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DIVERSIDAD Y ESPACIALIDAD
Páginas de Filosofía, Año XXII, Nº 25 (enero-diciembre 2021),71-99
puesto en el tema de una “onto-estética” que oficia de marco para su estudio justifica
tratar en conjunto ambas mesetas y aporta algunas claves para comenzar a ordenar los
distintos aspectos del concepto de estrato. De todos modos, al no ser su tema central,
este ordenamiento no deja de ser algo esquemático y preliminar (Holland 2013, 53-76).
Más detallado en relación a nuestro tema resulta el estudio de Brent Adkins. Al dedicar
un capítulo de su libro a cada meseta, su enfoque se acerca más a lo que aquí
intentamos. De todos modos, en dicho capítulo el concepto de estrato aparece
demasiado cercano no sólo al de agenciamiento, sino también al de máquina abstracta.
En sus palabras, “estrato, agenciamiento y máquina abstracta existen todos en el mismo
plano” (Adkins 2015, 47). Si bien esta afirmación puede estar justificada en el caso del
agenciamiento, que cumple una doble función en el sistema de los estratos y puede, en
efecto, ser tratado como estrato cuando cumple esas funciones (inter-estrato y meta-
estrato), al aplastar la dimensión de la máquina abstracta tan enfáticamente sobre la
estratificación se corre el riesgo de descuidar las distinciones ontológicas que Deleuze y
Guattari intentan pensar a través de esos conceptos (en este punto el estudio de Adkins
es, por momentos, oscilante). La Tesis Doctoral de Evanio Guerrezi, citada en la nota
anterior, dedica un capítulo a la estratificación que también subordina en cierto sentido
el concepto de estrato a los de
y el biológico. Ahora bien, ¿a qué nos referimos exactamente con
“diversidad espacial”? Brevemente, digamos que el ámbito preciso de
esta indagación se refiere al espacio empírico. El capítulo quinto de
Diferencia y repetición comienza distinguiendo los conceptos de
“diversidad” y “diferencia”, operando la segunda como condición de la
primera. Es decir que la diferencia –que el mencionado capítulo
despliega bajo al concepto de intensidad– es lo que hace que lo diverso
sea lo que es y se dé en la forma en que se da (Deleuze 1968, 286). Así,
lo diverso es el espacio empírico, mientras que la diferencia es la
condición trascendental de dicha diversidad. La hipótesis que aquí
ofrecemos es que el concepto de estrato, tal como se despliega en la
“Geología de la moral”, permite pensar la diversidad en una serie de
articulaciones materiales que configuran una compleja teoría de la
espacialidad fenoménica.6
En primer lugar, examinaremos algunas nociones básicas de la
geología que, utilizadas libremente por Deleuze y Guattari, permiten
pensar el concepto de estratificación como proceso de formación material
de todo espacio físico. En segundo lugar, veremos que esta definición
material del estrato se completa con un aspecto semiótico. Desde este
punto de vista, todo espacio es portador de signos. Una vez determinada
esta doble articulación del estrato, mostraremos que la tipología de
estratos desplegada en el capítulo que nos ocupa, lejos de ser una
proliferación caótica de nociones arbitrarias, forma una compleja red