Páginas de Filosofía, Año XXI, Nº 24 (enero-diciembre 2020), 123-128
Departamento de Filosofía, Universidad Nacional del Comahue
ISSN: 0327-5108; e-ISSN: 1853-7960
http://revele.uncoma.edu.ar/htdoc/revele/index.php/filosofia/index

RESEÑA/ REVIEW

Modzelewski, Helena (2017) Emociones, educación y democracia: una proyección de las emociones de Martha Nussbaum. Universidad Nacional Autónoma de México, México, 368 páginas.

En este libro, Helena Modzelewski realiza un estudio sistemático y riguroso sobre el pensamiento de una autora de renombre como es Martha Nussbaum, particularmente sobre su teoría de las emociones. El debate en torno a las emociones se enmarca en lo que se conoce como “giro afectivo” en filosofía, movimiento que viene tomando forma desde la década de 1980 y sostiene que lo afectivo influye de manera constante en gran parte, sino en todos, los aspectos de nuestra vida.

Tanto Modzelewski como Nussbaum, rechazan el supuesto que considera que las emociones son irracionales, y que por lo tanto, deben ser censuradas respecto de toda discusión política. Para ello, Modzelewski adhiere al argumento principal de Nussbaum que considera que las emociones poseen cierta racionalidad, y que es erróneo entender que son algo opuesto a la Razón, al menos tal como se la viene entendiendo desde la modernidad. En tal sentido, se trata de un libro interesante que coloca a la preocupación por la dimensión afectiva como algo de suma relevancia para la filosofía política y la mejora de los sistemas democráticos.

Así, La teoría de Nussbaum se propone rediscutir la amplitud y las implicancias de los conceptos “razón” y “emoción”, para entenderlos como dos capacidades humanas que no necesariamente deben ser vistas como contradictorias entre sí. Nussbaum considera que en toda acción humana tanto la razón como la emoción, operan de forma simultánea, y que en todo caso, lo interesante es poder alcanzar un equilibrio entre las mismas. De esta manera, en su teoría rechaza el típico dualismo entre razón y emoción, y propone que las emociones poseen una carga cognitiva, y que por este motivo, son susceptibles de modificarse a través de la experiencia. Con esto, Nussbaum cuestiona el mandato moderno que ubica a la Razón como la máxima autoridad moral e intelectual en detrimento de la dimensión afectiva.

Atendiendo a lo anterior, la investigación que Modzelewski realiza a partir de la teoría de Nussbaum, consta de un análisis sobre la posibilidad de fundamentar un proyecto que permita una educación emocional de los ciudadanos. En este sentido, se trata de un libro que vincula la responsabilidad cívica y la formación del carácter ciudadano a partir de la revalorización del papel que las emociones tienen en la esfera pública.

Modzelewski divide el libro en cuatro partes principales, cada una con sus respectivos capítulos. La primera parte se encarga de reconstruir el contexto de discusión sobre la naturaleza de las emociones, al recorrer posiciones diversas entre sí. El objetivo de esta primera parte es establecer el “estado de la cuestión” de la temática abordada. La segunda parte se focaliza en la revalorización que Nussbaum hace de la dimensión afectiva, así como sus réplicas a perspectivas que obedecen a enfoques racionalistas. Luego, en la tercera parte, expone las ideas principales de Nussbaum al ponerlas en dialogo con otros autores, con el objetivo de enriquecer y complementar su pensamiento. Por último, la cuarta parte del libro trata principalmente sobre la discusión sobre cuáles son las emociones adecuadas para los sistemas democráticos junto a sus conclusiones personales.

Como indique anteriormente, la primera parte titulada: La educabilidad de las emociones: estado de la cuestión, sirve de introducción para entender el principal interés filosófico del libro. Para ello, la autora reconstruye el marco de discusión a partir de las principales autoridades en la temática y expone cual es la manera en la que han sido entendidas. Así, realiza un estudio histórico sobre los principales referentes en la temática que va desde la antigüedad hasta los últimos avances en psicología y neurociencia. Dicho estudio clasifica a los autores en cuatro grupos principales.

El primer grupo integra a los autores que consideran que las emociones obedecen íntegramente a cuestiones fisiológicas, entre los que destacan autores como William James, Paul Ekman y Robert Zajonc. Para esta corriente, las emociones son explicables solo en términos fisiológicos y poco tienen que ver con procesos cognitivos, por lo que se trata de una perspectiva que obstaculiza reflexionar sobre la posibilidad de una educación emocional.

El segundo grupo nuclea a los autores que consideran que las emociones son predominantemente fisiológicas pero que no obstante, poseen cierto componente cognitivo. Esta lista se encuentra conformada por filósofos como Descartes y Hume, y en la actualidad por neurobiólogos y psicólogos como Antonio Damasio y Daniel Goleman. Según

Modzelewski, el problema de esta vertiente es que al ser fisiologista no reduccionista, la educabilidad debería darse necesariamente desde una alteración en lo fisiológico, por lo que una modificación cognitiva no sería suficiente.

El tercer grupo consta de autores que entienden que las emociones son predominantemente cognitivas con intervención de aspectos fisiológicos. Este grupo incluye autores como Aristóteles, John Dewey, Anthony Kenny y Ronald de Sousa, entre otros. A juicio de Modzelewski, esta corriente cumple en términos generales con lo que se necesita para delinear un proyecto de educación emocional, pues se trata de una vertiente que privilegia lo cognitivo frente a lo biológico.

Finalmente, el cuatro grupo engloba a los autores que consideran que las emociones son íntegramente cognitivas. Estas teorías siguen a grandes rasgos la línea de las teorías comentadas en el apartado anterior, pero se distinguen por la preponderancia que adquiere lo cognitivo por sobre lo fisiológico. Modzelewski explica que mientras que los primeros admiten que los procesos cognitivos subyacentes a las emociones son la causa primordial de ésta, para la mayoría de los autores que sitúa en esta vertiente las emociones no son causadas por cogniciones sino que son, en sí mismas, cogniciones.

Esta lista incorpora a los estoicos, Robert Salomón, y por supuesto, a Martha Nussbaum como sus principales representantes. La presencia de los estoicos es tan importante para esta vertiente que la propuesta de Nussbaum ha sido denominada muchas veces como una propuesta “neoestoica”. A su vez, dado que consideran a las emociones como cogniciones, se trata de una corriente que se encuentra en una clara ventaja respecto a las restantes al momento de reflexionar sobre la educabilidad de las mismas. De más está decir, que esta es la posición que Modzelewski comparte sobre la naturaleza de las mismas.

Definido el estado de la cuestión, en la segunda parte del trabajo titulada La propuesta de Martha Nussbaum, Modzelewski se encarga exponer los argumentos mediante los cuales Nussbaum cuestiona ciertos supuestos que en general la filosofía ha sostenido respecto de las emociones. Esta sección resulta relevante no solo para entender la perspectiva en la cual se enmarca el trabajo, sino también para poder ver lo novedoso de la misma. Pues históricamente, y sobre todo a partir de la modernidad, ha sido bastante común interpretar a las emociones como fuerzas ciegas que nublan el juicio y la acción humana, y que la razón debe controlar, e incluso, someter. Así, frente a la imprevisibilidad y la irracionalidad de los afectos, es la razón la que debe actuar con el objetivo de fundamentar las acciones humanas y evitar el caos y el desorden.

Es en esta sección en donde Modzelewski se propone reconstruir los principales argumentos que Nussbaum utiliza para rechazar estas posiciones reduccionistas, y poder así, habilitar un debate más amplio sobre las emociones y sobre la posibilidad de que las mismas sean educables. Para ello, la autora aclara que Nussbaum no presenta en su teoría una visión ingenua y utópica. Pues no se trata de sostener que las emociones son infalibles y que debemos guiarnos por ellas en la medida que se presentan, sino de sostener que las emociones son en sí mismas racionales y que es nuestro desafío realizar un uso inteligente de las mismas.

A través de ejemplos y argumentos, Modzelewski se encarga de mostrar la vinculación existente entre las emociones y los juicios, y la importancia que esto tiene para la educación de las mismas. Pues si entendemos que en la presencia de una araña, ésta no tiene veneno y resulta inofensiva para nosotros, podremos modificar nuestra idea sobre la misma y eliminar nuestro miedo. Así, esta sección se encarga de ofrecer al lector herramientas para entender y poner en práctica esta visión de las emociones y convencerlo sobre la posibilidad de educar y/o entrenar a las mismas. De esta forma, las emociones son removidas del lugar de obscuridad y caos en el que por lo general se las ha colocado, para pasar a ocupar un rol protagónico como elementos que pueden ordenar y reestructurar el sistema social de manera positiva.

La tercera parte titulada Nussbaum en dialogo es de menor extensión en relación a las dos primeras, pero no por ello menos importante. En ella, la autora expone la teoría de Nussbaum y la relaciona con otros autores, así como también con su propio punto de vista. Así, Modzelewski se permite en esta sección ir más allá de la teoría de Nussbaum e intentar complementarla con nuevos aportes. Para ello, recurre principalmente al concepto de autorreflexión, el cual permitirá a su entender un tratamiento más provechoso de la teoría. A su vez, la originalidad de este segmento se debe al hecho de que Modzelewski es capaz de articular la teoría de Nussbaum con diversos autores, como Hegel, Taylor, Korsgaard, entre otros.

El objetivo de esta sección consta de poder explotar el potencial narrativo que tiene la dimensión afectiva para la vida de los ciudadanos. Y si bien Nussbaum también sostiene que las emociones poseen un carácter narrativo, Modzelewski sostiene que no es muy clara en relación a esta cuestión. Por lo anterior, propone el concepto de “autorreflexión” y explica

que puede ser una herramienta significativa para el proyecto. Así, a partir de una reconstrucción interesante de este concepto, la autora se permita cerrar esta sección con una idea aproximada de lo que entiende que deberían ser los objetivos del mismo.

Según Modzeleswki, estos objetivos no deben apuntar al desarrollo de una emoción en particular, sino que más bien deberían promover el desarrollo de la autorreflexión. En segundo lugar, sostiene que es importante prestar atención al papel del lenguaje, puesto que se trata un elemento de suma relevancia para el modo en que las emociones son experimentadas. En tercer lugar, señala que en contra de lo que suele pensarse, la educación emocional no debería ser interpretada desde una perspectiva individualista, sino más bien colectiva, puesto que una de las principales características de las mismas es que permiten trascender la esfera subjetiva y acceder al plano colectivo. Finalmente, dado el carácter narrativo de las emociones, la literatura debe jugar un rol de suma relevancia para la educación de las mismas. Esto se debe a que para la autora, es el carácter narrativo de las emociones lo que justamente posibilita su educación, por lo que la vinculación entre su proyecto y la literatura se encuentra muy presente en su libro, así como también en la teoría de Nussbaum.

La cuarta y última parte del libro se titula ¿Cuáles emociones para la educación cívica? En ella, Modzelewski expone que es erróneo intentar establecer una lista de emociones democráticas. A su juicio, prefiere hablar en todo caso de emociones adecuadas e inadecuadas en función de los requerimientos y problemas que cada sistema democrático atraviese llegado el caso. De esta manera, su investigación se coloca como una propuesta que plantea ciertas ideas generales, pero sin olvidar que las mismas deben ser coherentes y consistentes con el contexto en el cual piensan aplicarse. En función de lo anterior, esta sección posee una serie de casos y de análisis con el objetivo de ilustrar su pensamiento.

Sin embargo, y pese a rechazar la idea de proponer una lista oficial de emociones políticas, Modzelewski no puede evitar al igual que Nussbaum, el considerar a la compasión como la emoción democrática por excelencia. Por este motivo, dedica un capítulo completo al análisis de la compasión antes de exponer las conclusiones de la investigación. Este capítulo resulta atractivo, dado que vincula la compasión con dos factores cruciales de la vida democrática actual: las instituciones y la vida privada.

Finalmente, Modzelewski expone sus conclusiones de forma breve al final de su escrito. Las mismas sostienen que para que el proyecto de una educación de las emociones sea factible y deseable, el mismo debe

enmarcarse en los lineamientos ya anticipados durante el desarrollo del trabajo: la importancia de la autorreflexión, la adecuación de las emociones a las circunstancias, una concepción colectiva de las mismas, y por supuesto, la incorporación de la literatura como herramienta fundamental para concretar el proyecto. En este sentido, tanto Nussbaum como Modzelewski entienden que la literatura resulta crucial para este tipo de educación. Sin embargo, el trabajo cierra con un interrogante que la autora deja abierto para otra posible investigación, sobre cuáles serían las obras literarias que deberían ser seleccionadas, así como la metodología que los docentes deberían implementar en las escuelas.

Por todo lo anterior, este libro resulta interesante para cualquier persona que desee adentrarse en una temática de interés público en la actualidad. El debate en torno a las emociones y su educabilidad se ha instalado con bastante fuerza en la discusión pública durante los últimos años. La posibilidad de incorporar estas temáticas en el marco de la escolarización, muchas veces es vista como la clave para poder resolver problemas como el bullying, la discriminación y la violencia. En tal sentido, los interrogantes y soluciones que han suscitado las distintas propuestas son tan interesantes, como muchas veces, polémicos, y es seguramente esta combinación la clave para comprender el porqué de su atractivo.

CESAR MACESAR MARTINEZ CERUTTI
Departamento de Filosofía
Facultad de Humanidades
Universidad Nacional del Comahue
martinezcesar1993@gmail.com