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La arqueología es una disciplina científica que
estudia los restos materiales dejados por el hombre
y, en tal sentido, en general suele analizar aquellos
producidos por poblaciones del pasado lejano. Sin
embargo, eso no implica que no se interese también
por materialidades generadas en tiempos recientes, la
arqueología histórica es un claro ejemplo de ello. Pero
también los estudios arqueológicos requieren y nece-
sitan considerar las alteraciones o modificaciones que
se producen en el presente sobre el registro arqueoló-
gico. En tal sentido, es importante tener en cuenta que
los arqueólogos estudiamos los restos materiales tal
como se hallan o son encontrados en el presente. En
el caso de la Patagonia, existe un riquísimo registro ar-
queológico prehistórico que evidencia el poblamiento
de esta región desde hace muchos miles de años. Éste
se encuentra en abrigos rocosos o en sitios al aire li-
bre, tanto en estratigrafía como en superficie. A su vez,
el registro arqueológico se halla sometido a importan-
tes procesos de alteración, modificación y destrucción,
producidos por causas naturales, como por ejemplo la
erosión eólica, o por causas generadas por el hombre,
principalmente por la modificación y contaminación
del paisaje (construcción de caminos, avance urbano,
etc.) y el coleccionismo.
En la costa norte de la provincia de Santa Cruz,
a partir de estudios espaciales, hemos podido ana-
lizar la incidencia de algunas variables que afectan
el registro arqueológico, destacándose que la acción
humana es la más importante y la más extendida. En
este marco, quisiéramos presentar el caso particular
de la isla Liebres, una pequeña isla de fácil acceso
durante la marea baja, y que se ubica dentro de la de-
nominada localidad arqueológica (ver Glosario) Pun-
ta Medanosa, una de las más importantes, variadas y
extensas de la costa patagónica continental. En esta
isla hemos detectado un interesante registro arqueoló-
gico compuesto principalmente por entierros humanos
de tipo chenques (ver Glosario), lo que estaría refle-
jando que fue utilizada principalmente como lugar de
inhumación. En los últimos años, debido a diversas
circunstancias, se liberó el acceso a esta isla a la cual
antes sólo se accedía con el permiso de los dueños de
la estancia en la que está ubicada. Esto generó que
se haya convertido en un lugar de uso común para
pescadores y excursionistas de las ciudades del norte
de Santa Cruz. Sin embargo, también se ha produci-
do un importante deterioro ambiental de la isla, ya
que el acceso a la misma es irrestricto, lo que sumado
a las malas prácticas de quienes la visitan (como las
grandes cantidades de basura que se dejan en el lu-
gar), está afectando de forma significativa el registro
arqueológico.
La isla Liebres y su particularidad
La isla Liebres se ubica en el extremo Este de la
localidad arqueológica Punta Medanosa, en la costa
Norte de la provincia de Santa Cruz (ver Figura 1). Se
trata de una pequeña isla de forma rectangular, que
mide poco más de un kilómetro de largo, y durante las
mareas bajas queda unida al continente por un estre-
cho puente de tierra emergida a través del cual es fácil
acceder a pie o con vehículos de doble tracción. Esta
isla no se diferencia en mucho de otras pequeñas islas
e islotes que existen en la costa patagónica: presenta
extensas restingas de rocas volcánicas como las que
existen en las cercanías de Puerto Deseado, y tiene
una fina cubierta sedimentaria en la que se mezclan
conchilla y sedimentos traídos por el viento. En esta
isla existen colonias de nidificación de pingüinos de
Palabras clave: alteraciones, chenques, costa de
Santa Cruz, registro arqueológico.
Miguel Ángel Zubimendi
Dr. en Ciencias Naturales
CONICET; Unidad Académica Caleta Olivia,
Universidad Nacional de la Patagonia Austral y
División Arqueología, Museo de la Plata, Universidad
Nacional de La Plata.
mikelzubimendi@gmail.com
Recibido: 06/06/2017. Aceptado: 19/10/2017
ARQUEOLOGÍA
SITIOS ARqUEOLóGICOS DE LA ISLA LIEbRES
Entierros antiguos y alteraciones
modernas
En la isla Liebres, sobre la costa norte de Santa Cruz, existe una gran cantidad de
entierros indígenas, los cuales han comenzado a ser alterados y destruidos debido
a la falta de protección.
Miguel Ángel Zubimendi
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MIGUEL ÁNGEL ZUbIMENDI
Magallanes (Spheniscus magellanicus), así como otras
colonias menores de gaviotas australes (Larus scores-
bii) y gaviotas cocineras (Larus dominicanus). Al menos
hasta mediados del siglo XX existía también una colo-
nia de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens).
En lo que se diferencia Liebres de otras islas es que
en ella existen interesantes vestigios de los antiguos
pobladores que habitaron esta parte de la Patago-
nia. A partir de estudios realizados por el equipo de
investigación dirigido por la Dra. Alicia Castro desde
1999 en esta zona, especialmente los efectuados en
los últimos años, se ha registrado una gran cantidad
de sitios arqueológicos. Estos estudios se realizaron
por medio de relevamientos sistemáticos a lo largo
del tiempo. En los mismos se decidió no realizar in-
tervenciones sobre el registro arqueológico, sino un
relevamiento fotográfico y completar fichas confec-
cionadas especialmente. De esta forma, se registró
la posición geográfica de cada sitio, se describieron
las principales características (tipo, dimensiones, con-
texto sedimentario), así como la presencia de restos
o indicadores arqueológicos (principalmente artefac-
tos líticos, restos de valvas o huesos, etc.). También se
relevaron evidencias de alteraciones recientes, como
la presencia de basura o modificaciones en algunas
estructuras arqueológicas. En los relevamientos reali-
zados hemos encontrado también con gran cantidad
de restos y estructuras modernas, recientes, que se en-
cuentran en estrecha asociación espacial con aquellas
prehistóricas, y que incluso, están afectando de forma
creciente el registro arqueológico. En total, en la isla
hemos identificado 51 sitios arqueológicos y estruc-
turas recientes. En la Tabla 1 se brindan los resulta-
dos de los estudios encarados en esta isla, mientras
que su ubicación espacial se presenta en la Figura 1.
El registro arqueológico de la isla Liebres
La gran mayoría de los sitios arqueológicos corres-
ponde a estructuras de piedra utilizadas para entierros
de tipo chenque. Los chenques comúnmente refieren
a enterratorios humanos formados por una acumula-
ción de rocas de tamaño mediano a grande en los
que, en general, el o los cuerpos ubicaban debajo de
las rocas. Suelen ser estructuras aisladas, ubicadas en
posiciones elevadas del terreno, en general en puntos
panorámicos. Este tipo de práctica de entierro pre-
senta una significativa regularidad y homogeneidad
en toda la Patagonia, ya que se la registra desde el
Norte hasta el extremo Sur de esta región. En cuanto
a la antigüedad de los chenques, es posible acotar su
desarrollo a un periodo que abarca desde hace 1500
años antes del presente hasta momentos históricos.
En el caso de isla Liebres, los chenques tienen una
forma circular u ovalada, están hechos con rocas vol-
cánicas disponibles traídas desde las playas cercanas,
y se ubican mayormente muy cerca de la costa, aun-
que algunos se encuentran en la parte central de la
isla, a no más de 80 m de la costa. A su vez, casi todos
los chenques parecieran estar abiertos, o sea, presu-
ponemos que han sido alterados hace mucho tiempo,
por lo que presentan una forma típica de anillo o co-
rona de bloques de diferentes dimensiones (ver Figura
2a). Incluso en el año 2001 se registró una vértebra
humana muy alterada por las condiciones ambienta-
les en uno de los chenques, lo que refuerza la idea
de que estas estructuras corresponden a chenques que
han sido abiertos. Estos son comunes en la costa de
Santa Cruz, donde los chenques han sido saqueados
desde hace cientos de años, probablemente para la
extracción del cráneo de los individuos depositados en
estos enterratorios. En este sentido, existe una figura
del siglo XVII que muestra a un grupo de navegantes
holandeses saqueando un chenque donde se encuen-
tran actualmente la ciudad de Puerto Deseado. Los
chenques también sufren modificaciones o alteracio-
nes naturales. Por ejemplo, en la isla, se registró en un
caso una estructura en la que en 1999 existía un molle
(Schinus polygamus) en el centro de la misma y también
un nido de pingüino de Magallanes (ver Figura 2b).
Interpretamos a unos pocos chenques como probable-
mente cerrados o no alterados. Éstos son de menores
dimensiones, presentan una acumulación central de
rocas y son más alargados o tienen forma oval, ade-
más carecen del anillo o corona de bloques (ver Figura
2c). Por último, dos estructuras han sido modificadas
recientemente: una desarmada para construir un fo-
gón (ver Figura 2d) y aquella en la que se hallaba el
molle. Ambas serán descriptas en la siguiente sección.
Los chenques de la isla Liebres comparten carac-
terísticas con este tipo de entierros en el resto de la
Patagonia. Si bien no contamos de momento con
información sobre la antigüedad específica de estos
chenques, es posible asumir que tienen datan de entre
1.000 y 300 años antes del presente, que es el ran-
Tipo
Subtipo
Modernas
17
Fogones
8
Pozos de basura
2
Indeterminadas
3
Chenques
30
Abiertos
24
Cerrados
4
Modificados
2
Concheros
4
Concheros
4
Total
51
Tabla 1. Sitios arqueológicos y estructuras recientes
identificados en la isla Liebres.
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Figura 1. Ubicación de la isla Liebres en la costa patagónica y de los sitios arqueológicos y estructuras
recientes registrados durante los relevamientos realizados. - Imagen de M.A Zubimendi
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go de fechas de este tipo de estructuras de entierro
registradas en la costa norte de Santa Cruz por los
Dres. Miguel Zubimendi y Leandro Zilio. Los chenques
se hallan en varias partes de la isla, aunque la distri-
bución espacial no es homogénea (ver Figura 1), ya
que existe un claro agrupamiento de 21 chenques en
la playa noroeste, a lo ancho de un tramo de sólo
150 metros de largo por 30 metros de ancho, mien-
tras que en el resto de la costa prácticamente care-
ce de estructuras o se hallan muy separadas entre sí.
Este tipo de agrupamientos de chenques ya ha
sido identificado en otras partes de la Patagonia, y
se los ha interpretado como lugares persistentes se-
gún la definición realizada por la arqueóloga Sarah
Schlanger, quien define este concepto para analizar
poblaciones horticultoras del sudoeste norteamerica-
no. Los lugares persistentes serían entonces, espacios
que estructuran el uso y la reutilización de algunas zo-
nas o territorio, debido a que presentan cualidades en
el paisaje que los vuelven particularmente adecuados
para llevar a cabo ciertas actividades o prácticas, ya
que presentan restos o estructuras que atraen el reu-
so, reocupación, y estructuran las actividades futuras,
por procesos de ocupación y reocupación en el lar-
go plazo. En la costa cercana a Puerto Deseado, el
arqueólogo Leandro Zilio ha planteado la existencia
de varias concentraciones de chenques en espacios
acotados. Estos constituyen lugares persistentes que
fueron reconocidos como posibles enterratorios en los
sentidos planteados por Schlanger. En estos casos, los
espacios que son considerados persistentes presentan
en su cercanía afloramientos de bloques rocosos que
fueron utilizados para la construcción de los chen-
ques, y una vez que estos espacios empezaron a ser
utilizados para tal fin, favorecieron la posibilidad de
ser reutilizados para prácticas mortuorias y no otras
funciones, como por ejemplo con fines residenciales.
En la isla también se han identificado cuatro sitios
“concheros” (ver Glosario), compuestos principalmen-
te por valvas de moluscos de diferentes especies, prin-
cipalmente lapas (Nacella magellanica) y mejillones
(Mytilus edulis), y en menor medida, piezas líticas y
restos óseos. Debido a que los relevamientos realiza-
dos no incluyeron excavaciones, no se pudo compro-
bar si estos sitios presentan material en estratigrafía,
es decir si existen restos arqueológicos enterrados o
si son contemporáneos a los chenques. Sin embargo,
en algunos casos hemos comprobado la presencia de
valvas semienterradas en el sedimento, lo que junto
con restos de carbón claramente asociados, nos lle-
va a creer que existirían materiales enterrados. Los
sitios concheros corresponden al descarte del con-
sumo de moluscos que forman acumulaciones de
valvas, las cuales favorecen la preservación de otros
restos arqueológicos, como los huesos de animales
también consumidos y los desechos de talla de arte-
factos de piedra. A su vez, la presencia de conche-
ros se asocia a ocupaciones residenciales donde se
realizaron mayor cantidad de actividades diarias por
un periodo de tiempo que no podemos estimar. De
acuerdo a lo observado, es probable que los con-
cheros poco densos de isla Liebres correspondan a
ocupaciones efímeras, de corta duración. Los con-
cheros, en general, se ubican apartados de los entie-
rros chenques, lo que parece reflejar una segregación
espacial entre los aspectos domésticos y mortuorios.
Estructuras recientes en la isla Liebres
En los últimos años hemos registrado la construc-
ción de nuevas estructuras, en su gran mayoría de
piedra. Se trata de estructuras de distinto tipo, casi
todas construidas luego del año 2001, ya que no fue-
ron registradas en un estudio que realizamos en di-
cho año, y probablemente con posterioridad al año
2012, cuando se produjo la apertura del camino de
acceso a Punta Medanosa. Con anterioridad a 2012,
MIGUEL ÁNGEL ZUbIMENDI
En la Argentina, el patrimonio arqueológico -y paleontológico- está protegido por la Ley Nacional
Nº 25.743 “Protección del patrimonio arqueológico y paleontológico” promulgada en el año 2003. El
objetivo de la misma es promover la preservación, protección y tutela del Patrimonio Arqueológico y Pa-
leontológico como parte integrante del Patrimonio Cultural de la Nación y el aprovechamiento científico
y cultural del mismo. En su Artículo 2º define al patrimonio arqueológico como a “las cosas muebles e
inmuebles o vestigios de cualquier naturaleza que se encuentren en la superficie, subsuelo o sumergidos
en aguas jurisdiccionales, que puedan proporcionar información sobre los grupos socioculturales que
habitaron el país desde épocas precolombinas hasta épocas históricas recientes”. El Estado nacional y
los Estados provinciales son los encargados de velar y controlar la aplicación de esta ley, y ejercen por
lo tanto la tutela del patrimonio arqueológico, para lo cual deben adoptar las medidas tendientes a la
preservación, custodia, investigación y divulgación. Dentro de esta ley se estipulan también los delitos y
las penas que implican la recolección o el traslado de restos arqueológicos sin permiso expreso de los
organismos competentes, así como la alteración y/o destrucción de sitios arqueológicos se halla penado
dentro de esta ley.
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el acceso estaba vedado y requería el consentimiento
de los dueños del campo donde se halla isla Liebres.
Entre las estructuras recientes hemos definido una
tipología según su forma y probable uso: fogones se-
micirculares, alineamientos de piedras, y pozos de ba-
sura; todos ellos implican una importante alteración y
contaminación del registro arqueológico y el medioam-
biente de la isla Liebres. Para realizarlas se han usado
rocas disponibles en las cercanías, en general se em-
plearon bloques de tamaños medianos a chicos, incluso
hemos podido constatar que en algunos casos se em-
plearon bloques que habrían pertenecido a chenques.
Los fogones semicirculares conllevan la confección
de paredes de piedras en seco, sin argamasa, de dis-
tinta altura. En algunos casos, se emplean también
otros materiales, principalmente chapas metálicas.
Estos son los más abundantes y se hallan distribuidos
principalmente cerca del puente que queda expues-
to al bajar la marea. Los pircados semicirculares de
piedras encierran un espacio protegido (ver Figura
3.a), que actúa de reparo de los vientos que soplan
en la isla. En este espacio central se encuentran en
casi todos los casos carbones en superficie o apenas
tapados, e incluso en una estructura se encontró una
parrilla metálica, lo que nos permite afirmar que se
realizaron fuegos que fueron utilizados para cocinar.
Los fogones presentan abundante y variada basu-
ra abandonada tanto en el interior (ver Figura 3b),
como en los alrededores (ver Figura 3c), constituida
principalmente por botellas de bebidas alcohólicas
y de gaseosas. Estas evidencias reflejarían que han
sido construidos por pescadores que suelen pasar la
noche en la isla. Además, el estado de conservación
de las mismas -con pircados relativamente altos en
pie- y la basura observada en los alrededores sugieren
que estas estructuras no son muy antiguas, ya que los
plásticos, vidrios y cartones se presentan en un muy
buen estado de preservación. Algunos de estos fogo-
nes implican una importante inversión de energía en
su construcción, ya que pueden alcanzar los 50 cm
de altura con pircados de bloques rocosos de gran
tamaño y varios kilos de peso. En algunos casos se
Figura 2. Vistas de ejemplo de chenques en la isla Liebres; A) chenques abierto; B) chenque con modificación
natural, molle y cueva de pingüino de Magallanes (fotografía del año 1999); C) chenque probablemente cerra-
do; D) chenque alterado como fogón.
Imagen: M. A. Zubimendi
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Imagen: M. A. Zubimendi
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han empleado chapas acanaladas, e incluso partes
metálicas de restos de naufragios que existen en las
restingas (ver Figura 3d). Es interesante resaltar, a su
vez, que los fogones se van haciendo y deshaciendo
frecuentemente. Por ejemplo, entre los años 2016 y
2017 se observaron algunos fogones que fueron des-
armados (ver Figura 3.e), así como nuevos fogones en
las cercanías empleando algunos de los materiales de
los anteriores. También entre estos dos años aumentó
el número de fogones semicirculares, tanto cerca del
puente, como en otros lugares de la isla más alejados.
Otras estructuras corresponden a pequeños pirca-
dos o alineamientos lineales de piedras que apenas
sobresalen de la superficie. Estos son de distinto ta-
maño, algunos de poco más de un metro de longitud
y otros de varios metros de extensión. Son estructu-
ras poco numerosas y se hallan en varias partes de
la isla, cerca de los fogones y de la concentración de
chenques, y en el extremo sur de la isla. El origen de
los mismos parece ser variado y haber sido hechos en
distintos momentos. En el caso de aquellos del extre-
mo sur de la isla, éstos fueron detectados en el año
2001, y de acuerdo a referencias de los dueños de la
estancia, se relacionan con la explotación de algas de
cachiyuyo (Macrocystis pyrifera), actividad económica
que realizaban hasta hace unos años. Las restantes
estructuras lineales corresponden a bloques rocosos
de poca extensión, cuya finalidad no hemos podido
dilucidar, aunque sabemos que en el año 2001 no
existían, por lo que son más recientes. En un caso he-
mos podido comprobar que una de estas estructuras
habría sido generada a partir de la extracción de pie-
dras que conformaban un chenque cercano (ver Fi-
gura 2d); mientras que otras podrían corresponder a
fogones derrumbados o desarmados (ver Figura 3e).
En el último relevamiento hemos registrado también
la existencia de pozos abiertos de pequeñas dimen-
siones, rellenos de basura, principalmente botellas
de vino y cerveza (ver Figura 3f). Esto pozos fueron
hechos en el último año y se ubican cerca del puen-
te que queda emergido. Se hallan a pocos metros de
los fogones de mayores dimensiones que hemos visto
en la isla. Este tipo de estructuras implican el acondi-
cionamiento y la estructuración de espacios por parte
de los visitantes de la isla, quienes han comenzado a
determinar lugares específicos para depositar o dejar
la basura. Esto denota una mayor planificación en las
estadías que realizan, lo que se asocia a permanencias
más largas, e incluso con la idea de volver al mismo
lugar. A su vez, la gran cantidad de botellas obser-
vadas en los pozos y los fogones, estaría reflejando
la sumatoria de múltiples eventos de visita a la isla.
La abundante basura es otro aspecto que afecta de
forma significativa a la isla. Se asocia principalmente
a desechos de comida y bebida, ya que mayormente
se halla cerca de pircados y fogones. La basura está
constituida mayormente por restos de latas y botellas
de vidrio y plástico, aunque también se observan re-
siduos vinculados a la pesca, como latas con tanza
y mamelucos para abrigarse, y otros que denotan la
presencia de grupos familiares, como un juguete in-
fantil registrado en 2016. La basura se encuentra con
frecuencia en los primeros 300 m de la isla a partir del
puente, principalmente dentro y en torno a los fogones,
aunque también asociadas a algún chenque. Por fuera
de este sector, la presencia de basura es muy baja.
En cuanto a la alteración de chenques, en los últimos
años comprobamos dos casos notorios. El primero de
ellos corresponde a un pircado de fogón realizado so-
bre un chenque identificado en el año 2001, en el cual
se observó una vértebra humana en superficie, lo que
permitió comprobar que se trataba de un entierro hu-
mano alterado. En los últimos años, en esta estructura
observamos la presencia de basura (en concreto, latas
de cerveza), mientras que los bloques rocosos que ha-
bían formado parte del chenque fueron utilizadas para
hacer un reparo o pircado, con presencia de carbones
en el espacio protegido. Este representa el caso más
claro de alteración de un chenque, constituyendo un
caso de reciclado del mismo para otros fines. Otra
estructura alterada es una que, de acuerdo a obser-
vaciones realizadas entre 1999 y 2001, correspondía
a un chenque que tenía como particularidad que un
arbusto de molle de tamaño mediano había crecido
en el centro, además existía también una cueva de
pingüinos de Magallanes. En nuestros estudios, hemos
podido comprobar que en 2016 el molle se hallaba
talado y no existía más la cueva de pingüinos. Por me-
dio de análisis de imágenes satelitales y fotos propias,
pudimos situar que el molle fue talado entre fines de
2012 y comienzos de 2016, época que coincide con
la apertura del acceso a esta zona. Otro tipo de alte-
raciones que se registran, corresponden al caso de al-
gunas pocas estructuras recientes que son desarmadas
parcialmente o enterradas para tapar los carbones,
lo que genera estructuras de piedras con morfologías
similares a los chenques abiertos, y que con el paso
del tiempo podrían generar confusión con los mismos.
Palabras finales
Como dijimos al principio de este trabajo, los ar-
queólogos estudiamos los restos materiales dejados
por el hombre, en el caso de la isla Liebres, podemos
ver que el registro arqueológico prehistórico presenta
una serie de particularidades que le otorgan un impor-
tante valor que debe ser conocido, respetado y cui-
dado. Si bien aún no hemos podido conocer en su
totalidad la forma en que las poblaciones prehistóricas
del pasado hicieron uso de esta isla en particular -por
ejemplo, aún carecemos de fechados radiocarbónicos
que permitan conocer la antigüedad específica de los
entierros o sitios concheros- podemos afirmar que esta
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isla fue utilizada casi exclusivamente como lugar de en-
tierro en algún momento desde hace 1.500 años antes
del presente. Por qué esta isla en particular fue elegida
para tal fin es un misterio, aunque sabemos de otros
lugares cercanos en la costa norte de Santa Cruz que
también fueron elegidos para realizar numerosos entie-
rros. Esta selección de algunos espacios refleja algún
tipo de intencionalidad y significado que se nos esca-
pa y que difícilmente podamos abordar. Sin embargo,
lograr identificar patrones nos permitirá acercarnos un
poco más a comprender la visión del mundo, así como
también la forma de disponer de los muertos, de las
poblaciones que habitaron esta parte de la Patagonia.
Lamentablemente, nuestra capacidad de conocer
se ve limitada y amenazada hoy en día por la ace-
lerada acción de personas que visitan este lugar sin
conocer su importancia, o que aun conociéndola, no
la respetan y realizan campamentos en la isla (ver Fi-
gura 4) modificando en forma significativa el paisaje.
Incluso, en nuestros estudios hemos comprobado que
las alteraciones crecen año a año y ocupan espacios
cada vez mayores, lo que implica un aumento impor-
tante en la modificación del paisaje, además de una
importante contaminación por una gran cantidad de
basura. Así, las nuevas estructuras de fogón, pircados
y pozos de basura, junto con la gran cantidad de ba-
sura observada, reflejan un avanzado proceso de alte-
ración, en especial en el extremo norte de la isla, cerca
del puente que se forma al bajar la marea y por donde
acceden los visitantes. Por otro lado, la coexistencia
espacial de distintos tipos de estructuras y sitios puede
generar en el futuro la dificultad de diferenciar, por
ejemplo, entierros prehistóricos de estructuras moder-
nas derrumbadas, dado que ambas podrían compartir
características morfológicas una vez que los pircados
se derrumban. A su vez, hemos comprobado también
que se han desarmado chenques para crear otras es-
tructuras de piedra recientes, lo que dificultaría aún
más la identificación de los mismos. El hecho de con-
tar con un relevamientos sistemático realizado en el
año 2001, antes de que ocurrieran estas alteraciones,
nos ha permitido corroborar estas situaciones, que ha-
brían sido difícilmente comprobables de otro modo.
Es por ello, que junto con los relevamientos y ante
el grave panorama existente hemos comenzado a in-
teractuar con distintos actores preocupados o invo-
lucrados en la protección del patrimonio cultural, e
interesados en proteger la isla Liebres, como también,
la localidad arqueológica Punta Medanosa. En este
sentido, se ha iniciado un diálogo productivo entre los
dueños de la estancia de la cual forma parte la isla, la
Municipalidad de Puerto Deseado, la ciudad más cer-
cana, el Consejo Agrario Provincial y la Administración
de Parques Nacionales. Esto se relaciona con que la
isla Liebres y Punta Medanosa constituyen áreas prote-
gidas, la primera a nivel nacional -ya que formará parte
del Parque Interjurisdiccional Marítimo Isla Pingüino- y
la segunda de la provincia de Santa Cruz. A partir del
mismo buscamos mitigar el daño realizado sobre el
registro arqueológico, así como modificar algunas de
las condiciones que han favorecido las intensas altera-
ciones que se han producido. Por último, también pre-
tendemos generar conciencia acerca de la protección
del patrimonio cultural que se halla en riesgo y del va-
lor de su conservación en el futuro. Entre las acciones
propuestas se hallan la prohibición o limitación de ac-
ceso con fines recreativos; la concientización sobre las
particularidades de la isla y el valor de su conservación
para que se tome conciencia del porqué de su protec-
ción; y que permita generar una legislación, ya sea a
nivel municipal, provincial o nacional, cuya finalidad
sea la protección y conservación de la isla Liebres.
Imagen: M. A. Zubimendi
MIGUEL ÁNGEL ZUbIMENDI
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Lecturas sugeridas
Zilio, L. (2013). Chenques en Patagonia centro-
meridional: análisis de los patrones de distribución
espacio-temporales. Comechingonia,17, pp. 237-
254.
Zilio, L. y Zubimendi M. A. (2014). Estudio de la
distribución de estructuras de entierro en poblaciones
cazadoras-recolectoras dela costa norte de Santa
Cruz (Patagonia argentina). Revista Española de
Antropología Americana, 44(1), pp. 105-126.
Zubimendi, M.A.; Ambrústolo P.; Zilio L. y Castro A.
(2015). Continuity and discontinuity in the human
use of the north coast of Santa Cruz (Patagonia
Argentina) through its radiocarbon record.
Quaternary International, 356, pp. 127-146.
Zubimendi, M.; Hammond, H.; Zilio, L.; Ambrústolo, P.
y Castro A. (2015-2016). Análisis de los agentes de
alteración del registro arqueológico identificados en
la costa norte de Santa Cruz (Patagonia Argentina).
Anales de Arqueología y Etnología, 70-71, pp. 159-
180.
Glosario
Localidad arqueológica: Territorio o espacio deli-
mitado, en general no muy grande, en el cual exis-
ten varios o gran cantidad de sitios arqueológicos,
pueden ser de distintos tipos o similares.
Concheros: Sitios arqueológicos formados principal-
mente a partir de valvas de moluscos, producto del
desecho de su consumo. En su interior suelen con-
servar otros vestigios, como artefactos líticos, restos
óseos, entre otros.
Chenques: Nombre común que se les da a unas es-
tructuras de entierro típicas de momentos tardíos de
la Patagonia. Las mismas constan de una acumula-
ción de piedras que se apoyaban sobre el cuerpo,
a veces directamente sobre el suelo y en una fosa
excavada. En general se ubican aisladas, arriba de
cerros, en puntos panorámicos.
Recorte del mapa de 1616 de la expedición de los navegantes holandeses Shouten y Le Maire, en el que se
representa la apertura de chenque en la margen norte de la ría Deseado. Resulta paradójico que la primera
representación gráfica de un sitio arqueológico en la Patagonia constituya el saqueo del mismo.
Imagen: http://www
.memoriachilena.cl/602/w3-article
-99502.html