concepción crítica que rescate la
complejidad de la experiencia estética, ya que ambas posiciones extremas
dejan de lado lo que, a su parecer, es un asunto central: “el carácter
eminentemente histórico del fenómeno del arte y la imposibilidad de
considerar la experiencia del arte separada tanto de su momento estético
como de otros ámbitos de la vida cotidiana, social, religiosa o política de
las diferentes culturas” (Moreno, 2021: 89).
La obra tiene, entonces, dos ejes principales: uno que gira
fundamentalmente en torno a problemáticas propias de la Filosofía del
Arte y la Estética, como disciplina moderna, en donde se analiza el origen
filosófico de la idea de especificidad, autonomía y pureza en la belleza
formuladas en el siglo XVIII así como también se observan algunas de
las repercusiones de dichas ideas en las vanguardias del siglo XX. El otro
eje trata más específicamente de la experiencia estética, ya no como noción
que le compete solo a la Estética, sino más bien como un concepto más
extenso y pluridimensional. En efecto, Moreno dice que “el arte está
vinculado fuertemente a la experiencia estética, pero no es cierto que esa
experiencia sea privativa del arte, ni que el arte sea, exclusivamente,
experiencia estética” (2021, 16). Así, lo que se muestra hacia el final del
libro es que dicha experiencia debe ser entendida multidisciplinarmente;
es decir, en conjunción con la ciencia cognitiva, la psicología de la
percepción, la neurociencia, la lingüística y la historia del arte. Para dar
cuenta de esta complejidad, Moreno se posiciona dentro de lo que se
conoce como experiencialismo o Teoria experiencialista escuela de
pensamiento fuertemente marcada por los aportes que realizaron Lakoff y
Johnson en los años ochenta con su famosa obra Metáforas de la vida
134
HOWEN ISAAC RAVA
Páginas de Filosofía, Año XXII, 25 (enero-diciembre 2021), 132-137
cotidiana (1980), y otros pensadores previos que sentaron las bases de
dicho paradigma centrado en la experiencia, como John Dewey (El arte
como experiencia, 1949) . Esta corriente filosófica, que ha resultado en
las últimas décadas ampliamente informada desde un paradigma científico
con el auxilio de disciplinas como la psicología cognitiva y la neurología,
entre otras, entiende a la experiencia estética como algo que es común a
otras áreas del conocimiento humano y no como algo únicamente
vinculado con la producción del arte.
El libro que aquí se comenta, realizado con el apoyo de la Comisión
Sectorial de Investigación Científica (CSIC) de la Universidad de la
República (Uruguay), se compone de cuatro capítulos. En el primero,
titulado “Autonomía y especificidad de lo estético. De la teoría subjetivista
del siglo XVIII al purismo de las vanguardias”, Moreno se enfoca en
analizar el origen de la idea de autonomía estética en el siglo XVIII, a partir
de la fórmula del filósofo irlandés Francis Hutcheson en su obra principal
Inquiry into the Original of our Ideas of Beauty and Virtue (1725), y sus
repercusiones en los manifiestos vanguardistas y en la teoría del arte
contemporáneo. La idea que la autora destaca de la Europa del setecientos,
encausada principalmente por el empirismo británico, es la de que, junto
con el giro subjetivista del pensamiento estético mediante el cual la
belleza pasa a ser un sentimiento o estado de afecto gratificante del sujeto
y ya no una cualidad de los objetos externos al mismo, el arte se explica
por un tipo de experiencia específica, peculiar y autosuficiente, desligada
de todo lo externo y desprovista de cualquier tipo de función extra-estética.
Bajo la expresión propia del siglo XVII <art for art’s sake>, se intenta dar
cuenta de que la obra de arte se considera autónoma y como un objeto
valioso en mismo. Es precisamente esta idea de la absoluta autonomía
de la belleza y del arte la que determinó, para la autora, tanto su esplendor
inicial como su agotamiento hacia finales del siglo XX. De esta manera,
Moreno describe el contexto en el que se desarrolla la nueva estética
subjetivista en el siglo XVIII; junto con el origen de la doctrina de la
autonomía, para mostrar posteriormente la concepción canónica del
pensamiento moderno respecto del arte, cuyo eje central es la defensa de
la autonomía y pureza de los lenguajes artísticos.
En el segundo capítulo “Placer, gusto y desinterés: en el nuevo
orden del siglo XVIII y en la teoría estética contemporánea” se examina el
surgimiento de dichas categorías estéticas en el contexto del siglo XVIII.
Por un lado, el gusto refiere a una capacidad humana que requiere tiempo
y experiencia en la recepción; el placer estético, por otro, a un sentimiento
gratificante, particular y específico que, según Hutcheson, no sería
135
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Páginas de Filosofía, Año XXII, 25 (enero-diciembre 2021), 132-137
corporal sino racional (a partir de una operación de la facultad del sentido
interno). Por último, el desinterés es entendido como aquella actitud o
postura que considera al objeto artístico con independencia de sus
funciones y asociaciones referenciales de cualquier índole. Dicha actitud
está fuertemente ligada a ese placer sui géneris formulado como prueba
del carácter autónomo de la experiencia estética. En este capítulo,
entonces, se tratan especialmente las tres categorías gusto, placer y
desinterés como ideas interdependientes y profundamente influyentes
en la estética y teoría del arte de los siglos posteriores particularmente,
en la teoría estética contemporánea de Beardsley, Sibley y Stolnitz. El
principal móvil de estas nociones que enfatizaron la especificidad de lo
estético fue, según Moreno, el de querer encontrar una brecha justamente
allí donde, para autores como Dewey, lo que en realidad hay es continuidad
(aspecto que será retomado al final del libro).
El tercer capítulo, titulado “El irreductible dualismo de la belleza
en la estética moderna y El tratamiento diferencial de la belleza natural y
la belleza artística”, tiene el propósito de mostrar los problemas que
acarrea la teoría de la autonomía de la experiencia estética de la primera
Modernidad al reflexionar sobre la belleza artística. En efecto, Moreno
reconoce que la tesis de la especificidad y autonomía que se había aplicado
a la contemplación de la belleza del mundo resultó, sin embargo,
insuficiente e inadecuada para explicar la apreciación del arte tanto como
su producción, por lo que dichas doctrinas modernas se vieron obligadas a
modificar sus consideraciones estéticas. En este sentido, se sostiene que la
ambigüedad o ambivalencia de la noción de belleza ha sido objeto de
numerosos malentendidos y dificultades para la teoría, como por ejemplo
la denominación que realiza Hutcheson sobre la belleza como un
sentimiento gratificante y, también, como referido a ciertas características
de los objetos que lo desencadenarían. Esta indefinición también se
encuentra respecto a si la belleza es una idea simple o compleja, o si
corresponde a las cualidades lockeanas primarias o secundarias, aspectos
que apuntan a mostrar la imposibilidad de separar lo subjetivo de lo
objetivo en el sentimiento estético. Se analizan, así, las contribuciones de
las teorías de Hutcheson, Hume y Kant ante el problemático fenómeno de
variabilidad en el arte y en los gustos, teorías que pretendieron fundar un
criterio universal para la belleza que se aplique tanto a la observación
desinteresada de la naturaleza como al objeto artístico.
El cuarto y último capítulo, “Una nueva perspectiva: la teoría
experiencialista”, se dirige a tratar la experiencia estética desde una
perspectiva contemporánea denominada experiencialismo que intenta
136
HOWEN ISAAC RAVA
Páginas de Filosofía, Año XXII, 25 (enero-diciembre 2021), 132-137
devolverle a ésta un papel más amplio y fundamental que el derivado de
las concepciones estéticas y artísticas analizadas previamente. En efecto,
de las ideas estéticas modernas revisadas, dos cosas se mantienen como
postulados fundamentales: en primer lugar, que la experiencia estética es
un sentimiento y, como tal, no aporta nada al conocimiento; en segundo
lugar, que ese sentimiento es peculiar y autónomo. El experiencialismo
vendrá a romper fuertemente con estas tesis modernas y con todos los
dualismos derivados de ellas: de hecho, se podría decir que justamente el
principal mérito de dicha perspectiva es el intento de superación de las
dicotomías subjetivo-objetivo; autónomo-heterónomo y desinteresado-
funcional que, según Moreno, han estancado la reflexión sobre la estética
y el arte. Ciertamente, desde el experiencialismo no se considera a la
experiencia estética como un mero sentimiento, sino más bien como una
experiencia profundamente enraizada en la cognición humana. Pero más
aún: la experiencia estética, para pensadores como Lakoff y Johnson,
resulta ser la piedra angular de la cognición, ya que sin ella no podríamos
construir significados y ordenar nuestro mundo de una manera coherente
y vivenciable. Así, tomando especialmente los trabajos de dichos autores,
Moreno sostiene que, al explorar el origen corporal del significado, el
pensamiento, el lenguaje y el arte, vemos que la experiencia estética no
estaría separada de otro tipo de experiencias, sino que existiría en
continuidad con el resto de ellas.
Esta tesis, por otro lado, ya se encontraría anticipada en el
pragmatismo naturalista de Dewey (1949), y es precisamente en este
sentido que se afirma, desde esta línea de pensamiento que aquello que
llamamos “arte”, resultaría ser la culminación o exaltación máxima de esa
construcción de significados primaria. A partir de la hipótesis de que todos
los modos iniciales de creación de significado son fundamentalmente
estéticos, la autora desarrolla algunos de los elementos, los esquemas de
imagen y la proyección metafórica que, desde el experiencialismo, resultan
indispensables para descifrar el origen mismo de la atribución de
significados humanos a través de nuestra corporalidad. “La experiencia
estética aparece como proceso de significación a través de la percepción,
el movimiento del cuerpo en un ambiente determinado y la imaginación,
esa operación es la que expresan las fórmulas: enact meaning o body-based
meaning (2021, 161).
Para finalizar, y en palabras de la propia autora, “el fenómeno
estético no debería considerarse como específica y exclusivamente
vinculado con el arte, sino más bien como parte de las respuestas más
básicas y vitales del hombre que darán origen tanto al arte, como al
137
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Páginas de Filosofía, Año XXII, 25 (enero-diciembre 2021), 132-137
lenguaje y el pensamiento” (2021, 156). En este sentido, la obra de Moreno
representa un verdadero interés y un empeño formidable por colocar
a la experiencia estética en el lugar de la piedra angular de la constitución
de significados humanos y, con ello, en un ámbito de reflexión que no solo
se restringe al pensamiento filosófico, sino que invita también a un diálogo
multidisciplinar en donde dicha experiencia debe ser entendida y estudiada
en conjunción con campos de las ciencias cognitivas neurociencias,
psicología de la percepción, lingüística cognitiva, entre otras.
Recibido el 13 de octubre de 2021; aceptado el 15 de noviembre de 2021.