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DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 14 - Nº 24 - 2017
ISSN 1668-8848
Ciencia al paso
Nuestros locutores de radio y televisión suelen ser muy
imaginativos al momento de dar informaciones climáti-
cas, cometiendo involuntariamente algunos errores re-
lativos a los parámetros que indican el estado del tiempo.
Estos parámetros están expresados mediante magnitu-
des físicas bien definidas, tanto por su nombre como
por las unidades usuales, pero parecería que existe la
necesidad de introducir variantes, así como se nombra
al “citado nosocomio”, en lugar de “dicho hospital” o
“extrajo un arma de fuego de entre sus ropas” en lugar
de “sacó un revólver”.
Las propiedades de un sistema que son medibles
están representadas por magnitudes físicas (longitud,
tiempo, masa, densidad, etc.), y una determinada
cantidad de una magnitud se expresa en función de
una unidad (metro, segundo, kilogramo, gramos por
centímetro cúbico, etc.), que es una cantidad usada
para comparación.
Pero muchas veces estas reglas, que para un físico
o un químico son de respeto obligatorio, no parecen
tener la misma suerte cuando se informan datos me-
teorológicos.
Un caso típico es el de la velocidad del viento, cuya
unidad habitual es km/h, que se lee “kilómetros por
hora”, ya que indica cuántos kilómetros recorrería el
aire (o cualquier móvil) por cada hora transcurrida.
No es correcto decir “kilómetros en la hora”, “kilóme-
tros”, o “kilómetros horarios”, por más que igualmen-
te se entienda.
Otro tanto ocurre con el dato de la humedad del
aire, cuya magnitud se llama “humedad relativa am-
biente”, y está definida como el cociente entre la pre-
sión parcial de vapor de agua en el aire y la presión
parcial de saturación a la misma temperatura, multi-
plicado dicho cociente por 100 (para expresarlo como
porcentaje). Por esto, el dato que se informa como un
porcentaje es la humedad relativa ambiente, y no el
“porcentual de humedad”, el “dato de humedad” o el
“porcentaje de humedad”, como se suele escuchar en
los informativos.
Con respecto a la temperatura, normalmente se
dice “tantos grados”, sobreentendiendo que son gra-
dos Celsius, ya que existen otras escalas de tempera-
tura (como Fahrenheit, Kelvin y Reamur), pero en este
caso quizás no sea necesario hacer mayores aclara-
ciones porque la escala Celsius es la única utilizada
en nuestro país para medir la temperatura ambiente.
Un error muy común es decir que “la temperatura
máxima oscilará entre 10 y 15 grados”, por ejemplo,
ya que una oscilación es una sucesión alternativa de
crecimientos y disminuciones, en general alrededor
de un valor central o medio, cosa que no ocurre nor-
malmente con la temperatura máxima o mínima. Lo
correcto sería decir que dicha temperatura “alcanzará
un valor de entre 10 y 15 grados”, porque sería muy
extraño que al llegar al valor máximo la temperatura
comenzara a oscilar (como lo hace un péndulo) entre
dos valores diferentes, subiendo y bajando y pasando
por Hugo Luis Corso
¿Cómo va a estar el tiempo en Bariloche?
Algunas precisiones necesarias
Al paraíso lo prefiero por el clima, al infierno por la compañía
(Mark Twain)
Lo que mata es la humedad
(Dicho popular)
Ilustración: M. Alonso
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en cada oscilación por un valor intermedio.
También llama la atención la poca confianza del
público en la sensación térmica, “la térmica” para mu-
chos medios (“a mí dame la temperatura de verdad”),
cuando en realidad la sensación térmica tiene valores
tabulados en función de la temperatura reinante y la
velocidad del viento. Y es tan real porque nuestra piel
no es un buen sensor de temperatura, sino que lo que
“sentimos” es la velocidad con la que nuestro cuerpo
pierde o gana calor.
Si la temperatura es baja, nuestra piel pierde más
rápidamente calor si hay viento que si no lo hay, y por
eso la sensación térmica puede ser bastante menor
que la temperatura, y es la que nos provoca placer o
displacer, como efecto combinado de temperatura y
viento.
Los pronósticos del tiempo a veces nos sorprenden
con “un 20% de probabilidad de lluvia”. Obviamente,
en esos casos parece mucho más probable (80%) que
no llueva, y habría que ser extremadamente previsor
para salir de casa con paraguas.
Algo realmente curioso que se suele escuchar es que
“el cielo estará algo a parcialmente nublado”. ¿Cuán-
do está más nublado? ¿Cuándo está algo nublado o
cuando está parcialmente nublado? Idiomáticamente,
no está claro qué diferencia puede haber entre “algo”
y “parcialmente”, salvo que los meteorólogos hagan
esa diferenciación por algún motivo que se nos esca-
pa.
Tratándose de un pronóstico, que siempre es incier-
to, parecería más razonable indicar si va a estar poco
nublado o muy nublado, pero las variantes interme-
dias no parecen ser muy confiables ni precisas.
Para finalizar, nos estamos habituando a pronósticos
que señalan que va a estar “parcial nublado”, en lu-
gar de la expresión correcta “parcialmente nublado”.
Esto nos recuerda la conocida anécdota de la visita
que en una oportunidad le hizo Adolfo Bioy Casares
a su amigo Jorge Luis Borges. Ni bien llegó, le dijo:
“Tengo que darle una mala noticia, Borges: ha muerto
el adverbio”.
Y aunque a las palabras se las lleve el viento, no
estaría mal que las que se hayan pronunciado hayan
sido las correctas.
Ilustración: M. Alonso