Revista Realidad, Tendencias y Desafíos en Turismo | CONDET
Año
XIX Volumen 17 No1/ Ene-Jun de 2019
ISSN
01850-4787; e-ISSN 2545-6199 | http://www.condet.edu.ar
El
modelo de ciclo de vida de los destinos turísticos
Diez,
V.
pp.
19 - 34.
EL MODELO
DE CICLO DE VIDA DE LOS DESTINOS TURÍSTICOS:
Vigencia, críticas y adaptaciones al Modelo Butler
THE LIFE CYCLE MODEL OF TOURIST DESTINATIONS:
Validity, criticisms and adaptations to the Butler’s Model
Valeria Alejandra Diez1
Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires
RESUMEN
El presente trabajo
constituye una revisión en profundidad de la literatura en torno a los modelos de ciclo de vida de los destinos
turísticos. Se comienza describiendo el modelo Butler, para luego analizar las críticas
que ha recibido de otros autores y las adaptaciones que han sido propuestas. Sobre
el final se exponen los modelos Miossec y Chadefaud.
Se concluye validando la vigencia
del modelo como un marco de referencia importante en la evolución de los
espacios turísticos y se destaca la conveniencia de complementarlo con análisis
adicionales que apunten a evaluar la sustentabilidad del destino e identifiquen
situaciones de alerta y posibles cursos de acción.
Palabras clave: ciclo de vida -
destinos turísticos - Butler
ABSTRACT
The present article
constitutes an in-depth review of the literature on the life cycle models of tourist
destinations. It begins
by describing Butler´s
model, in order to later analyze the criticisms it has received
from other authors
and the adaptations that have been proposed.
The Miossec´s and Chadefaud´s
models are exhibited at the end.
It is concluded by ratifying the validity of the model
as an important frame of reference in the evolution of tourist spaces
and it is emphasized the
convenience of complementing it with additional analyzes that aim to assess
the sustainability of the destination and identify alert
situations as well as possible courses of action.
Keywords: life - cycle model – tourist destinations – Butler
Valiéndose de la teoría del ciclo de vida de los productos,
Richard Butler desarrolló un modelo conocido como Modelo de Ciclos de Vida de
los Destinos Turísticos (MCVDT)
que explica las fases que atraviesan los destinos desde
su descubrimiento hasta su popularización y posterior declive.
El MCVDT, que
fuera propuesto en la década del 80, ha sido célebre en lo que a literatura de investigación turística refiere y sumamente
debatido en el ámbito académico, no sólo por el interés
per se que genera el desarrollo
teórico, sino por el potencial
del modelo para predecir el comportamiento de la dinámica
turística de los
destinos y de esta manera,
mejorar la formulación e implementación de
políticas de gestión turística.
Luego de realizar una revisión en profundidad del debate
respecto al MCVDT, se constató que
existe una gran carencia de textos en idioma castellano que refieran a este
tema, por lo que este trabajo tiene dos objetivos fundamentales. Por un lado,
realizar un resumen de la evolución del concepto de ciclos de vida aplicado
a los destinos turísticos, con sus adaptaciones, aportes y críticas; y, por
otro, constatar si el MCVDT goza de vigencia o si ha sido reemplazado por algún
modelo o teoría superadores.
Debido a la extensión del debate, y en un intento de lograr
exhaustividad, los aportes y críticas serán presentados de forma resumida
exponiendo únicamente los ejes centrales de discusión, razón por la cual se
privilegiaron aquellos artículos que realizan aportes teóricos al debate.
El artículo comienza describiendo en detalle el MCVDT para luego analizar los aportes de otros autores,
destacando los de Hovinen (2002) quién introduce
el término madurez, los de Agarwal (1994, 2006) quién introduce la fase de
reorientación y los de Johnston (2001) quien analiza en profundidad los conceptos epistemológicos y ontológicos
tras el concepto de CVDT.
EL MODELO BUTLER: DESCRIPCIÓN
Según Butler (1980), los destinos turísticos tienen un ciclo de
vida que se mide por la variación en el flujo de llegadas turísticas y que se
puede dividir en seis fases. En la primera de ellas, la fase de exploración,
los visitantes son muy escasos, al
igual que la oferta turística. En la fase de involucramiento los residentes comienzan a ver en el
turismo una posibilidad de desarrollo y comienzan a apostar levemente a él.
Posteriormente, en la fase de desarrollo, el
estado local y agentes externos al territorio comienzan a invertir en el
mismo, aumentando la oferta de servicios y con ello la afluencia turística
hasta que el destino se instituye
con firmeza (fase de consolidación) y en un momento, las llegadas de visitantes dejan de crecer (fase de estancamiento) y luego se reducen, alcanzado así la última de las
fases, denominada fase de declive. Puede darse el caso de que se produzca un rejuvenecimiento del CVDT a partir de una recaptación del mercado turístico a través del
reposicionamiento inteligente del destino, atrayendo nuevos segmentos
turísticos y/o rediseñando la oferta puesta a disposición de los visitantes.
En la tabla N°1 que se presenta a continuación se detallan las características más importantes de cada una de estas fases y en la figura N°1 presenta el MCVDT según Butler.
Tabla Nº 1. Fases del CVDT según Butler (1980)
Fase |
Descripción |
Exploración |
-
Los visitantes acuden de pueblos cercanos y en poca
cantidad. Son de tipo “alocéntrico”2 - El acceso
a información y las facilidades para llegar al destino turístico son limitados - El desarrollo
de la oferta turística (infraestructura, actividades y atractivos) es casi inexistente o no ha sido puesto en valor - Los atractivos son de tipo natural o cultural. |
Involucramiento |
-
Los visitantes vienen de escala regional -
La participación de los residentes locales en la oferta
turística todavía es escasa; la oferta turística es informal: casas
de hospedaje, orientación turística, alquiler de
caballos, etc. -
Las temporadas turísticas se distinguen con claridad. |
Desarrollo |
- Aumenta rápidamente el número de visitantes. Los “alocéntricos” son reemplazados
por los “mediocéntricos”. - Mejora cualiy cuantitativa de la oferta turística. - Aumentan las inversiones externas. - Aumenta
la promoción del destino. - Comienzan a diseñarse atractivos para el turista. |
Consolidación |
- Los turistas son mayoritariamente de tipo “psicocéntrico” - El turismo se
convierte en una parte importante de la economía local y ocupa un
espacio en el nivel político. Como consecuencia, se pone especial énfasis en
los problemas ambientales y sociales. - La tasa de
crecimiento de visitantes disminuye, aunque el número total de turistas siga en aumento. |
-
Los gestores turísticos intervienen haciendo grandes esfuerzos
en promoción y gestión del destino
para disminuir la estacionalidad del turismo
y/o aumentar el número de visitantes. -
La oferta constituida por inversiones extranjeras es
fácilmente evidenciable. -La población residente puede tener una posición positiva o
negativa hacia el turismo, especialmente aquellos sectores que no disfrutan
de los beneficios que trae
aparejados la actividad. |
|
Estancamiento |
-
El número de visitantes alcanza
su máximo nivel.
Son muy pocos
los que vienen al destino
por primera vez. - Disminuye la tasa de ocupación hotelera y parahotelera. - Puede existir un alto número de ventas de propiedades inmuebles. - Se alcanzan o superan los límites de capacidad de carga del destino - El destino ya
no está “de moda”, por lo que se requiere de estrategias que conduzcan a
rejuvenecerlo y reinventarlo. |
Declive |
- Disminuye la oferta turística. - Fuga de capitales externos al
territorio. - La
infraestructura turística que fue dañada por la superación de la capacidad de carga, debe ser reparada
o reemplazada. |
Rejuvenecimiento |
- Re-diseño de la oferta de atractivos para el turista. - Reposicionamiento del destino. - Aumentan las inversiones (en comparación con la fase de estancamiento
y de declive). |
Fuente: elaboración propia a partir de Butler (1980)
Figura N°1: Fases del Ciclo de Vida de un Destino Turístico según Butler
(1980)
Fuente:
Elaboración propia en base a
Butler (1980); (2006); (2011)
Para algunos autores,
el ciclo de vida se puede considerar como instrumento en la formulación de la
estrategia. Correctamente utilizado, el MCVDT reviste de valor predictivo en
cuanto a la dinámica futura de un destino así
como también tiene el
potencial de orientar estrategias correctivas (Berry, 2006).
En las primeras fases, las políticas deben apuntar hacia la difusión
publicitaria del destino
y su puesta en valor. Posteriormente, en las fases
de madurez las estrategias
tienden a proteger, sanear o
aumentar la oferta de atractivos, así como también su accesibilidad.
Asimismo, resulta fundamental la intervención oportuna de los
agentes públicos para evitar que el desarrollo exceda la capacidad de carga del
destino que Butler (1980), ya que si eso sucede, la saturación del destino
produciría impactos ambientales y socioeconómicos suficientemente fuertes como
para que el mismo pierda calidad y comience a transitar su fase de declive.
López Guevara (2011) realiza una interesante sistematización de
acciones que los actores públicos, o público-privados pueden emprender para
superar la fase de estancamiento o declive de un destino. Se las expone en la
Tabla N°2.
Tabla N°2: Variables asociadas a la fase de reorientación3 de destinos turísticos según López Guevara (2011)
|
Estrategia |
Actuación |
Competitividad |
Diversificación
de la oferta a través de recursos singulares |
Puesta en valor
de recursos naturales y culturales en
el destino o alrededores |
Incorporación de atractivos
artificiales |
Casinos,
instalaciones deportivas, espacios hiperreales,
parques temáticos, etc |
|
Mejora en la
calidad del servicio |
Sistemas de calidad,
entrenamiento y capacitación
laboral |
|
Accesibilidad |
Enlace con los mercados emisores y conectividad a escala
local, nacional o
internacional |
|
Especialización |
Aprovisionamiento
de instalaciones y servicios
especiales para ciertos segmentos |
|
Reposicionamiento |
Renovación de
la imagen del destino |
|
Adaptación |
Estudios para
pronosticar tendencias futuras |
|
Colaboración |
Iniciativas
entre los sectores público y privado para
impulsar el turismo. |
|
Sostenibilidad |
Recuperación de
la calidad ambiental y revitalización de áreas en declive |
Medidas medioambientales, agendas 21, ecoetiquetas, capacidad
de carga, etc |
Nuevas pautas a la creación de oferta, límites al crecimiento
y reordenamiento
de áreas saturadas |
Planeamiento del uso de suelo, recalificación de suelos, etc. |
Fuente: López Guevara (2011, p. 112)
CRÍTICAS Y APORTES AL MODELO BUTLER
Como fuera mencionado en la introducción, el MCVDT ha sido
objeto de numerosos debates, y ha
recibido tanto halagos, como propuestas de mejora. A pesar de ello, en cuarenta
años sus lineamientos medulares permanecen intactos, por lo que, lejos de perder su
vigencia, se impone cada vez más como la forma más referenciada de estudiar la
evolución de los destinos turísticos (Valdés, Martínez y Nechar,
2017).
Uno de los aportes importantes que recibió el modelo Butler fue
propuesto por Hovinen (1981), quien manifiesta que en algunos destinos
coexisten elementos de las fases de consolidación, declive y rejuvenecimiento,
por lo que el término “madurez” es más
adecuado para aludir a las etapas sucesivas
al “desarrollo”. Agrega además que, el estado de madurez puede llegar a convertirse en permanente, si se logran
aplicar exitosamente estrategias encaminadas a fidelizar a la demanda. El autor
llama a esto “extensión del ciclo de
vida”. No sólo eso, se ha encontrado que “no todos los destinos siguen la trayectoria evolutiva ni los estadios
descriptos por Butler. Hay destinos que experimentan el declive sin antes
haber alcanzado la saturación. Algunos destinos experimentan más un
estrangulamiento en lugar de un estancamiento cuando carecen de los recursos
necesarios para atender a los turistas (…)” (López Guevara, 2011,38).
Agarwal (1994, 2006) introduce la necesidad de incorporar una
fase de “reordenamiento” –también
llamada de reorientación- luego de la fase de estancamiento, ya que, coincidiendo con Hovinen (1981),
considera que los destinos
pueden rejuvenecer si aplican las medidas adecuadas. Según la autora, es esta
característica la que hace que la reorientación sea fundamentalmente diferente
de la fase de rejuvenecimiento de Butler. Su
modelo se presenta en la figura N° 2 a continuación.
Figura N°2: MCVDT según Agarwal (1994, 2006)
Fuente: Agarwal (2006)
Como cabe imaginar, el
rejuvenecimiento de los destinos turísticos es un proceso cíclico inacabable.
Cuando un destino consigue reposicionarse eficientemente
mediante estrategias de diferenciación, las mismas son replicadas en destinos
similares, dando origen
a un fenómeno que concluye
en la estandarización de las medidas que originalmente eran
diferenciadoras (Donaire y Mundet,
2001).
Por su parte, Rodríguez González (2015) señala que el
estancamiento genera no solo reestructuración, sino también desbordamiento, ya
que áreas cercanas al destino comienzan a desarrollarse y atraen el crecimiento
que ya no es posible en él.
Al considerar aspectos metodológicos del MCVDT, varios autores señalaron
la dificultad en algunos destinos
de utilizar la afluencia turística como variable, ya que
es frecuente que los registros de estos datos estén subvalorados, incompletos o
no existan en lo absoluto.
En función de ello se han propuesto distintas variables en
reemplazo de la afluencia turística
total, siendo la evolución de las plazas de alojamiento, la más aplicada en estudios empíricos. Así
lo sostienen autores como Cooper (1994), Agarwal (1997),
Haywood (1986), Hovinen
(2002), Johnston (2001)
Cáceres y Rodríguez (2002),
Virgen Aguilar (2009),
López Guevara (2011)
y González (2015),
entre otros. De esta manera,
la variable plazas
de alojamiento se convierte en una suerte de equivalente
de la afluencia turística total, puesto que, por un lado, es más fácil de medir, y por otro, es más estable que su
predecesora, la afluencia turística.
Más recientemente, López Guevara (2011) coincide en utilizar la
variable plazas de alojamiento, en conjunto con la ocupación hotelera para la
determinación del CVDT. De esta manera, crea una suerte de cuadro de actuación
para gestores turísticos con seis escenarios posibles que se resumen en la
tabla N°3 presentada a continuación:
Tabla N° 3: Diagnóstico y gestión según el modelo de CVDT de López Guevara
(2011)
Escenario |
Ocupación hotelera |
Variación del
número de plazas |
Diagnóstico |
Medidas
de Gestión |
|
1 |
Sin cambio |
Mayor |
El destino ha aumentado su competitividad |
Fortalecer estrategias vigentes |
|
2 |
Sin cambio |
Menor |
El destino ha disminuido su competitividad |
Necesidad de fortalecer la imagen del destino. |
|
3 |
Menor |
Mayor |
Efecto
normal derivado del aumento de la oferta de alojamiento |
Marketing y reforzamiento de los canales de distribución |
|
4 |
Menor |
Igual / Menor |
Efecto derivado de la presencia de destinos sustitutos
y/o deterioro de la imagen del destino |
Iniciar
la fase de reorientación y aplicar estrategias de reestructuración |
|
5 |
Mayor |
Igual / Mayor |
El destino ha fortalecido su competitividad |
Dar seguimiento a las
acciones que permitieron que aumente la
ocupación |
|
6 |
Mayor |
Menor |
Consecuencia esperada
de la redistribución de la demanda entre los cuartos que aún operan |
Vigilar que no disminuya el número de turistas |
Fuente: Adaptado de López Guevara (2011)
Continuando con los aportes relacionados con aspectos metodológicos del MCVDT, es posible
decir que varios
autores (Getz, 1992; Cooper,
1994; Agarwal, 1997; Priestley y Mundet, 1998; Johnston, 2001, entre otros) han señalado que el CVDT varía en función de la escala de análisis utilizada
y el segmento de mercado
analizado. Esto es importante, ya que en Butler (1980) no hay alusiones ni a la escala de análisis ni a la delimitación temporal
a utilizar. Respecto a esto último, Butler (2011) explica
que el modelo original no tenía
una escala de tiempo fija y que cuando el modelo fue propuesto se creía que algunos destinos
tardarían un siglo o más en atravesar
todas las etapas
del ciclo; hoy en día el consenso general marca que muchos destinos
receptores de turismo internacional están pasando por
el ciclo en algunas décadas como máximo, producto de los cambios
tecnológicos en transporte y comunicaciones, volviendo a los destinos
especialmente vulnerables a la obsolescencia.
En relación a la escala de análisis Priestly y Mundet (1998),
expresan que definirla correctamente es crucial, puesto que “(…) cada destino
es un mosaico de centros turísticos, que comprenden diferentes elementos
(hoteles, instalaciones, etc.), cada uno de los cuales exhibe un ciclo de vida
separado. Dependiendo de la escala tomada, cada uno puede estar en una etapa
diferente del ciclo” (p. 87, traducción propia).
De manera análoga, Moore y Whitehall (2005) indican que un mismo
destino puede recibir distintos segmentos de turistas y que cada uno de esos
segmentos puede poseer un ciclo de vida distinto del otro, de tal modo que el
CVDT resulta de la superposición de los ciclos de vida de los distintos segmentos de los visitantes del destino.
De esta manera, las iniciativas de rejuvenecimiento resultan,
en definitiva, en esfuerzos encaminados a rejuvenecer los ciclos de vida de los segmentos de
turistas que ya visitaban el destino, o bien
captar nuevos segmentos hasta entonces no explotados (Rodríguez González, 2015).
Por su parte, Butler (1980) afirmaba que el declive se debe a la superación de la capacidad de carga del
destino. Sin embargo, diversos autores han encontrado que cambios en las
condiciones micro o macroestructurales, podrían
llegar a favorecer o acortar el ciclo de vida del destino. Ejemplo de ello son la
erosión del medio ambiente local, la llegada de desastres naturales y/o
guerras, el desarrollo de destinos sustitutos, la mejora en los accesos hacia el
destino, la pérdida de calidad en la oferta turística o su desgaste producto de
la masificación, el aumento de la construcción de segundas residencias, la dependencia de un mercado emisor, el apoyo o la oposición de la
población local, entre otros (Knowles y Curtis 1999; Johnston, 2001; Soares y
Gandara, 2010). Con respecto a este último factor,
Diedrich y Garcia-Buardes (2009) después de analizar el caso de Belice, llegan
a la conclusión de que la percepción negativa de la población
residente hacia los impactos del turismo, puede
utilizarse como un indicador de declive.
Otras de las críticas que se le hacen a Butler (1980) tiene que
ver con la dificultad de diferenciar nítidamente las fases y con el hecho de que éstas sólo son evidenciables post-facto
(Haywood, 1986; Cooper y Jackson, 1989).
Johnston (2001), por su parte, en base a Priestley y Mundet
(1998) y a Russell y Faulkner (1998) agrega que existen eventos que en su
acumulación acaban causando cambios de fase en el ciclo de vida. Estos eventos
pueden ser de dos tipos. “Críticos”, o también llamados, “puntos de inflexión”;
su sola aparición trae aparejado un cambio de fase. Constituyen ejemplos de
esto en un destino turístico, la
inauguración de un aeropuerto, la confección de un plan estratégico de gestión turística, o el primer resort de
inversión extranjera que se instala
en un destino de sol y playa
de hasta entonces, exclusiva oferta local.
El segundo tipo de eventos incluye a aquellos de transición más difusa y que
sólo tienen el potencial de producir cambios de fase al acumularse.
Ambos tipos de eventos pueden
manifestarse en la forma de “adiciones”, “transformaciones” o “cesaciones”. Los ejemplos mencionados anteriormente –la inauguración de un aeropuerto o del primer
resort extranjero en un destino- constituyen muestras de adiciones. Las
alteraciones ocurren, por
ejemplo, cuando una tienda es reemplazada por otra, y las cesaciones cuando estas últimas dejan
de funcionar. Según
Johnston (2001), en las primeras fases de desarrollo de un destino,
lo más frecuente será encontrar
“adiciones”, mientras que, en las etapas de madurez, serán más frecuentes las transformaciones
o las cesaciones. A continuación, en la figura
N°3 se presenta el MCVDT
correspondiente a un destino
de resort, según
Johnston (2001).
Figura N°3: Modelo del CV de
un destino turístico de resorts según Johnston (2001)
Fuente: Johnston (2001)
Según Jonhston (2001)
el ciclo de vida de un destino
turístico atraviesa tres grandes fases: la era preturística,
la turística y la post-turística. La era preturística se constituye a partir de
las fases de exploración e involucramiento, la era turística se manifiesta en
las fases de desarrollo y madurez, término que
ahora incluye las fases de consolidación, estabilidad, estancamiento y post-estancamiento. De existir una fase
de rejuvenecimiento, la misma tendría lugar en la era turística. Por el
contrario, el declive del destino ya sea producto del aumento del turismo residencial o de otra multiplicidad de
factores, dará inicio a la era post-turística.
Como se aprecia, en el eje horizontal se sigue manteniendo la
variable tiempo, mientras que el vertical representa el número de unidades de alojamiento disponibles. La curva suave del MCVDT de Butler (1980)
es reemplazada por segmentos de línea rectos que tienen el objetivo
de ilustrar la relativa aceleración
o ralentización de la disponibilidad de alojamiento con respecto a etapas
previas o posteriores; no deben ser tomados de forma literal.
Hasta aquí llega – de forma resumida- el debate en cuanto al
MCVDT propuesto por Butler (1980).
Como conclusión preliminar, y en
concordancia con Valdés et al. (2017), queda claro que el núcleo medular de la
teoría no fue atacado. Oppermann
(1998) ya lo habría anticipado al decir que el MCVDT “(…) es probablemente el
único modelo en turismo que ha sido examinado
en muchos contextos diferentes con modificaciones sugeridas para
adaptarse a situaciones y circunstancias específicas” (p.180 citado en
Jonhston, 2001, traducción propia).
OTROS MODELOS DE EVOLUCIÓN TURÍSTICA
Además del ya nombrado MCVDT propuesto por Butler, existen otros
modelos que analizan el ciclo de vida de los espacios turísticos. Los más
conocidos son el de Miossec (1977) y el de Chadefaud (1987).
El modelo de Miossec tiene principal aplicación en destinos
turísticos de desarrollo espontáneo
(Álvarez Alonso, 2004). El autor divide la evolución turística de un territorio
en 4 fases (preturística, pionera, desarrollo y saturación) argumentando que el desarrollo turístico avanza
hasta la fase de saturación, momento en el cual, los impactos socioambientales
y económicos comienzan a frenar el desarrollo de la actividad. Considera que si
se ejecuta un efectivo paquete de acciones desde el sector público o público-privado,
el sistema turístico en cuestión
podrá ingresar en una quinta fase de meseta,
caracterizada por el
mantenimiento del dinamismo turístico (Rodríguez Jiménez, 2016).
Por su parte, Chadefaud (1987),
considera que la evolución de los espacios turísticos se da en base a tres
etapas y tres variables, siendo éstas últimas:
el mito, la oferta y el espacio. El mito, que bien podría entenderse
como la imagen del destino, no es
otra cosa que la manera en que los posibles turistas, perciben el mismo. Si el
mito fue construido de forma eficaz, tendrá la capacidad de atraer turistas al
destino. La oferta hace referencia a la totalidad de actividades y servicios
que ofrece el destino y el espacio al destino en sí (Rodríguez Jiménez, 2016; Álvarez Alonso, 2004).
Según Chadefaud (1987), son tres las fases de evolución de los
territorios turísticos: creación, madurez y obsolescencia. La fase de creación
es la de aparición de los primeros servicios fundamentales y de soporte
turísticos para la captación de la
hasta entonces, baja demanda. A partir de la fase de madurez la oferta turística se complejiza hasta alcanzar la
etapa de obsolescencia, donde comienza el declive de ésta a partir de que las
necesidades de la demandan cambian y
la vieja oferta ya no puede satisfacerlas, a menos que se construya un nuevo
mito o un mito emergente que permita mantener vivo el interés de la demanda (Vera Rebollo, 1997).
En primer lugar, luego
de la revisión de la literatura, sorprende el nivel de similitud entre los modelos. Varían en el número de fases,
pero todos coinciden en que en principio el destino recibe pocos visitantes y
posee escaso desarrollo, luego ambos aumentan, hasta alcanzar un punto máximo a
partir del cual se vuelve necesaria la reestructuración para evitar el declive. Inclusive, si se analiza el turismo como un cluster
como lo hacen Naranjo et. al (2018),
las fases son similares (gestación, emergencia, expansión y maduración).
En segundo lugar, debe recordarse que se está trabajando
con modelos y que cómo expresa Butler
(2006) “el propósito general de un modelo es
proporcionar una versión simplificada de la realidad para que se pueda
tener algún sentido de la gran cantidad de detalles y casos únicos que existen
en el mundo real” (p. 281,
traducción propia). Dada la complejidad de la actividad turística, siempre
existirán destinos que no coincidan con el MCVDT o sus adaptaciones, pero no
por ello deja de constituir una guía importante para comprender los estadios
que puede atravesar un destino y orientar el proceso
de toma de decisiones para los actores
locales.
En tercer lugar, tal y como lo adelantaran Valdés et al. (2017)
queda demostrada la vigencia del modelo al no encontrarse elementos teóricos
superadores.
En
cuarto lugar, se destaca la conveniencia de adoptar el MCVDT y complementarlo
con análisis adicionales que apunten a evaluar la sustentabilidad del destino
en el caso de la gestión de políticas públicas.
En quinto lugar, es muy posible que existan más indicadores que
se puedan utilizar para analizar, comprobar o complementar los estudios de
ciclo de vida que aún no han sido explorados, tal y como lo hicieron Diedrich y
García Buardes (2009) con la relación fase de declive y posición de la
población residente frente a la actividad turística. Queda abierta la puerta
para continuar investigando.
NOTA AL PIE
(1) Estudiante avanzado de Licenciatura en Turismo en la Universidad Nacional
del Centro de la provincia de Buenos Aires. Actualmente realizando su tesis en
la temática del trabajo.
Correo electrónico: valeria.diez.mayoral@gmail.com
(2)Los términos
“Alocéntricos”, “Mediocéntricos” y “Psicocéntricos” constituyen un modo de
clasificar a los turistas según Plog (1974). “Alocéntricos” son aquellos
viajeros que disfrutan de visitar lugares exóticos, poco explorados y tienen
una aversión al riesgo menor que los psicocéntricos, quienes optan por destinos
más masivos y consolidados, hallándose en una posición intermedia los
“mediocéntricos”
(3)La fase de
reorientación es una fase introducida por Agarwal (2006). Se la explica en la
siguiente página. Tiene lugar luego de la fase de estancamiento o declive
propuestas por Butler (1980)
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Recibido: 20/11/2018 | Aceptado: 14/03/2019 |