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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Páginas de Filosofía, Año XXII, Nº 25 (enero-diciembre 2021), 126-131
modelada menos por la atención que por el uso. Así considerado, el ready
made vendría a ser un mecanismo, un dispositivo que, al activarse, libera
un “espacio de juego” que rehabilita la percepción, dando lugar al
despliegue de la imaginación y la creatividad, así como a la experiencia
corporal que el espectador hace del objeto.
El capítulo continúa con el análisis de la polaridad “valor cultual”
y “valor exhibitivo”, “apariencia” y “juego”, sobre la base de la distinción
entre “primera técnica” y “segunda técnica”, esencial para comprender la
concepción de la historia del arte de Benjamin y su crítica de la obra de
arte autónoma. Finaliza con la confrontación entre “La obra de arte en la
época de su reproductibilidad técnica” y “El origen de la obra de arte” de
Martin Heidegger, textos del mismo año, que permite dar cuenta de los
diferentes fundamentos por los cuales en ambos ensayos se recusa la
autonomía estética. En este derrotero, conceptos fundamentales de ambos
filósofos como tékhne y phýsis, Erfahrung y Erlebnis serán desplegados.
“El surrealismo. La última instantánea de la inteligencia europea” del año
1929 es el tema del capítulo 11. Allí, entre los conceptos de Benjamin
ilustrados por Ibarlucía emerge el de la iluminación profana, producto de
los sueños de los surrealistas que, como una superación del umbral de la
Erlebnis, de la vivencia o experiencia vivida del yo individual, representa
la superación de la experiencia religiosa. De acuerdo con Benjamin, por
medio de esta, los surrealistas desarrollaron un arte alegórico que absorbe
el aura evanescente de las cosas y las redime de su obsolescencia para, de
esta manera, reemplazar la mirada histórica sobre lo ya sido por la
política. En la segunda parte del capítulo, a partir de la lectura que hace
Benjamin de ciertos escritos de Heidegger, los temas son la
secularización del misticismo y el nihilismo revolucionario.
Finalmente, partiendo de las críticas de Benjamin al materialismo
metafísico de la teoría comunista y al materialismo dialéctico, Ibarlucía
da cuenta del concepto de “materialismo antropológico”, presente en las
experiencias de los surrealistas. Luego se detiene en la relación del
filósofo alemán con el movimiento Contre-attaque, en 1936, y su
propuesta de estudiar las “nuevas superestructuras sociales” como
fundamento de la lucha contra el fascismo, objetivo al que responde
expresamente, nos recuerda el autor, “La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica”.