Revista Realidad, Tendencias y Desafíos en Turismo | CONDET
Cartografía social como herramienta de diagnóstico participativo.
Freddy Espinoza-Figueroa, et al. Año XXIII Vol. 21 Nº2 pp. 1-26.

 

CARTOGRAFÍA SOCIAL COMO HERRAMIENTA DE
DIAGNÓSTICO PARTICIPATIVO EN LA ACTIVIDAD TURÍSTICA

 

 

Freddy Espinoza-Figueroa*
Byron Alvarado-Vanegas****
Karina Farfán-Pacheco**
Miguel Galarza-Cordero*****
Imelda Avecillas-Torres***
Gabriela Molina-Ochoa******

PREIT-tour, Facultad de Ciencias de la Hospitalidad
Universidad de Cuenca
Ecuador

Escuela de Turismo, Facultad de Filosofía
Universidad del Azuay
Ecuador


 

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Cita recomendada

Espinoza-Figueroa, F.; Farfán-Pacheco, K.; Avecillas-Torres, I.; Alvarado-Vanegas, B.; Galarza-Cordero, M.; Molina-Ochoa, G. (2023). Cartografía social como herramienta de diagnóstico participativo en la actividad turística. Realidad, Tendencias y Desafíos en Turismo, 21 (2) 1-26.

Recibido:04/06/2023 | Aceptado:22/12/2023.

ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s25456199/bo10dstrg

 

R E S U M E N

Este estudio propone la aplicación de la cartografía social como herramienta de diagnóstico participativo -de abajo hacia arriba- en torno a la identificación de problemas para la planificación del turismo en el cantón Limón-Indanza (provincia de Morona Santiago) ubicado al sureste de la Amazonía del Ecuador. El enfoque del estudio fue cualitativo, a través de la cartografía social y observación participante mediante un taller con las partes interesadas. Los resultados muestran un diagnóstico de la situación turística como punto de partida para desarrollar otras herramientas y dar pasos hacia la planificación del territorio en materia de turismo. De hecho, se encontraron problemáticas relativas a un desarrollo espontáneo del turismo en torno a la singularidad de sus atractivos turísticos, pero que se ve amenazado por la falta de asociatividad entre sus partes interesadas y de amenazas más grandes como la minería. Finalmente, se sugiere la utilización de herramientas participativas para captar las percepciones, imaginarios y construcciones sociales en torno al turismo y se recomienda el uso de la cartografía social como herramienta de diagnóstico participativo debido a la inclusión participación, camaradería y costobeneficio que posee la herramienta.

PALABRAS CLAVE

cartografía social - diagnóstico participativo - turismo - ecuador.

 

 

SOCIAL CARTOGRAPHY
AS A PARTICIPATORY DIAGNOSTIC TOOL IN TOURISM ACTIVITY


Freddy Espinoza-Figueroa*
Byron Alvarado-Vanegas****
Karina Farfán-Pacheco**
Miguel Galarza-Cordero*****
Imelda Avecillas-Torres***
Gabriela Molina-Ochoa******

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University of Cuenca
Ecuador

School of Tourism, School of Philosophy
University of Azuay
Ecuador

 

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Recommended citation style

Espinoza-Figueroa, F.; Farfán-Pacheco, K.; Avecillas-Torres, I.; Alvarado-Vanegas, B.; Galarza-Cordero, M.; Molina-Ochoa, G. (2023). Social cartography as a participatory diagnostic tool in tourism activity. Realidad, Tendencias y Desafíos en Turismo, 21 (2) 1-26.

Received: 04/06/2023 | Accepted:22/12/2023.

ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s25456199/bo10dstrg

 

A B S T R A C T

This study proposes the application of social cartography as a participatory diagnostic tool, utilizing a bottom-up approach, to identify issues in the planning of tourism in the Limon-Indanza canton (Morona Santiago province), located in the southeastern Ecuadorian Amazon. The study’s approach was qualitative and was implemented through social cartography and participant observation during a workshop with stakeholders. The results present a diagnostic of the tourism situation as a starting point for developing additional tools and making progress towards comprehensive territorial planning in the field of tourism. Indeed, issues related to the spontaneous development of tourism around the uniqueness of its tourist attractions are threatened by a lack of collaboration among stakeholders and larger threats such as mining. Ultimately, the use of participatory tools is suggested to capture the perceptions, imaginaries, and social constructs of tourism. The use of social cartography is recommended as a participatory diagnostic tool owing to its fostering of participant inclusion, camaraderie, and cost-benefit efficiency.

 

KEYWORDS

social cartography - participatory diagnosis - tourism - ecuador.

 

INTRODUCCIÓN

Hay diversas oportunidades en diferentes contextos y localidades para construir conocimiento de manera colaborativa y colectiva (Valderrama Hernández, 2013). En ese sentido, los enfoques participativos son cruciales para comprender la situación de las comunidades sobre distintos aspectos. De hecho, los diagnósticos participativos mejoran la comprensión, capacitan y empoderan a la comunidad afectada y fomentan la transparencia y la responsabilidad en la toma de decisiones (Ganuza et al., 2010; Red CIMAS, 2015).

La participación de las partes interesadas se refiere a todos los procesos de toma de decisiones, establecimiento de agendas y elaboración de políticas que consultan e implican a las partes interesadas, es decir, a los actores que pueden tener un impacto directo o indirecto en las instituciones, sus actividades y objetivos que, retroactivamente, les afectan a ellos mismos (Vitálišová et al., 2021). En ese sentido, la participación de las partes interesadas puede ser recogida con base en diferentes metodologías y técnicas. Así, la cartografía social puede ser una opción para realizar diagnósticos participativos. Esta técnica forma parte de las metodologías participativas que se utilizan comúnmente en la Investigación-Acción Participativa (IAP) (Eljuri, 2023; Ganuza et al., 2010; Red CIMAS, 2015; Valderrama Hernández, 2013). En efecto, esta técnica se utiliza para representar visualmente la realidad social y espacial de un territorio o comunidad, mediante la creación de mapas participativos con base en las percepciones, apropiaciones e imaginarios de distintos sectores, actores, partes interesadas y habitantes de un territorio (Eljuri, 2023; Red CIMAS, 2015). De hecho, Eljuri (2023) sostiene que la cartografía social puede lograr evocaciones, imaginarios y sistemas de representación mediante el levantamiento de croquis espaciales y temporales.

En el ámbito del turismo, los diagnósticos participativos suelen ser obligatorios para los tomadores de decisiones. Sin embargo, no todas las partes interesadas tienen el mismo nivel de participación e interés (Spadaro et al., 2023). De hecho, la articipación suele considerarse como evidente, pero muy a menudo los enfoques participativos suelen carecer de una amplia participación pública (Guo et al., 2019). Lamentablemente, la bibliografía en el campo de los enfoques participativos ha sido poco explorada (Garrod et al., 2012). Miranda Miranda (2010), sostiene que los enfoques participativos dentro de la operación de proyectos como instituciones gubernamentales, privadas, académicas y otras deben considerar la identificación de problemas o necesidades para el desarrollo de iniciativas como planes, programas y proyectos. De ahí que la fase de diagnóstico constituye el ejercicio más complejo para identificar variables interrelacionadas que afectan a un determinado contexto.

Por lo tanto, el objetivo de esta investigación es aplicar la cartografía social como técnica de diagnóstico participativo para la identificación de variables interrelacionadas que afectan al contexto del turismo como alternativa de desarrollo local del cantón Limón-Indanza en la Amazonía sur del Ecuador. Aquello surge de la necesidad de identificar probables proyectos de cooperación interinstitucional entre el ámbito académico y las partes interesadas del territorio.

 

DISEÑO / METODOLOGÍA / ENFOQUE

Este estudio tuvo un diseño observacional con enfoque cualitativo de alcance exploratorio - descriptivo - interpretativo. Se aplicó la herramienta de cartografía social en un caso de estudio de la Amazonía ecuatoriana (stakeholders turísticos del cantón Limón-Indanza). Básicamente, esta investigación expone las características del fenómeno social en un contexto espacio temporal concreto (Carrasco, 2016) a través de los siguientes pasos (Figura 1):

a. Se realizaron varios acercamientos a modo de talleres para conocer a los actores. b. Se realizó una convocatoria a los diferentes stakeholders turísticos -a través del sector público- para participar en un taller con el objetivo de diagnosticar la situación turística del caso de estudio. c. En esta etapa se desarrolló el taller y fue crucial la motivación a través de las instrucciones generales del taller para explicar los objetivos perseguidos y simultáneamente estimular la participación de los asistentes. d. Los participantes que expresan su conformidad con el procedimiento proporcionan su consentimiento de manera libre y voluntaria para participar en la actividad. e. Los participantes mapearon -dibujos de croquis- los problemas y desafíos de su territorio en materia de turismo. En esta etapa los investigadores usaron la técnica de observación participante. f. Se procedió a explicar el gráfico realizado a través de una plenaria. g. Al finalizar la plenaria, la socialización se transformó en una entrevista colectiva; las preguntas surgieron de acuerdo con las dudas de los investigadores debido a que algún tema no es claro o en su defecto para obtener mayor profundidad en temas específicos. h. Posteriormente, el equipo siguió las recomendaciones de Eljuri (2023) y en laboratorio se digitalizó la información mediante una cámara fotográfica. Luego, se sistematizó la información y aplicó un análisis de discurso para detectar las temáticas más relevantes abordadas por cada grupo de actores y generar los resultados de este estudio (Sayago, 2014) mediante una red semántica diseñada en el software Atlas.Ti versión 23. i. Finalmente, se obtuvieron los resultados del diagnóstico participativo con enfoque desde abajo hacia arriba. j. Es vital devolver la información a los participantes mediante una exposición de resultados.

 

Figura 1. Proceso de diagnóstico participativo mediante cartografía social.

Figura1

Fuente: propia, basada en Eljuri (2023).

Durante el taller, se dividió a los asistentes en tres grupos de trabajo (Tabla 1), cada uno con materiales como marcadores y papelógrafos. La primera directriz (40 minutos) fue dibujar en papelógrafos el territorio del cantón Limón-Indanza con énfasis en dos preguntas:


• ¿Cuáles son las potencialidades del cantón Limón-Indanza para lograr su desarrollo local a través del turismo?

• ¿Cuáles son las limitaciones que impiden aquello?

 

A nivel del equipo, la organización estuvo conformada por una persona que realiza los acercamientos y convocatoria. Un miembro del equipo condujo el taller y tres miembros desarrollaron el proceso de observación participante a través del registro en cuadernos de campo. Incluso este proceso lo realizaron durante la plenaria y entrevista grupal. Cabe mencionar que se evitó grabar el encuentro porque algunos asistentes no estaban de acuerdo con aquello. El punto más crítico fue durante la plenaria y entrevista grupal porque el equipo se dividió en dos partes: una parte que realizaba preguntas y otra parte que registraba las respuestas. Paralelamente todos los facilitadores realizaron un registro fotográfico.

 

Tabla 1. Participantes del taller.

tabla1

Elaboración: propia.

 

MARCO TEÓRICO/REFERENCIAL

Metodologías participativas para el desarrollo de diagnósticos participativos

A menudo el problema de la participación ha sido entendido como un problema de motivación, pero en realidad lo crucial que se debe entender es cómo, por qué y para qué participar (Ganuza et al., 2010). Regularmente,
las iniciativas de proyectos suelen empezar recogiendo datos cuantitativos (encuestas) y con posteridad profundizan temas poco claros con técnicas cualitativas o viceversa (primero lo cualitativo y luego lo cuantitativo) (Red CIMAS, 2015). Posteriormente, para finalizar -en función del presupuestodesarrollan técnicas participativas (más para difundir que para saber). Sin embargo, se debería empezar cualquier iniciativa por la fase de participación para entender unos intereses -no necesariamente explícitos- que influyen más de lo que se piensa (Red CIMAS, 2015). Por tal motivo, al inicio de cualquier proceso es cuando se debe formular de forma participativa: ¿Para qué? ¿Para quién? ¿Cuáles son los intereses de las partes interesadas? ¿Cuáles son las preguntas que orientarán todo el proceso? (Red CIMAS, 2015).

Las metodologías participativas son un conjunto de enfoques en la investigación y el desarrollo de proyectos donde los participantes se involucran activamente en el proceso de toma de decisiones, planificación, implementación y evaluación. Estas metodologías recurren a diversas técnicas y herramientas centradas en la colaboración y el empoderamiento de los participantes, asegurando que sus voces, experiencias y conocimientos sean fundamentales en el proceso (Fals Borda, 1985, 1999; Ganuza et al., 2010; Red CIMAS, 2015). Fals Borda (1999) sitúa a las metodologías participativas como un componente esencial de la Investigación Acción Participativa (IAP), la cual promueve el involucramiento activo de los participantes -miembros de una comunidadpara entender sus problemas, promover cambios prácticos y empoderar a los participantes. En la IAP los involucrados actúan como coinvestigadores, contribuyendo en la definición de problemas, recopilación y análisis de datos, y en la implementación de soluciones, fomentando así un aprendizaje colectivo y acciones transformadoras. En efecto, el desarrollo comunitario, la resolución de conflictos y la aplicación de políticas públicas pueden beneficiarse de estos métodos (Ganuza et al., 2010; Red CIMAS, 2015). Entre las ventajas del uso de metodologías participativas están la promoción de la inclusión y participación equitativa, el valor del conocimiento y la experiencia local, el empoderamiento y la capacidad de la comunidad, la mejora de la calidad de las soluciones y decisiones, la transparencia y responsabilidad, y el desarrollo de relaciones y redes (Red CIMAS, 2015). Al contrario, las desventajas de estas metodologías tienen que ver con el costo y el tiempo, la incapacidad de manejar conflictos, la poca participación de las partes interesadas y la dificultad de implementarlas (Red CIMAS, 2015).

Ganuza y sus colegas (2010) sostienen que las metodologías participativas toman en serio los significados de las personas, no porque sean la verdad, sino porque son el punto de partida de un proceso democrático con una pluralidad de voces y significados. Esta interacción voz-sentido indica siempre una coexistencia compleja. De ahí que establecer esa coexistencia con otros que no son como yo requiere una perspectiva diferente de la vida, las acciones y las disputas. Las metodologías participativas se ubican naturalmente en la Investigación Acción Participativa (IAP), la cual busca involucrar a las comunidades en el proceso de investigación y acción para solucionar problemas y mejorar las condiciones de vida. Además, Ganuza y sus colegas (2010) argumentan que la participación exige que los actores se impliquen en la descripción del problema desde el principio. Formular un problema plantea preguntas, pero nunca las responde. Más bien, plantea cuestiones sobre las causas de la problematización, las relaciones entre el objetivo y sus actores, las acciones que le siguen y los conflictos o contradicciones.

El diagnóstico participativo es una herramienta que incorpora la voz de las comunidades en la identificación de problemas y soluciones. También contribuye a reconocer y valorar los activos propios y desarrollar procesos de planificación, diálogo y concertación (Corporación RedEAmérica, 2014). Sin embargo, ponerse de acuerdo en cómo se llevará a cabo un diagnóstico participativo puede ser una tarea difícil. Más aún cuando se busca identificar problemas y necesidades para el desarrollo de iniciativas interinstitucionales. Así Caldera de Ugarte et al. (2007), sostienen que la cooperación interinstitucional implica una construcción social que pone la calidad de las relaciones entre diferentes actores como empresas, gremios, gobiernos locales, ONGs e instituciones científicas en un lugar prioritario para dar respuestas a determinadas problemáticas. De tal manera, la cooperación entre el ámbito académico, el sector público, el sector privado y las comunidades es algo habitual para lograr la consecución de objetivos comunes (Castañer y Oliveira, 2020). En ese sentido, el turismo como alternativa de desarrollo local tiene la capacidad de convocar a diversas partes interesadas debido a su naturaleza intersectorial. En efecto, el turismo tiene el poder de reforzar las asociaciones entre el sector público y el privado e implicar a múltiples partes interesadas para que colaboren en la consecución no solamente de los objetivos del sector, sino también de la sociedad (Spadaro et al., 2023).

 

La cartografía social como enfoque participativo

Montoya Arango y otros (2014) manifiestan que la visión de desarrollo de los territorios suele estar ligada a una estrecha conexión entre la dominación territorial, la subordinación a través de la fuerza y la coerción, la introducción de un modelo económico global y la implementación de mecanismos para la absorción de los conocimientos locales mediante su anulación o integración forzada a través del positivismo. Es ineludible cuestionar la relación entre territorio y producción de conocimiento entendiendo que el conocimiento es producto de las personas y los espacios que habitan (constructivismo), especialmente porque las comunidades no son un depósito de información sobre el cuál se realizan múltiples análisis. Por lo tanto, los habitantes de un territorio son agentes activos con los que se interactúa y se producen conjuntamente conocimientos desde su
contexto social, político y comunitario que inciden en la apropiación del territorio desde varias visiones (Martin Silva et al., 2020).

Guber (2001) y Leavy (2017) abogan por una cartografía social crítica y participativa, que reconoce las implicaciones políticas, simbólicas y culturales del espacio. Esta perspectiva facilita una participación más activa y empoderada de los actores sociales en la generación y uso del conocimiento. Esta aproximación enriquece la representación de las dinámicas sociales y espaciales. Por otro lado, Kim (2015) sugiere una práctica cartográfica crítica que reflexiona sobre su posición de poder en la sociedad y las decisiones cartográficas realizadas, enfatizando la necesidad de adaptar los lenguajes visuales a diversas audiencias, en vez de asumir formas universales de comunicación.

Kim (2015) sostiene que últimamente los activistas por el desarrollo comunitario, los artistas, los creadores de nuevos medios de comunicación y otros han desarrollado un gran entusiasmo por la exploración de formas alternativas de obtener información para producir conocimiento de un territorio mediante la cartografía social crítica. Brotton (2014) sostiene que la cartografía es inherentemente subjetiva y busca representar la realidad, pero está intrínsecamente ligada al poder y la autoridad. Por lo tanto, la cartografía social crítica debería reflejar la realidad territorial desde la perspectiva de aquellos actores que desempeñan roles dentro de ella (Costa et al., 2016), adoptando un enfoque ascendente, de abajo hacia arriba (ejemplo: desde la comunidad hacia los tomadores de decisiones) (Solíz y Espinoza-Figueroa, 2023).

Barragán-León (2019), define la cartografía social como una herramienta para la creación de un conocimiento dialógico, basado en la apertura a formas de entender y experimentar los territorios que pueden incluso preceder a los procesos lógicos de la representación cartográfica convencional. Es decir, la cartografía social permite un acercamiento más allá de lo meramente visual y cartesiano, posibilitando una relación más directa y horizontal con los habitantes de los territorios mapeados. Sin embargo, existe un debate crítico sobre cómo los mapas reflejan y, a la vez, pueden perpetuar las estructuras de poder y desigualdad. ¿Quién crea el mapa y con qué propósito? (Kim, 2015). Por lo tanto, la cartografía social debe garantizar que todas las voces sean escuchadas y representadas de manera equitativa (Fals Borda, 1999). Existe el desafío de equilibrar las perspectivas locales con la necesidad de una representación objetiva y exacta del espacio. Además, es preciso entender que la cartografía social no solo se trata de la representación física, también considera las dimensiones culturales y simbólicas del espacio (Fals Borda, 1999; Red CIMAS, 2015). “De este modo el territorio también se conforma por operaciones simbólicas, un espacio donde los actores sociales sustentan sus relaciones sociales, proyectan sus vidas” (Escudero y Vázquez, 2014, p.52).

Así, es preciso asumir una posición social de ser menos poderosos y por lo tanto ser parte de la resistencia a la hegemonía (menos investigadores, más facilitadores). De ahí que el pensamiento crítico dentro de los procesos de recolección de información de forma horizontal -como la cartografía social- otorgan un mayor sentido a la preocupación por el lugar que se habita (territorio). Torres López (2009) sostiene que la cartografía social es un método que enriquece a los facilitadores y los participantes porque provoca el debate, aumenta el compromiso y entretiene a los participantes. Su propósito principal es obtener conocimiento de las poblaciones locales y desempeña un papel crucial en la representación de conflictos y la identidad territorial.

 

Diagnósticos participativos para comprender problemas del turismo como alternativa de desarrollo local a través de la cartografía social

Hasse y Milne (2006) manifiestan que se puede integrar diferentes formas de conocimiento local con la perspectiva de facilitadores en desarrollo del turismo a través de enfoques participativos y sistemas de información geográfica (SIG). Aquello supone una combinación metodológica mediante la construcción colectiva de mapas en consonancia con la tecnología que provee los SIG (Escudero y Vázquez, 2014). En efecto, la cartografía social otorga flexibilidad a sus participantes de representar diversos imaginarios, representaciones y percepciones (Eljuri, 2023) que los SIG no otorgan debido a su rigidez. De ahí que esta técnica tiene mucho potencial para realizar procesos de diagnóstico participativo en el turismo, especialmente, porque tales procesos deben adaptarse a las necesidades cambiantes de los turistas, a la industria turística y el entorno local (Thetsane, 2019). Así, se vuelve esencial la participación de múltiples interesados, tales como residentes, empresarios y autoridades locales y regionales. También, es preciso considerar no solamente las necesidades y deseos de los turistas, también se debe poner énfasis en los intereses y preocupaciones de los residentes locales y otros grupos de interés (Capece, 2012). Además de aquello, es vital tomar en cuenta una amplia variedad de factores como el medio ambiente, la cultura local, la economía y la sociedad que también deben ser considerados y por supuesto los aspectos sobre la sostenibilidad del turismo (Sharpley, 2020).

Shani y Pizam (2011) destaca el valor de la participación de la comunidad en la actividad turística. De hecho, el autor sostiene que la participación de la comunidad es crucial para el éxito de los proyectos turísticos porque permite identificar las necesidades y expectativas de los residentes locales, promover la sostenibilidad cultural y medioambiental y repartir equitativamente las recompensas económicas. Además, sugiere utilizar metodologías participativas para lograr este objetivo, implicando a la comunidad en todos los aspectos de la planificación y la gestión del turismo.

Koens et al. (2022) manifiestan que el diagnóstico participativo es un proceso sociopolítico que implica la colaboración entre partes interesadas con distintos antecedentes e intereses. En efecto, se trata de un enfoque ascendente – de abajo hacia arriba– que pretende implicar a las comunidades locales, los residentes y otras partes interesadas en el proceso de toma de decisiones (Gkartzios y Lowe, 2019). Por el contrario, los métodos de planificación tradicionales suelen ser enfoques descendentes en los que las decisiones las toma un pequeño grupo de expertos o funcionarios del gobierno sin mucha aportación del público (Koens et al., 2022). Por lo tanto, la planificación participativa se caracteriza por la comunicación abierta, la transparencia y la inclusión (Koens et al., 2022; Red CIMAS, 2015). Su aplicación puede resultar complicada por falta de tiempo y recursos, dificultades para alcanzar el consenso y dudas sobre la calidad de las decisiones tomadas en colaboración (Ganuza et al., 2010; Koens et al., 2022; Red CIMAS, 2015).

De hecho, el punto más crítico de cualquier iniciativa de turismo suele ser la fase de diagnóstico debido a que proporciona una comprensión detallada de la situación actual de un territorio (Capece, 2012). Sin embargo, a menudo esta fase suele ser tomada con ligereza o en su defecto el procedimiento recurre a herramientas positivistas que no logran recoger las necesidades y expectativas de las diferentes partes interesadas (Red CIMAS, 2015).

Desde una perspectiva participativa fue posible diagnosticar la problemática del turismo en Ciudad Juárez e incorporar los saberes de la población local para la elaboración de una agenda estratégica de turismo (González-Herrera y Álvarez-Hernández, 2014). Asimismo, Padilla Murcia y Murillo Franco (2022) realizaron un diagnóstico participativo –mediante un enfoque cualitativo– del Agroparque Los Soches (Colombia), el cual permitió comprender las problemáticas del turismo comunitario según la perspectiva de los actores locales. De hecho, se utilizó el análisis de la cadena de valor del destino turístico y se planteó la siguiente pregunta: ¿Cómo se puede contribuir a la gestión del turismo comunitario del Agroparque Los Soches, a través de un diagnóstico participativo? La comunidad participó plenamente en este proceso, identificando problemas y elaborando planes de acción para mejorar el turismo comunitario. Piñas y Espinoza (2017), desarrollaron lineamientos urbanos arquitectónicos para un sector del Centro Histórico de Cuenca (Ecuador), mediante cartografía social sobre los usos y relaciones barriales. Posteriormente, aquello sirvió de insumo para elaborar mapas en sistemas de información geográfica. Moreno-Quintero et al. (2019), reconstruyeron la geografía afrocolombiana oculta de los mapas oficiales mediante dibujos de mapas comunitarios y discusiones colectivas durante talleres de cartografía, entrevistas y recorridos por el territorio. Estos ejemplos ilustran la amplia variedad de aplicaciones que puede tener la cartografía social. Sin embargo, la literatura no exhibe diagnósticos participativos mediante cartografía social explícitamente para la actividad turística.

Escenario de estudio

En el marco del proyecto de investigación “Bienestar mental y turismo de naturaleza”, desarrollado por la Universidad de Cuenca y la Universidad del Azuay se realizaron varios talleres sobre esta temática con las autoridades del cantón Limón-Indanza; específicamente con los guías y guardabosques del Área de conservación Tinajillas-Río Gualaceño. En medio de conversaciones con los administradores del área de conservación surgió la idea de realizar talleres para identificar necesidades y problemáticas del sector turístico del cantón. El objetivo común entre las partes fue desarrollar proyectos de cooperación interinstitucional a través de investigación, docencia y vinculación con la comunidad, las cuales representan las tareas sustantivas del quehacer universitario ecuatoriano. De tal manera se organizó el taller entre la Universidad de Cuenca y el Gobierno Autónomo Descentralizado del cantón Limón - Indanza. En efecto, este cantón se encuentra ubicado al sureste de la Amazonía ecuatoriana, específicamente en la provincia de Morona Santiago (Figura 2).

 

Figura 2. Ubicación del cantón Limón-Indanza.

Figura2

Fuente: elaboración propia basada en información de ESRI (2020) y IERSE (2023).

 

RESULTADOS

Los resultados de este estudio reflejaron que al momento de realizar procesos de cartografía social existió camaradería entre los ‘cartógrafos sociales’. De hecho, esta herramienta tiene el potencial de fomentar lazos de cooperación entre los participantes. Otro punto importante fue cómo los participantes se pusieron de acuerdo para llegar a acuerdos sobre lo que iban a representar. Un comportamiento común en los participantes fue graficar los aspectos que son relevantes para sus propios intereses. Por ejemplo, los participantes del sector público se enfocaron en los recursos turísticos del cantón, como la flora, la fauna, la geografía y la infraestructura vial. Por otro lado, los emprendedores se centraron en destacar sus propias iniciativas en sus representaciones gráficas. De forma llamativa, no consideraron relevante la representación de personas, salvo la excepción de etnias indígenas (shuar), quienes están presentes en este territorio y tienen una oferta de turismo comunitaria. Al momento de la entrevista grupal, es decir cuando explicaron sus gráficos surgieron muchas contradicciones, las cuales suelen ser comunes en torno a las percepciones de los actores (Majó Fernández et al., 2022). Sin embargo, existieron puntos críticos que se convirtieron en nuevas incógnitas para los participantes y por supuesto para la investigación.

 

Exploración cartográfica: de los símbolos a los relatos por cada representación cartográfica

Un elemento común en la figura 3, fue la representación de los sitios de interés turístico de acuerdo con la percepción de los participantes. En ese sentido, este ejercicio podría ampliar la mirada del planificador turístico para pensar estrategias porque puede obtener información que no es convencional. Es decir, rompe los esquemas de lo que es o no turístico. Así, cuando parecía que no podían ponerse de acuerdo en esa discusión, uno de los participantes dijo:

“¿Qué es turístico y que no es turístico?”

Por lo tanto, sitios como cuevas -de los Tayos-, ríos y otros recursos fueron representados. De hecho, existe una confusión semántica entre recurso y atractivo turístico, ya que ambos son tratados como conceptos similares.
En efecto, surgen ‘categorías nativas’ derivadas del lenguaje que otorgan significados propios de acuerdo con su manera de concebir las cosas. Prácticamente coinciden con poner énfasis en las atracciones turísticas reales o listas para el mercado, dejando de lado los recursos turísticos básicos (Kušen, 2010). Esta situación podría contemplar solamente unos atractivos y dejar de lado las potencialidades del territorio en términos turísticos. También, la preocupación excesiva por unos elementos y no por otros podría generar conflicto entre los actores. De hecho, los actores discutieron sobre lo que debería y no debería ser considerado como atractivo, lo cual resulta enriquecedor cuando se construyen procesos desde abajo hacia arriba (Gkartzios y Lowe, 2019).

También, los actores pusieron énfasis en la vialidad, especialmente porque representa un elemento de conectividad para la actividad turística. Ciertamente, en la actualidad este aspecto es uno de los más descuidados del Ecuador. De ahí que los participantes mostraron preocupación por aquello; aunque algo llamativo fue que normalizaban y se resignaban ante la pésima situación vial. Uno de ellos expresó:

“Ya no se puede pedir más por la vialidad, tenemos que resignarnos a esa situación (…) de la Amazonía nunca se preocupan”

Curiosamente, no hubo mucha recurrencia en la representación de personas con excepción de las comunidades indígenas relacionadas al turismo (comunidades Shuar) que tienen una oferta llamativa de turismo comunitario. Sin embargo, en este aspecto los asistentes supieron manifestar que regularmente las comunidades no participan de encuentros sobre turismo con el resto de los actores. Más bien, dijeron que actúan por su cuenta, pero en este punto es importante preguntarse ¿Cómo perciben las comunidades shuar a los que no forman parte de su etnia? ¿Cuál es su relación, más allá del tema turístico? ¿Son vistos como un atractivo turístico adicional a otros o en realidad la opinión de ellos cuenta? Probablemente, representan un gran potencial en torno a las dinámicas de turismo del territorio. Sin embargo, la dialéctica entre las comunidades indígenas más allá de la visita turística no es clara. Además, manifestaron que las agencias de viaje de otras ciudades mantienen una guerra de precios para tener el derecho de visita.

Otro punto evidente dentro de los símbolos fue la representación de elementos de flora y fauna. Por supuesto, aquello no podía faltar porque la zona presenta una gran biodiversidad. Incluso otros elementos naturales como
los ríos y cascadas que también forman parte de los elementos de atractividad se interrelacionan. De hecho, los participantes coinciden en que la naturaleza es su mayor recurso con relación al turismo. Sin embargo, en este punto existió mucha preocupación respecto a la industria minera, lo cual lo trataremos en la siguiente figura debido a la representación y discusión que generaron.

Algo común de todas las figuras fue la representación de emprendimientos de los participantes. En el caso de la figura 3, es solamente uno, pero da cuenta de la interacción entre elementos de atractividad y servicios que evidencia la dinámica turística.

 

Figura 3. Primera representación cartográfica.

Figura3

Fuente: participantes del estudio.

La segunda representación visual (figura 4) evidencia la contribución de un profesional en biología con amplios conocimientos de geografía, manifestado en una representación que ostenta considerable similitud con el mapa oficial. Este gráfico se distingue de la figura 3 por la ausencia de elementos artísticos, a favor de la inclusión de puntos de interés y características geográficas. Se destaca la representación de elementos como un cerro y los petroglifos del Catazho. Al igual que en la primera representación, no existe consenso en la determinación de lo que posee o no atractivo turístico. Sin embargo, se presentan numerosos elementos de interés turístico según el criterio de los participantes. Se representa en menor grado a las comunidades indígenas, ya que sólo aparece una.

Un aspecto crítico en esta representación, sobre el cual hubo un consenso unánime, es la minería. Gráficamente, se ilustra un terreno propiedad de una empresa denominada Global Solaris. Los participantes relatan la realización de exploraciones mineras en busca de oro, cobre, sílice, plata y otros metales pesados. Expresan su preocupación ante la aparición de minería artesanal en ciertas zonas, que está generando una notable contaminación en los recursos hídricos empleados para sus actividades cotidianas, subsistencia, y actividades turísticas vinculadas a los deportes extremos. Esta preocupación se extiende al transporte, dado que la mayoría de los conductores (taxis, camiones, etc.) se concentran en torno a las exploraciones mineras debido a la mayor demanda, generando malestar en la población. Ante esta situación, los participantes propusieron la idea de fomentar la movilidad sostenible mediante el uso de bicicletas, tanto como solución a este problema como para vincularla a la actividad turística.

Una característica visual peculiar es que el área de exploración minera aparece sin ningún gráfico aledaño, como si fuera un lugar desconocido. Sin embargo, cerca de la actividad minera se representa una comunidad Shuar, lo que destaca el peligro latente para ellos dada su alta dependencia del turismo y cómo la situación actual podría afectarles en un futuro próximo, tal como Mestanza-Ramon y otros (2022) sostienen en su estudio sobre la minería de oro en la región amazónica de Ecuador.

El gráfico también destaca a varias empresas privadas. De hecho, un participante del sector público manifestó que Limón-Indanza registra 234 plazas de alojamiento turístico y tiene una demanda estacional (febrero, agosto y diciembre). Además, los participantes indican que los deportes extremos (rafting, canyoning, etc.) tienen un gran potencial en el cantón, aunque también expresan la necesidad de abordar los riesgos que implican tanto para los operadores como para los visitantes, especialmente en condiciones climáticas desfavorables.

Se produjo un dilema al discutir la información estadística recolectada por el sector público a partir de los feriados en las empresas privadas. Los participantes cuestionaron la transparencia del sector público en el manejo de los datos recolectados, ya que parecía existir un conflicto de intereses debido a que el encargado de esta tarea también forma parte del sector privado. En efecto, se observaron diversas limitaciones en este aspecto. Según Once-Jara et al. (2023), esta es una problemática generalizada en distintos niveles del país, ya que la recopilación de datos estadísticos carece de rigurosidad y efectividad. Se hace necesario implementar mecanismos que permitan un seguimiento más detallado y eficaz de la oferta y demanda turística a nivel local, puesto que las decisiones actuales parecen basarse en la coyuntura del momento.

 

Figura 4. Primera representación cartográfica.

Figura4

Fuente: participantes del estudio.

La tercera representación visual (figura 5) resalta criterios paralelos a las ilustraciones previas en cuanto a la representación de los recursos turísticos. Este aspecto se evidencia tanto gráficamente como en la descripción textual. Sin embargo, se observa una cierta falta de organización en el nivel gráfico, dado que el equipo de trabajo se dividió en dos subgrupos, resultando en dos mapas sin conexiones evidentes entre sí. Pese a esto, el mapa más reducido en escala ilustra las comunidades indígenas y, una vez más, la problemática en torno a la minería.

En este contexto, surgen tensiones entre las comunidades indígenas, provocadas por una intensa competencia entre las agencias de turismo por el control exclusivo de determinados sitios mediante la regulación de precios y la oferta de beneficios para la comunidad, una práctica comúnmente conocida como asistencialismo.

Un rasgo distintivo en esta representación es la categorización de los atractivos turísticos de acuerdo con su división político-administrativa, es decir, por parroquias. Adicionalmente, algunos gráficos resaltan proyectos personales de los participantes, entre los que se incluyen veterinarias y otros vinculados al sector turístico. En este sentido, los participantes enfatizan la falta de asociatividad entre los diferentes actores del turismo. Predominantemente, cada actor opera de forma autónoma y es solo en momentos particulares cuando el sector público promueve acciones que integran a todos. Esta ausencia de colaboración se manifiesta en la gestión de problemas comunes, como la pandemia de COVID-19, cuya responsabilidad ha recaído mayormente en el sector público.

El desafío de fomentar la cooperación entre las partes interesadas en el turismo es acuciante, ya que impide la explotación óptima del crecimiento y desarrollo del sector. La falta de unificación y cooperación entre los actores ha comenzado a generar problemas relacionados con el medio ambiente y la desigualdad social. Por tanto, se acordó fortalecer los vínculos entre todos los agentes turísticos para promover la equidad, la inclusión y el desarrollo sostenible, aunque aún se desconocen las estrategias exactas para lograrlo.

Un elemento destacable en esta representación es la inclusión de la gastronomía, la danza y las artes como expresiones culturales asociadas al turismo. Las tres representaciones coinciden en que el componente natural tiene un rol predominante en el cantón, sin embargo, la escasa valoración del patrimonio cultural inmaterial podría representar un área de atención para la reflexión sobre el turismo en este lugar. Se argumenta que la estacionalidad resulta en que los establecimientos gastronómicos no operen diariamente, sino que en su mayoría se enfocan en los fines de semana. Además, los emprendedores indicaron que las condiciones de crédito para el emprendimiento son difíciles de satisfacer (el Ministerio de Turismo promueve créditos al 5%, pero se requiere demostrar ingresos de 20,000 dólares estadounidenses por año).

 

Figura 5. Tercera representación cartográfica.

Figura5

Fuente: participantes del estudio.

 

Diagnóstico participativo surgido de las partes interesadas El análisis derivado del proceso de cartografía social, reflejado en la red semántica (figura 6), revela diversas dinámicas que acontecen en el territorio de estudio. Una de las preocupaciones primordiales es la ausencia de cooperación entre los actores involucrados, caracterizados por trabajar de manera aislada y con intereses individualizados. Este problema se resalta como un área crucial que requiere atención y resolución.

Es imperativo resolver los conflictos de intereses existentes entre los sectores público y privado, especialmente con relación a la difusión de la información gestionada por el sector público. Esta debería estar disponible para todo el sector turístico, no solo para una fracción de este constituida por funcionarios públicos y empresarios. Un sector turístico cohesionado podría abordar de manera más efectiva desafíos significativos, como la falta de comunicación con las etnias indígenas y la competencia intensa entre las agencias de viajes, que solo han logrado fragmentar más las relaciones intersectoriales.

Además, una gestión turística sólida, enfocada en la cooperación, puede confrontar problemas relacionados con el desarrollo de la infraestructura vial. Desde el ámbito turístico, también es factible abordar cuestiones relativas a la minería. No obstante, este aspecto es más complejo debido a que la población local percibe a la minería como una fuente potencial de empleo, a pesar de su naturaleza efímera y de su eventual impacto negativo sobre los recursos naturales.

El crecimiento espontáneo y no planificado del turismo en el área de estudio presenta retos, pero también oportunidades para la reevaluación y mejora de las prácticas actuales. El territorio cuenta con una gran cantidad de atractivos naturales y culturales que requieren una gestión más eficiente. Además, el proceso de cartografía social ha permitido identificar diversas potencialidades relacionadas con otros recursos que podrían incorporarse para ofrecer una variedad de productos turísticos, no meramente atractivos o recursos aislados que no incentivan la visita turística. Finalmente, el establecimiento de acuerdos con las comunidades indígenas podría abrir la puerta a nuevas posibilidades y escenarios.

 

Figura 6. Red semántica sobre diagnóstico participativo.

Figura6

Fuente: propia.

REFLEXIONES/CONCLUSIONES

Los resultados de este estudio revelan una serie de hallazgos importantes con respecto al proceso de creación de representaciones cartográficas y las percepciones de los participantes. El uso de este enfoque participativo reflejó horizontalidad en las discusiones que emergieron a partir de las representaciones gráficas. Se pudo observar que esta herramienta fomentó la participación e inclusión de los actores. Sin embargo, también se registraron dificultades en la organización de la comunidad. De hecho, esta herramienta: requiere un alto grado de organización y participación de la comunidad, lo que puede ser difícil de lograr en algunas comunidades. Por ejemplo, una limitación del estudio fue la participación de las comunidades indígenas, lo cual representa un aspecto a indagar en el futuro. Lo ideal para dar continuidad al proceso es realizar un proceso de acercamiento y trabajo con cada comunidad para reunir las diferentes perspectivas de los actores, ya que el código que manejan es hablar solamente con el líder comunitario. A pesar de aquello el instrumento es innovador porque puede transformar los modelos de turismo, investigación y otros, tal como lo refiere Vargas Hernández (2018). Además, la complejidad multidimensional del turismo requiere de metodologías diseñadas para facilitar la comprensión de dicha complejidad (Stoffelen, 2019).

En conclusión, la cartografía social da voz a diferentes actores y comunidades, brindándoles la oportunidad de representar y compartir sus conocimientos, percepciones, temores y experiencias sobre su territorio respecto a la actividad turística. Además, este ejercicio de cartografía social proporcionó valiosa información cualitativa y subjetiva sobre el territorio y las dinámicas sociales que lo atraviesan. En efecto, permitió comprender cómo diferentes grupos perciben, valoran y se relacionan con los espacios geográficos y cómo esto influye en sus prácticas y actividades turísticas. Así, la representación cartográfica rompe con los esquemas conceptuales sobre lo que es y no es turismo y más bien lo pone en discusión o en su defecto lo deja abierto al debate, lo cual es absolutamente enriquecedor. Además, el costobeneficio en su aplicación es relativamente menor en comparación con otros instrumentos.

Finalmente, la cartografía social fomenta la participación, la inclusión y la camaradería porque permite que las comunidades locales participen activamente en la producción de mapas que representen su entorno y sus necesidades. Sin embargo, hay que tener cautela con los sesgos producidos por las perspectivas y los intereses de la comunidad involucrada en su producción. Esto puede hacer que los mapas sean parciales o incompletos, lo que puede llevar a diagnósticos erróneos. De ahí que el rol que tienen los facilitadores es esencial para llevar a cabo este tipo de procesos.

 

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