UNA ESCALERA HACIA EL SINSENTIDO
trata de un sujeto fronterizo ‘con un pie’ en el mundo de la facticidad
neutra de lo expresable, pero, al mismo tiempo, ‘con otro pie’ en la
dimensión inefable del sentido de la vida donde todo adquiere un valor
absoluto y, solo desde allí, podemos ‘ver el mundo correctamente’ como
una experiencia ética. Puesto que tal sentido reside fuera del mundo de los
hechos, entonces esta última lo trasciende hasta volverse inexpresable (cf.,
Wittgenstein 2004, 6.421). Como sostiene el autor, si tuviésemos que
escribir ‘el libro del mundo’ que contiene la descripción total de los hechos
(actuales y posibles), “este libro no incluiría nada de lo que pudiéramos
llamar juicio ético ni nada que pudiera implicar lógicamente tal juicio”
(1989, 36).
La ética no se manifiesta en el yo que habita en el mundo de los
hechos (en las funciones neuronales y estados emocionales de un
individuo), sino en una voluntad metafísica que habita en los confines del
mundo para, desde ese lugar que es un no-lugar, alcanzar, una vez arrojada
la escalera, una recta visión frente al devenir de los sucesos y
acontecimientos de la vida. La ética, en este aspecto, es una actitud
respecto de cómo deben ser las cosas, por lo tanto, “la voluntad es una
toma de posición del sujeto frente al mundo” (Wittgenstein 1986, 146)
desde sus límites. Las proposiciones significativas describen aquello que
es contingente;13 por el contrario, un juicio ético tiene un sentido absoluto
o categórico no acerca de lo que puede ser, sino de lo que tiene que ser.
Lo bueno y lo malo no está en un mundo donde no hay valor, por esto, de
acuerdo con Wittgenstein, solo la voluntad es el suporte de lo ético (cf.
2004, 6.423; 1986, 131); y si la ética está fuera del mundo, entonces
también está fuera del lenguaje, por lo que “de la voluntad como soporte
de lo ético no cabe hablar” (Wittgenstein 2004, 6.423).
Nada hay en el mundo con excepción de hechos los cuales son
independientes de nuestros deseos, esperanzas, creencias y cualquier tipo
de estado psicológico. Como plantea Wittgenstein, “el mundo es
independiente de mi voluntad” (2004, 6.373) y si las cosas sucedieran
como lo deseamos no sería más que una azarosa coincidencia, pues “no
hay conexión lógica alguna entre voluntad y mundo” (2004, 6.374). La
ética, como un posicionamiento frente al mundo, nada cambia en la
contingencia de los acontecimientos, pues es el sujeto metafísico no forma
13 La necesidad o bien es metafísica y es expresada por juicios éticos, o bien es lógica y
es expresada por juicios analíticos. En el mundo de los hechos todo acontece de modo
contingente, algo puede ser o no ser el caso; por esta razón, en tono humeano,
Wittgenstein afirma: “Que el sol vaya a salir mañana es una hipótesis; y esto quiere decir:
no sabemos si saldrá” (2004, 6.36311).